El Sol de Tlaxcala

¡Entre los fríos de enero y el “tutifruti” social!

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Enero de cierzos

y heladas. De pronóstico­s climáticos en el paso de los días. De noche de reyes que ya paso y de “colindanci­a” con el “dos de la candelaria”. Se antojan ya los tamalitos, el chocolate o atole de maíz cacahuazin­tle, para que celebremos “el vestir” de la figura sagrada. El dos de febrero siempre será para nuestras tradicione­s motivo de comilona muy mexicana, que por ahora y dado el Ómicron que nos acecha, será de acotadas reuniones. Enerofebre­ro, arranque de una etapa amenazada por la malignidad que agrede a mayores, menores y “repetidore­s”. De letalidad disminuida. Año marcado por el desastre sanitario como los dos anteriores, pero que, con nuestra actitud, debemos revirarlo “a nuestro favor”. Arranque precario, sin recursos para munícipes de Tlaxcala, que contrario a lo que imaginaron, miran limitado su presupuest­o y que, a falta de imaginació­n, ensayan a veces equívocos y ditirambos. Intenso frío que castañea la dentadura.

Aunque de ser ciertos los pronóstico­s calendáric­os que nuestros padres campesinos llaman cabañuelas, será año lluvioso, que con trabajo y dedicación tal vez sea de buenas cosechas. Ahora es más caro producir que lo que se levanta. Enero… Antecedido por noviembre y diciembre, con una escalada de precios sin precedente, en que el costo de la vida se ha ido a la estratosfe­ra. Sobre todo, frutas, cereales, medicament­os, pan, tortillas y básicos. Con raquíticos bolsillos nos estamos enfrentand­o a la adversidad económica en donde solo los mayoristas acaparador­es y abarrotero­s de lo enorme salen ganancioso­s. Es cierto, los insumos se han encarecido, pero comprobado está que si usted “le busca” va a encontrar que algunos tienen buenos precios y otros abusivos, el triple. Enero, que no tiene quien frene la horrorosa especulaci­ón. En donde se mantiene la vieja costumbre de los tianguista­s dominicale­s de Chiautempa­n de que hay que dar más “caro”, porque los “santaneros” tienen más. Uso que surgió de cuando la bonanza textilera de esta región era tal, que éramos un emporio y aunque se acabó con el tratado de libre comercio, pero no esa práctica. El especulado­r de la “plaza” siempre seguirá practicand­o aquello de “o bien vendido o bien podrido”. Según acostumbra­n esa especie de “vividores” que fluctúan especulati­va

Con raquíticos bolsillos nos estamos enfrentand­o a la adversidad económica en donde solo los mayoristas acaparador­es y abarrotero­s de lo enorme salen ganancioso­s.

mente entre quienes producen y quienes consumen. Enero, en donde aparecen dos medicament­os planetario­s, que seguirán apretando las fortunas de las transnacio­nales, para tratar desde casa a la Covid sin necesidad de hospitaliz­ación. Enero de un Citigroup Banamex que anuncia su salida del país, vendiendo sus activos, cargando de salida sus “maletotas” presentes y futuras repletas por la enorme tajada del salvamento bancario. Portando entre sus haberes bienes patrimonia­les del arte mexicano que debieran quedar en el patrimonio de la nación. Esto y más… Enero… Preámbulo para un dos de la candelaria, con tamalitos, unos de carne de cabeza de puerco, otros de rajas rojas y otros más de queso ranchero con epazote. Pero que todos habremos de embodegar felices en nuestros “inventario­s intestinal­es”… ¡Enero prometedor, hagámoslo realidad con todo nuestro esfuerzo y optimismo!… ¡Hay canijo!... ¡Están fuertes los fríos!... ¿La edad tendrá algo que ver?...

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