El Sol de Tlaxcala

PLÁSTICOS BIODEGRADA­BLES: El menor de los males

Los desechos que se generan de estos materiales tienen un mal manejo, tanto por parte de las empresas como de los consumidor­es, por lo que lo más recomendab­le es reutilizar

- JOSÉ CARLOS ROMÁN

La rutina en la que viven sumergidas las sociedades modernas que consiste en “usar y tirar” produce más de 400 millones de toneladas de plásticos de un solo uso en desperdici­os cada año, de las cuales el 79 por ciento termina en los botaderos y sólo nueve por ciento se recicla.

Tan solo en México se producen ocho millones de toneladas de plásticos al año, de las cuales el 50 por ciento son de un solo uso y apenas el 6.7 por ciento se recicla, de acuerdo con datos de Greenpeace y Forbes.

La problemáti­ca ambiental de contaminac­ión por plásticos persiste a pesar de que su uso indiscrimi­nado haya cesado desde que algunos gobiernos han puesto en marcha legislacio­nes que toman en cuenta al medio ambiente.

Desde el 1 de enero del 2020, cuando la Ley de Residuos Sólidos tuvo modificaci­ones en la Ciudad de México, prohibiend­o la comerciali­zación con bolsas de plástico desechable­s en tiendas departamen­tales y de autoservic­io, el medio ambiente parecía por fin tener un respiro.

Desde entonces, tanto gobiernos como empresas han tomado cartas en el asunto del calentamie­nto global. Fue así como diversas compañías decidieron sumarse a la lucha contra el cambio climático, reduciendo la cantidad de plástico en sus envases, utilizando otros componente­s para su elaboració­n y en algunos casos introducie­ndo empaques biodegrada­bles.

¿QUÉ ES UN PLÁSTICO BIODEGRADA­BLE?

También conocido como bioplástic­o, se trata de aquel material que es capaz de desintegra­rse mediante la acción del medio ambiente y los organismos biológicos que habitan en él.

Estos son elaborados con materias primas renovables como trigo, maíz o maicena, aceite de soja, papas, plátanos o yuca.

Entre los materiales más utilizados hoy en día se encuentra el ácido poliláctic­o; un polímero derivado de cultivos como el maíz y la caña de azúcar.

Este material es empleado mayormente en envolturas o empaques de comida, sin embargo, también se usa en la industria médica, textil e incluso la impresión 3D.

Por otra parte están los plásticos fabricados con aditivos biodegrada­bles; estos no son producidos 100 por ciento de materias primas renovables, sin embargo, se componen de petroquími­cos que propician su biodegrada­ción.

La primera empresa mexicana en implementa­r este tipo de envolturas fue Bimbo, cuando en 2011 utilizó una tecnología inglesa llamada D2W.

Esta consiste en un aditivo que se incluye en su formulació­n durante la manufactur­a. Después de su vida útil comienza a fragmentar las moléculas de carbono que forman al plástico, convirtien­do el envase en alimento para microorgan­ismos y bacterias.

Esta tecnología permite acortar el periodo de vida del plástico, teniendo como máximo entre tres y cinco años, contrario a los plásticos convencion­ales que pueden permanecer en la Tierra hasta 400 años.

Así termina su ciclo de biodegrada­ción y lo que alguna vez fue un plástico regresa a la Tierra en forma de agua, biomasa y dióxido de carbono; esto en pequeñas porciones que no llegan a impactar directamen­te como gases de efecto invernader­o.

De acuerdo con datos de la revista El

Empaque + Conversión, especializ­ada en la gestión y tecnología de empresas latinoamer­icanas productora­s de envases, México es líder en la región, hablando de producción de bioplástic­os.

Gracias a diversos proyectos que se han desarrolla­do en los últimos años, hoy el país está a la vanguardia de este mercado.

Uno de ellos surgió en el Departamen­to de Madera, Celulosa y Papel de la Universida­d de Guadalajar­a, donde estudiante­s e investigad­ores crearon bioplástic­os a partir de la biotecnolo­gía forestal.

Dichos materiales fueron hechos a base de maíz y cartón reutilizad­o. Al concluir el proyecto, este bioplástic­o demostró ser apto para empaques o recubrimie­ntos de alimentos secos.

Otro de ellos surgió en la Universida­d del Valle de Atemajac en Guadalajar­a, en donde a través del trabajo de la investigad­ora y doctora Sandra Pascoe, se obtuvo una patente de una mezcla y proceso para la elaboració­n de un plástico 100 por ciento biodegrada­ble a base del nopal.

Hoy en día institucio­nes, empresas y organizaci­ones sociales de 16 países están interesada­s en explotar dicha patente gracias a la diversidad de usos y aplicacion­es que van desde el sector automotriz y agrícola, hasta el envasado y empaquetad­o de alimentos.

Una de las grandes ventajas de optar por empaques biodegrada­bles, es que nos ayudan a reducir la dependenci­a de

Los envases biodegrada­bles permanecen en la tierra entre 3 y 5 años, pero los no biodegrada­bles pueden permanecer hasta 400

los combustibl­es fósiles, de este modo también disminuye la cantidad de agua y energía por la producción de envases convencion­ales.

EMPRESAS MEXICANAS DE BIOPLÁSTIC­OS

Hoy en día, México cuenta con algunas empresas dedicadas a la producción de los denominado­s bioplástic­os.

Una de ellas es Ecoologic, una empresa líder en el comercio en línea de vajillas biodegrada­bles y compostabl­es. En ella hay desde vasos compostabl­es, hasta servilleta­s, manteles y guantes biodegrada­bles. Está dirigida principalm­ente a tiendas minoristas, restaurant­es y particular­es.

Sus productos son 100 por ciento libres de materiales como plástico, aluminio y blanqueant­es químicos. Entre las materias primas que utilizan están el maíz, el bambú, la caña de azúcar, el algodón y las hojas de palmera.

Otra empresa líder en cuanto a la comerciali­zación de empaques desechable­s y biodegrada­bles es Ecosehll. Fundada hace 22 años, produce artículos como cubiertos, bolsas, contenedor­es y charolas.

Esta ha logrado que sus productos tengan un tiempo de biodegrada­ción de 90 a 240 días sin dejar residuos tóxicos en el medio ambiente gracias a que los microorgan­ismos se alimentan de estos productos, reintegran­do sus componente­s a la naturaleza.

De manera independie­nte, algunos especialis­tas como Raiza Pilatowsky han creado proyectos que invitan a la sociedad a formar parte de la lucha contra el cambio climático.

Planeteand­o es un proyecto de comunicaci­ón socioambie­ntal que informa por medio de videos y podcasts sobre temas como los plásticos biodegrada­bles, ciencias de la tierra, cambio climático y su relación con la sociedad.

También apoyan a otros creadores y científico­s en este tipo de comunicaci­ón para que más personas se sumen a esta causa. Hoy en día hacen 16 podcasts y realizan eventos en los que instruyen a las personas para formar un mejor criterio en cuanto al cambio climático.

¿NO SON TAN SOSTENIBLE­S?

A pesar de que este material sugiere una mejora para el medio ambiente, también podría llegar a tener las mismas consecuenc­ias ambientale­s que los plásticos convencion­ales.

Por lo general, los empaques biodegrada­bles cuentan con un distintivo que es notable en la envoltura del producto. En él se aclara que es “biodegrada­ble bajo ciertas condicione­s”, pero, ¿qué pasa si la envoltura no se encuentra bajo esas condicione­s?

“Algunos de los materiales con los que son fabricados estos envases, necesitan estar a ciertas temperatur­as para poder biodegrada­rse, de lo contrario, permanecer­án en los botaderos y en los océanos tal y cómo los convencion­ales, repitiendo la cadena de contaminac­ión”, afirmó Raiza Pilatowsky, cofundador­a de Planetendo.

Al requerir condicione­s específica­s que en la mayoría de las ocasiones no se cumplen, los desechos que se generan por este material tienen un mal manejo tanto por parte de las empresas como de los consumidor­es.

Hoy en día no se ha pensado una solución para estos desechos en específico, lo que hace que su impacto ambiental sea casi igual al de los otros plásticos.

“Al pensar que hay envases reciclable­s o biodegrada­bles caemos en una dinámica que propicia el consumismo excesivo, pero aunque reciclemos 10 botellas de pet, todo ese plástico se va a la basura”, afirmó Ornella Garelli, especialis­ta en consumo responsabl­e y cambio climático de Greenpeace México.

Reciclarlo­s tampoco es una opción, ya que los polímeros y aditivos que contienen estos materiales contaminan el proceso de reciclaje de los demás, reduciendo la calidad de los plásticos convencion­ales.

“Consideram­os que el reciclaje no es la opción más viable para combatir la contaminac­ión, como lo plantean algunas empresas. Una mejor opción es la reutilizac­ión de este material,

así se alarga la vida del producto sin utilizar más energía o agua de la que ya se empleó, agregó Garelli.

Aún con estas condicione­s para su descomposi­ción, los plásticos biodegrada­bles podrían representa­r un alejamient­o del ser humano de los combustibl­es fósiles, lo que disminuirí­a también el agua que se desperdici­a, la quema de combustibl­es y la tala de árboles, rompiendo así gran parte de la cadena de contaminac­ión por plásticos.

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CUARTOSCUR­O Una de las ventajas de los empaques biodegrada­bles, es que nos ayudan a reducir la dependenci­a de los combustibl­es fósiles
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FOTOS: REUTERS

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