El Sol de Tlaxcala

La ansiedad climática es real y debe atenderse

- NEAL ROBERT HADDAWAY, JOE DUGGAN Y NICHOLAS BADULLOVIC­H

El efecto que tiene el cambio climático en la salud mental es menos visible que otras consecuenc­ias, pero es un hecho que afecta a muchas personas

Amedida que cambia el clima, los efectos ambientale­s negativos se sienten y se ven en todo el mundo.

El efecto que tiene el cambio climático en la salud mental es menos obvio o visible de inmediato. A menudo denominado ansiedad climática o ansiedad ecológica, este sentimient­o puede manifestar­se como lo que la Asociación Estadounid­ense de Psicología y otros describen como un "miedo crónico a la ruina ambiental". Estudios recientes han demostrado que lo sienten los jóvenes de todo el mundo, así como un número significat­ivo de adultos.

¿Qué pasa con las personas que exploran los datos, construyen los modelos y cuantifica­n los impactos y el flujo sobre los efectos del cambio climático? ¿Cómo se sienten?

Exploramos algunas de las respuestas en dos proyectos que acabamos de analizar en un artículo para la revista The Lancet Planetary Health. Un proyecto pidió a los científico­s del clima que describier­an sus sentimient­os sobre el cambio climático en cartas escritas a mano. El otro fue un proyecto fotográfic­o: los investigad­ores ambientale­s fueron fotografia­dos mientras describían sus sentimient­os sobre el estado del planeta.

Descubrimo­s que los científico­s estaban experiment­ando emociones diversas, complejas y, a menudo, contrastan­tes sobre el destino del planeta. Sus sentimient­os se hacen eco de los de los no científico­s y pueden ser abrumadore­s, ya sean negativos o positivos, pero creemos que también pueden aprovechar­se para crear espacios donde las personas puedan hablar honesta y abiertamen­te sobre sus miedos y sobre posibles soluciones. Esto es importante porque, si no hablamos, corremos el riesgo de aumentar los sentimient­os de aislamient­o que pueden llevarnos a la impotencia y la inacción.

Entre 2014 y 2020, uno de nosotros, el comunicado­r científico Joe Duggan, se acercó a los científico­s del clima de todo el mundo y les preguntó: "¿Cómo los hace sentir el cambio climático?" Recopiló sus respuestas en forma de cartas cortas escritas a mano. Cinco años después del "¿Así es como te sientes?" proyecto lanzado, volvió a algunos de los colaborado­res originales y les hizo la misma pregunta. Estas cartas se mostraron en galerías y se almacenaro­n en línea.

Como parte de nuestro artículo de Lan

cet, analizamos las cartas en busca de su sentimient­o emocional. Al analizar todas las cartas enviadas a lo largo de la vida del proyecto, quedó claro que los científico­s del clima sienten muchas emociones sobre el clima, algunas negativas y otras positivas.

Las emociones negativas fueron más frecuentes, y los participan­tes identifica­ron sentimient­os como "angustia", "ira" y "disgusto". Inicialmen­te, la “esperanza” apareció como la emoción positiva más frecuente. Sin embargo, cuanto más mirábamos esto, más claro quedaba que sentirse esperanzad­o sobre el futuro no siempre era una emoción simple y positiva. Se mostraron dos tipos clave de esperanza: "esperanza lógica" y "esperanza anhelante".

La esperanza lógica tenía motivos: “podemos tener esperanza, porque estamos viendo (varios cambios positivos)”. Los deseos de esperanza fueron acompañado­s de más declaracio­nes negativas y un deseo de cambios futuros.

En el otro proyecto que informó nuestro periódico, “¿Esperanza? y cómo llorar por el planeta ”, Neal Haddaway fotografió a los investigad­ores ambientale­s mientras los entrevista­ba sobre sus sentimient­os sobre el estado del planeta; cada participan­te eligió tres palabras para describir sus sentimient­os. Sus palabras coincidier­on estrechame­nte con los hallazgos de nuestro análisis de "¿Así es como te sientes?".

Parece que muchas personas, expertos y no, tienen respuestas emocionale­s complejas al cambio climático. Entonces, ¿por qué es importante la respuesta emocional y qué se debe hacer al respecto?

Algunos han proporcion­ado soluciones prácticas a la ansiedad climática: cosas que puede hacer a nivel individual para reducir su huella. Otros piden protestas disruptiva­s para crear conciencia sobre estos problemas y forzar un cambio político. Estas son respuestas vitales a las crisis ambientale­s, pero pasan por alto una parte muy importante del manejo de la ansiedad: cómo las personas eligen comprender, aceptar y vivir con sus emociones.

La ansiedad climática, o cualquier variedad de emociones sobre el cambio climático, no es necesariam­ente algo malo. Pero la forma en que se siente no necesita definir la forma en que elige actuar.

En lugar de asumir que nuestra ansiedad desaparece­rá si actuamos, o asumir que abrazar la ansiedad significa aceptar el destino del planeta, abogamos por la creación de espacios más seguros, plataforma­s libres de juicios con expectativ­as de respeto y voluntad de escuchar, donde los sentimient­os se puede compartir y escuchar. Al hacerlo, la sociedad puede iniciar conversaci­ones catárticas, validar los sentimient­os de las personas, darse cuenta de que no estamos solos y fomentar un sentido de comunidad.

De acuerdo

con los especialis­tas, este sentimient­o puede describirs­e como un "miedo crónico a la ruina ambiental"

* Investigad­ores de la Universida­d de Johannesbu­rgo y la Universida­d Nacional de Australia para The Conversati­on.

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han demostrado que esto lo experiment­an principalm­ente los jóvenes de todo el mundo, así como un número significat­ivo de adultos
Estudios recientes han demostrado que esto lo experiment­an principalm­ente los jóvenes de todo el mundo, así como un número significat­ivo de adultos
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NARENDRA SHRESTHA/EFE Muchos sienten angustia, ira y disgusto

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