Tres pies al gato
El otro día, me comentó un amigo, de manera coloquial, que tenía una propuesta para modificar la letra del himno nacional y que de ahora en adelante dijera: “un árbitro en cada hijo te dio”.
Dígame usted si no, estimado lector del Diario de los Deportistas, se ha creado una parafernalia en derredor del trabajo que realizan los hombres de negro y ahora, todos saben de arbitraje, son expertos en reglas de juego (aunque jamás las hayan leído) y se habla más de los colegiados que de futbol.
Esto viene a cuenta porque en el partido de ida de la gran final, celebrado el pasado jueves en León, Guanajuato, ocurrió una jugada que, inexplicablemente, dio mucho de qué hablar.
Se trató del gol de la quiniela, anotado por el Atlas, que se originó de un saque de banda. Repentinamente a “alguien” se le ocurrió afirmar que: “en virtud de que el futbolista que ejecutó el saque de manos había, no solamente pisado la línea de banda; sino que, metió en el terreno de juego la punta de su zapato, el gol debería haber sido invalidado”, cuestión que es falsa.
Así, muchos comentaristas, analistas de prestigio y hasta “expertos” arbitrales se fueron con la finta y afirman que la regla había sido vulnerada porque el jugador en cuestión había metido el pie. Incluso hubo quien exigía la intervención del VAR, ignorando que las reanudaciones de juego (a excepción del penal) no pueden ser revisadas por la tecnología.
Las redes estallaron, lo que sirvió para desenmascarar a los impostores y saber quién conoce la regla de juego y quién no; toda vez que, es legal que el ejecutor esté pisando la línea, aunque sea parcialmente, con uno o ambos pies. Si mete todo el pie y deja de hacer contacto con la línea, es un mal saque.
Lo más grave de la situación es que no se trata de una innovación o cambio a la regla, durante lustros se ha aplicado de la misma manera, con la diferencia de que, ahora, todos quieren arbitrar desde su trinchera.
En mi opinión, el trabajo realizado por Luis Enrique Santander rayó en la excelencia; sin embargo, el arbitraje se inventó para que los que no saben puedan comentar. Lo que está de moda es convertirse en un buscador de yerros del juez, buscándole... tres pies al gato.