El ocaso de una comunidad universitaria y de toda una ciudad
Con la
parálisis de todas estas actividades, agoniza la economía del municipio que alberga sus instalaciones: San Andrés Cholula
La semana pasada se cumplieron siete meses desde que los cuerpos de seguridad policiaca del estado de Puebla tomaron el campus de la Universidad de las Américas, mejor conocida como UDLAP. Fue el 29 de junio de 2021 y, desde entonces, la institución que en algún momento se consideró una de las más importantes universidades privadas del país empezó a morir.
Con ella empiezan a morir también las relaciones de su alumnado con alrededor de 200 universidades en 30 diferentes países, así como las intenciones de quedarse en México de una comunidad de estudiantes de más de 50 nacionalidades diferentes, quienes tenían acceso a una plantilla de maestros también internacional o formada, por lo menos en un 60 por ciento, en el extranjero.
En el último corte se registra ya una deserción de 20 por ciento de la matrícula y un descenso prácticamente similar en la parte del profesorado; pues, de un total de 10 mil alumnos inscritos a mediados del año pasado, se registran ya para el inicio de este 2022 un alumnado que apenas se acerca a la cifra de los ocho mil.
En materia científica, la UDLAP ha destacado en la formación de especialistas en Nanotecnología e Ingeniería Molecular, algunos de ellos participando en desarrollos para la NASA en la
Universidad de Cambridge. E incluso en el ámbito deportivo se extraña la participación de los Aztecas en la liga de la ABE de basquetbol y, sobre todo, en la liga de futbol americano ONEFA, en la que obtuvieron en nueve ocasiones el campeonato.
Con la parálisis de todas estas actividades, agoniza igualmente la economía del municipio que alberga sus instalaciones: San Andrés Cholula. En los alrededores del campus más de 90 ciento de los negocios (cafeterías, restaurantes, tiendas de conveniencia, estacionamientos, papelerías y centros de diversión nocturna) se observan con las cortinas cerradas y con letreros que informan que el local “se renta” o “se traspasa”.
Por la zona solían circular más de cinco mil personas por día, muchas de ellas extranjeras y con un muy amplio poder adquisitivo, pero con la afectación a la imagen de la universidad, aunque se supere plenamente el escenario de pandemia, se presume que ese nivel de actividad no regresará jamás.
Se sabe que la decisión para reabrir el campus de la UDLAP no está en el Poder Judicial del Estado de Puebla, puesto que, a pesar de que ayer hizo pública su intención de normalizar la actividad académica, se resiste a regresar la posesión de las instalaciones a la rectora Ce
cilia Anaya Berrios, la única que administra la formación del alumnado.
La reapertura real se encuentra en las manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Éste el espacio en
el que el Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea se ha convertido en el protector de la imagen de las instituciones de la nación.