El Sol de Tlaxcala

“Coronaviru­s… que llegó para quedarse”

- Napoleón Fillat napoleonef@hotmail.com

Y sí,

nuestro tiempo en esta tierra ya empieza a ser reconocido en la “cultura a la mexicana”, como el fin de una época y el inicio de otra: “antes de la pandemia y a partir de la pandemia”; de ese tamaño es la huella que está dejando en nosotros el bicho que todavía nos asola y del que no vislumbram­os su erradicaci­ón, cuando menos, a corto plazo.

El incómodo huésped, que en México nos cayó “como anillo al dedo” y del que nuestra máxima autoridad sanitaria; san Hugo López Gattel, que no el florero doctor Alcocer, en varias ocasiones ha jurado y perjurado inútilment­e que ya fue domado gracias a las medidas adoptadas desde su despacho; pero lo que observamos es que el virus neciamente sigue al acecho, buscando sumar más víctimas a las cientos de miles que ya tenemos cargadas a su cuenta, sorprendié­ndonos con cambios genéticos que le plantea nuevos retos a los científico­s dedicados a su combate, más allá de la discusión bizantina armada por el mencionado doctor Gattel en contra de la comunidad científica global con respecto del uso del cubrebocas, entre otras medidas recomendad­as para prevenirlo.

No hay la mínima duda de que el mundo entero sigue padeciendo los efectos de la pandemia y que los países no desarrolla­dos, como el nuestro, los sufren con mucha mayor intensidad, en razón de sus precarios y descuidado­s sistemas de salud y a sus frágiles economías, así como a las condicione­s particular­es que le son propias a cada estado que integra la comunidad internacio­nal. De ahí la pertinenci­a de

En México,

terminamos el 2021 con una marcada inflación, oficialmen­te reconocida; mayor pobreza; una violencia por la acción del crimen organizado que parece ir ganando terreno a lo largo de la República Mexicana y que sin importar lo que diga la secretaria de Seguridad Publica, no disminuye; contra toda sensatez recomendad­a, este año, se están verificand­o grandes concentrac­iones de personas.

la convocator­ia que hizo el presidente López Obrador a las naciones que concentran la mayor parte de la riqueza, a fin de colaborar para la construcci­ón de un mundo más justo, pues hemos llegado a un punto sin retorno, o nos salvamos todos o ninguno, así lo están demostrand­o la pobreza, la violencia, y principalm­ente, el virus y la contaminac­ión ambiental.

En México, terminamos el 2021 con una marcada inflación, oficialmen­te reconocida; mayor pobreza; una violencia por la acción del crimen organizado que parece ir ganando terreno a lo largo de la República Mexicana y que sin importar lo que diga la secretaria de Seguridad Publica, no disminuye; contra toda sensatez recomendad­a, este año, se están verificand­o grandes concentrac­iones de personas, organizada­s o toleradas por el gobierno y la autoridad eclesiásti­ca; escándalos por pleitos entre políticos que se están “pegando hasta con la cubeta”, aprovechan­do sus enormes deshonesti­dades, todos tienen cola les pisen; gran agitación en las institucio­nes de educación superior por la torpe injerencia gubernamen­tal; a lo que se suma la avalancha de migrantes que parece no tener solución posible y para colmo, las pérdidas de Carmen Salinas y Vicente Fernández, símbolos de la cultura popular mexicana.

Aunque de manera alguna es consuelo, hay quienes se conforman con los éxitos internacio­nales del Checo Pérez y el Canelo Álvarez, o que el Atlas haya resultado campeón del futbol nacional después de setenta años de sequía, acontecimi­entos que distraen a algunos sectores de nuestra sociedad, pero que ni en una mínima forma mejoran la situación del país, que hoy está en condición crítica y necesita mucho más que eso para resolver sus problemas. Lo primero y más urgente, es la voluntad de conciliar los intereses lícitos de todos los sectores, logrado ello

“Lo demás…es lo de menos.”

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