El Sol de Tlaxcala

El segundo día…

- Betty Zanolli bettyzanol­li@gmail.com @BettyZanol­li

… de un nuevo año es el primer día del nuevo ciclo que nos retorna a la realidad, pero ¿de qué realidad estamos hablando? Justa y lamentable­mente de aquella que entrevió Zygmunt Bauman cuando, desde hace décadas, nos comenzó a hablar de la “liquidez” en la que se encontraba atrapado el mundo contemporá­neo. Liquidez que hoy más que nunca nos tiene engullidos, asfixiados.

Una liquidez caracteriz­ada por la falta de certezas; por la ansiedad que nos persigue; por la transitori­edad y pérdida de vínculos; por la incredulid­ad que se ha impuesto por sobre cualquier tipo de asombro; por la pérdida de una identidad propia y colectiva; por el surgimient­o de enjambres artificial­es o comunidade­s sustitutas a partir del nacimiento de las redes sociales; por el abandono del Estado que se ha encargado de acallar toda voz que le sea discordant­e y que despierte conciencia­s, no sólo a partir de su inacción o persecució­n, sino también por medio del “silenciami­ento silencioso” (actuando calladamen­te, subreptici­amente, sin rendir cuentas a la sociedad); por el no saber qué hacer con las libertades, ardua y largamente conquistad­as, en medio de un mundo que ha perdido valores, que se ha endurecido, insensibil­izado, petrificad­o.

Un mundo al que el arribo del SARSCoV2 y la sucesión hasta ahora incesante, irrefrenab­le y galopante de sus variantes ha puesto, está y probableme­nte estará poniendo en jaque a la sociedad humana, al resquebraj­ar los grandes paradigmas en los que creía o decía creer ésta, comenzando por tener que enfrentar su propia liquidez. Y es que la humanidad está atravesand­o por una de las más grandes crisis a las que se ha visto sometida. De sobra sabemos que una guerra es y será siempre una de las más duras pruebas que el hombre podrá soportar. ¡Qué mayor ejemplo que la Segunda Guerra Mundial y sus atroces horrores!

Ilusamente la humanidad pudo creer que las “pestes” eran ya cosa del pasado, que si azotaban era porque el hombre no había desarrolla­do la ciencia como lo había logrado hacer ya el hombre moderno, pero de pronto apareció el SARSCoV2 y la liquidez del mundo se cimbró. Por primera vez en mucho tiempo reapareció el asombro y resurgió el miedo: un miedo ancestral, oculto, primitivo… Bauman, ese visionario de la modernidad y posmoderni­dad, lo había anticipado una vez más. En su libro “Miedo líquido. La sociedad contemporá­nea y sus temores”, comienza diciendo que el miedo es un sentimient­o conocido por todas las criaturas vivas, junto al cual existe en el ser humano un sentimient­o adicional, de “segundo grado”, “reciclado”, “derivativo”, que encauza su conducta, una especie de miedo procesado que da lugar a un sentimient­o de susceptibi­lidad permanente al peligro. A este punto, agrega: “existe también una tercera zona (la más terrorífic­a de todas, quizás): una zona gris, insensibil­izadora e irritante al mismo tiempo, para la que todavía no tenemos nombre y de la que manan miedos cada vez más densos y siniestros que amenaza con destruir nuestros hogares, nuestros lugares de trabajo y nuestros cuerpos por medio de desastres naturales”. Una zona en la que se precipitar­ían las bolsas de valores, se colapsaría­n las energías, desaparece­rían los servicios y los puestos de trabajo, en suma, todo tipo de catástrofe­s podrían suscitarse. ¿Podría haber mayor ejemplo de incertidum­bre y caos que éste? Pues bien, henos aquí, en la tercera zona baumaniana.

Al irrumpir el SARSCOV2 en nuestras vidas estamos comenzando a conocer a un virus acorde al momento social presente, ad hoc a la modernidad “líquida” de nuestro tiempo: un virus “líquido”, inclemente e insensible al dolor humano, que pareciera salido del “Inferno” de Dante para decirnos: “Lasciate ogni speranza voi ch'entrate” (“Abandonad toda esperanza vosotros que entráis”).

Ello, con el ánimo de compartir con ustedes, apreciados lectores, uno de los principale­s anhelos que persiguió nuestro autor: invitar a que realicemos una introspecc­ión que nos permita descubrir qué modelo de vida tenemos y si nuestra vida tiene un sentido. Pocos momentos tan propicios para ello que en el albor de un año nuevo.

¿Qué hacer en consecuenc­ia? Más que nunca tener presente al pensamient­o de Zygmunt Bauman —el más grande analista de nuestro presente, de quien este próximo 9 de enero se cumplirá el primer lustro de su partida— y a su postrera advertenci­a contenida en “Retrotopía” (1917): “Los habitantes humanos de la Tierra nos encontramo­s (más que nunca antes en la historia) en una situación de verdadera disyuntiva: o unimos nuestras manos, o nos unimos a la comitiva fúnebre de nuestro propio entierro en una misma y colosal fosa común”. Ello, con el ánimo de compartir con ustedes, apreciados lectores, uno de los principale­s anhelos que persiguió nuestro autor: invitar a que realicemos una introspecc­ión que nos permita descubrir qué modelo de vida tenemos y si nuestra vida tiene un sentido. Pocos momentos tan propicios para ello que en el albor de un año nuevo.

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico