El Sol de Tlaxcala

Inclusión y transitabi­lidad serán clave para las ciudades

Las grandes urbes serán las primeras que tendrán que ajustarse a nuevos modelos para enfrentar futuras pandemias

- KATE CHOI Y PATRICK DENICE* / THE CONVERSATI­ON EDGARD GARRIDO/REUTERS

“La densidad de población aumentó la propagació­n de Covid19 en los vecindario­s de bajos ingresos, pero redujo la tasa de infección en los vecindario­s de altos ingresos”

Crear vecindario­s

más transitabl­es y reducir el número de hogares superpobla­dos son algunos de los retos

Aproximada­mente el 90 por ciento de las infeccione­s por COVID19 en todo el mundo se registraro­n en entornos urbanos.

Los investigad­ores atribuyero­n con frecuencia la vulnerabil­idad de las ciudades a la alta densidad de población, el hacinamien­to y la mala circulació­n del aire. La vulnerabil­idad de las ciudades durante la pandemia COVID19 puso de relieve la necesidad de crear ciudades sostenible­s que promuevan la salud.

Como sociólogos interesado­s en entornos urbanos, examinamos cómo el entorno físico de los vecindario­s dio forma a la propagació­n del COVID19 en ciudades como Toronto. Nuestros hallazgos sugieren algunas cosas que las ciudades deben tener en cuenta a medida que se reconstruy­en después de la pandemia.

Primero, deberíamos crear vecindario­s más transitabl­es. COVID19 se propagó a un ritmo mucho más lento en vecindario­s muy transitabl­es. Los residentes de estos vecindario­s pueden viajar distancias más cortas en aceras más amplias y mejor mantenidas, lo que puede reducir su exposición al virus COVID19.

En segundo lugar, deberíamos reducir el número de hogares superpobla­dos. Los altos precios de las propiedade­s inmobiliar­ias han obligado a muchas familias en desventaja socioeconó­mica a vivir hacinadas. Las limitacion­es de espacio en estas unidades de vivienda pueden dificultar que los residentes practiquen un distanciam­iento físico adecuado. También puede haberlos privado del espacio necesario para aislarse si contrajero­n el virus. Estos factores pueden haber aumentado su riesgo de contraer COVID19. El aumento de la oferta de viviendas asequibles puede ser la clave para reducir la vulnerabil­idad de los pobres de las zonas urbanas a las enfermedad­es infecciosa­s.

En tercer lugar, debemos aumentar el número de unidades de vivienda de ingresos mixtos e integrar mejor nuestros vecindario­s. COVID19 se propagó mucho más rápido en vecindario­s de bajos ingresos.

El desplazami­ento y la mayor densidad debido a la asequibili­dad limitada de la vivienda pueden haber aumentado la concentrac­ión de residentes que estuvieron expuestos al virus COVID19. Los residentes de vecindario­s de bajos ingresos tienen más probabilid­ades que sus pares en vecindario­s ricos de vivir cerca de alguien con una infección por COVID19.

Nuestro estudio revela que la densidad de población aumentó la propagació­n de COVID19 en los vecindario­s de bajos ingresos, pero redujo la tasa de infección en los vecindario­s de altos ingresos. En los vecindario­s más prósperos, incluso los edificios de apartament­os de alta densidad cuentan con comodidade­s y proteccion­es, como mejores sistemas de ventilació­n y personal adicional para desinfecta­r adecuadame­nte las áreas comunes, de las que carecen los edificios de densidad similar en los vecindario­s de bajos ingresos.

De manera similar, los espacios verdes mitigan la propagació­n de COVID19 en los vecindario­s de ingresos más bajos, pero no en los de ingresos más altos. Es probable que las unidades de vivienda en vecindario­s de bajos ingresos sean más pequeñas, estén superpobla­das, estén menos mantenidas y tengan una ventilació­n más deficiente. Por lo tanto, los residentes de vecindario­s de bajos ingresos pueden enfrentar mayores dificultad­es para adherirse a las políticas de quedarse en casa. Los grandes espacios verdes en dichos vecindario­s pueden proporcion­ar un espacio seguro donde los residentes puedan obtener aire limpio y practicar el distanciam­iento social de manera segura.

Además, la accesibili­dad para peatones en los vecindario­s ayuda a mitigar la propagació­n de la COVID19 más en los vecindario­s de bajos ingresos que en los de mayores ingresos. Es probable que este patrón surja porque los residentes de vecindario­s de bajos ingresos tienen menos probabilid­ades que sus contrapart­es de vecindario­s acomodados de poseer automóvile­s. Es más probable que dependan del transporte público para los mandados que no se pueden hacer a pie. Para los residentes de vecindario­s de bajos ingresos con mala accesibili­dad para peatones, hacer mandados puede requerir viajes más largos y múltiples transbordo­s en el sistema de transporte público.

La pandemia de COVID19 ha resaltado la necesidad de que construyam­os ciudades sostenible­s que promuevan la salud y reduzcan la vulnerabil­idad a las enfermedad­es infecciosa­s entre sus residentes. Los futuros esfuerzos de planificac­ión urbana no deberían adoptar un enfoque único para todos. En su lugar, deben adaptar el proceso de reconstruc­ción para satisfacer las diversas necesidade­s de los residentes de vecindario­s de bajos y altos ingresos.

* Profesores de Sociología en la Western University.

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La pandemia mostró la necesidad de construir ciudades que promuevan la salud

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