Morelos: la conciencia de la soberanía
estirpe de generosos, humildes y grandiosos humanistas pertenecieron, entre otros, Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, Mariano Matamoros, Nicolás Bravo, Ignacio Allende, Vicente Guerrero, Hermenegildo Galeana, Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario, y muchos más. Todos ellos, surgidos de la raíz popular, desarrollaron el trabajo reservado a los mejores hijos de su tiempo: proteger la dignidad y la soberanía de su patria.
Ese fue el camino –matriz de la libertad por el que transitó nuestro pueblo cuando hizo suya la conciencia de su derecho a sentirse libre, a ser libre, sin dejar de ponderar los rasgos, las frustraciones, los sacrificios y el valor de su vida.
La Guerra de Independencia no solo giró en torno a los hechos violentos que requería la separación de la monarquía española y la construcción de una nación libre. Aparecía en primer lugar la formación de una mentalidad propia que había madurado de su identidad y su conciencia humana con la convicción social de que en el porvenir de esta nación libre no habría ni humillados, ni despreciados, ni perseguidos. Dejarían de existir la esclavitud y la dependencia de un gobierno ajeno. Había nacido la conciencia de la soberanía.
Ese era el compromiso vital y la decisión de los insurgentes. Los esclavos y mestizos provenientes de las comunidades indígenas, y los criollos discriminados y víctimas del desprecio de sus mayores, habían resuelto que serían ellos los únicos dueños y responsables de su destino.
Entraba en ebullición una identidad opuesta a la de los conquistadores. No olvidemos que, según las leyendas de los pueblos antiguos, la aparición de los dioses, los sabios y los héroes en este mundo procedía de una sola estirpe, la del más alto nivel de la jerarquía divina.
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