Celebra un premio ganado en equipo
Teresita Sánchez fue reconocida en el Festival de Sundance por su papel en la cinta Dos estaciones
MORELIA. La tarde del pasado viernes era tranquila para la actriz Teresita Sánchez, hasta que el equipo de producción de la película Dos estaciones, de la que es protagonista, le indicó que debía conectarse a una sesión de zoom para darle a conocer una noticia importante: le acababan de otorgar el Premio Especial del Jurado World Cinema Dramatic en el Festival de Cine de Sundance, gracias a su papel como María García en la cinta dirigida por Juan Pablo González.
En entrevista exclusiva, la actriz de cintas como La camarista (Lila Avilés, 2018) y Fauna (Nicolás Pereda, 2020) acepta que un premio de este calibre sí la cimbra, la pone nerviosa, la ubica en un plano que no tenía contemplado porque sabe que le traerá más trabajo y, dice, con cierto humor, “más responsabilidad”.
Nacida en la Ciudad de México, pero radicada en Morelia, Sánchez da vida a una mujer que se hace cargo de una fábrica de tequila que lucha por no desaparecer. No es un negocio cualquiera, sino la esperanza para los vecinos de un pueblo que necesitan esa fuente de trabajo, lo que se complica al detectarse una plaga y una serie de problemas que pondrán a ella y otra mujer en serios predicamentos.
“En apariencia, María es una mujer muy rígida, pero en su interior hay muchas sutilezas como sucede con todos los seres humanos. Sin embargo, en este caso
TERESITA SÁNCHEZ ACTRIZ “El premio no hubiera llegado sin la generosidad del director, porque me abrió su mundo, fue gentil y generoso con todo lo que me contó”
hablamos de alguien que no permite dejar salir cosas de sí misma, y cuando afloran, es alguien muy dulce, porque es una mujer que quiere ayudar, pero no sabe cómo, es generosa pero también se las cobra”, reflexiona Sánchez en torno al papel en el que estuvo trabajando por varios años al lado González.
Para la actriz el premio no es un logro individual, reconoce la guía del director Juan Pablo González. “El premio no hubiera llegado sin su generosidad, me abrió su mundo, algo que él ha recorrido de por vida; fue gentil, generoso con todo lo que me contó, fue reblandeciendo terrenos para que yo los palpara. El proceso empezó hace cuatro años, incluyó recorridos, pláticas de su niñez y una observación constante a mi trabajo que nunca fue incisivo”.