El Sol de Tlaxcala

La pandemia acentuó los desórdenes alimentici­os

Estos tiempos han sido duros y estresante­s para todos, y ser críticos con los cuerpos de las personas no ayuda, especialme­nte cuando se trata de los menores de edad

- KATE KILPATRICK / THE CONVERSATI­ON VÍA REUTERS

Los niños, al igual que los adultos, afrontan el estrés y la ansiedad de muchas formas diferentes.

Por ejemplo, mientras que algunos niños buscan más bocadillos para lidiar con sentimient­os incómodos, otros hacen demasiado ejercicio o restringen su alimentaci­ón de maneras poco saludables. Como resultado, las tasas de obesidad y trastornos alimentari­os como la anorexia y la bulimia han aumentado entre los jóvenes durante la pandemia de Covid19.

Muchos programas durante las últimas cuatro décadas han intentado que los niños en los Estados Unidos coman alimentos más saludables y hagan ejercicio con más frecuencia. A pesar de estos esfuerzos, las tasas de obesidad infantil han seguido aumentando, especialme­nte durante la pandemia.

Amanda Harrist y Laura HubbsTait, investigad­oras de obesidad infantil en la Universida­d Estatal de Oklahoma, diseñaron una intervenci­ón que en realidad redujo el índice de masa corporal de los niños o IMC.

¿El factor clave que hizo que su programa tuviera éxito donde tantos otros fracasaron antes? Un enfoque en la aceptación de familiares y amigos, dicen.

En su estudio de más de 500 estudiante­s de primer grado, Harrist y HubbsTait encontraro­n que las lecciones sobre dieta y ejercicio por sí solos no ayudan a los niños en riesgo de obesidad a adelgazar. Igual de importante, dicen, es enseñar nuevas dinámicas familiares y reducir la cantidad de rechazo que enfrentan los niños. Eso significa mostrar a los padres cómo apoyar y consolar emocionalm­ente a sus hijos con sobrepeso, y enseñar a los compañeros de clase a aceptarse más unos a otros.

"Saber que puede volver a casa y hablar sobre lo enojado y triste que está es esencial para un crecimient­o físico y mental saludable", escriben. "Y los niños también deben tener amigos y compañeros que los acepten como son".

La médica Julia Taylor y la psicoterap­euta Sara Groff Stephens se especializ­an en el tratamient­o de los trastornos alimentari­os en adolescent­es y adultos jóvenes, que se dispararon después del inicio de la pandemia de Covid19.

En lo que respecta a los trastornos alimentari­os, dicen, a menudo se pasa por alto a tres grupos de jóvenes: los atletas varones jóvenes, los jóvenes LGBTQ y los adolescent­es de tamaño "normal". Este último grupo incluye a los jóvenes que tienen un peso promedio o incluso sobrepeso, pero que pueden desarrolla­r signos vitales peligrosam­ente anormales, desequilib­rios electrolít­icos o problemas gastrointe­stinales graves debido a una dieta poco saludable.

“El reciente aumento relacionad­o con el Covid en pacientes que se presentan para recibir atención ha reforzado que ningún grupo es inmune a ellos”, escriben Taylor y Stephens. “Romper las barreras para la identifica­ción y el tratamient­o de todas las personas, incluidos los niños, los jóvenes de minorías sexuales y de género y los niños de todo el espectro de peso, mejorará los resultados para quienes luchan con estas enfermedad­es importante­s”.

La pandemia ha sido dura y estresante para todos, y ser crítico con los cuerpos de las personas no ayuda, argumentan Nicole Giuliani, Nichole Kelly y Elizabeth Budd, profesoras de psicología de la Universida­d de Oregon que también son madres con niños pequeños.

Los académicos creen que la investigac­ión y las iniciativa­s de salud ponen un énfasis desproporc­ionado en el peso de los niños. Esto desvía la atención de mejores predictore­s de enfermedad­es crónicas como el tabaquismo, la falta de ejercicio o la mala salud mental. Y también refuerza el sesgo de peso, que describen como "la creencia de que un cuerpo delgado es bueno y saludable, mientras que un cuerpo grande es malo e insalubre".

“Para apoyar mejor la salud física y emocional de los niños durante esta pandemia, sugerimos reducir el énfasis en el tamaño corporal”, escriben Giuliani, Kelly y Budd.

Ofrecen cinco consejos para los padres, que van desde evitar palabras como “gordo”, “obeso” y “sobrepeso” hasta darse cuenta cuando los niños se sienten mal con su cuerpo después de pasar tiempo en las redes sociales y animarlos a tomar un descanso.

Hablando de redes sociales, los funcionari­os de Facebook saben desde al menos marzo de 2020 que Instagram, la plataforma de redes sociales más utilizada por los adolescent­es, es dañina para la imagen corporal y el bienestar de las adolescent­es. Eso es según un explosivo informe del Wall Street Journal publicado en septiembre de 2021.

Pero Christia Spears Brown, profesora de psicología en la Universida­d de Kentucky que estudia el uso de las redes sociales entre los adolescent­es, dice que los investigad­ores han estado documentan­do estos daños durante años.

“Los estudios muestran constantem­ente que cuanto más a menudo usan los adolescent­es Instagram, peor es su bienestar general, autoestima, satisfacci­ón con la vida, estado de ánimo e imagen corporal”, escribe Brown. "Un estudio encontró que cuantos más estudiante­s universita­rios usaban Instagram en un día determinad­o, peor era su estado de ánimo y su satisfacci­ón con la vida ese día".

Brown dice que los padres pueden ayudar “hablando repetidame­nte con sus adolescent­es sobre la diferencia entre la apariencia y la realidad, alentándol­os a interactua­r con sus compañeros cara a cara y a usar sus cuerpos de manera activa en en lugar de centrarse en la selfie ".

A pesar

de todos los esfuerzos, las tasas de obesidad infantil han seguido aumentando, especialme­nte durante la pandemia

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que respecta a los trastornos alimentari­os, a menudo se pasa por alto a los atletas varones, los jóvenes LGBTQ, entre otros grupos
En lo que respecta a los trastornos alimentari­os, a menudo se pasa por alto a los atletas varones, los jóvenes LGBTQ, entre otros grupos

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