Dependencia del gas ruso ata a Alemania
BERLÍN. La crisis en Ucrania puso en evidencia la dependencia energética de Alemania respecto al gas ruso y atiza el debate en la primera economía europea sobre la necesidad de desarrollar energías renovables.
“La arriesgada dependencia de Alemania respecto al gas de Putin”, resumía el viernes el medio público Deutsche Welle, en medio de reproches a Berlín por su aparente ambigüedad en esta crisis, dividido entre la solidaridad con sus aliados occidentales y la necesidad de cuidar a su gran proveedor.
Más de 55 por ciento de las importaciones de gas de Alemania proceden de Rusia, una cifra 15 puntos superior a la de 2012, según el último informe de Statistic Review of World Energy.
El gas calienta 50 por ciento de los hogares alemanes y representa 26.7 por ciento del consumo primario de energía, según las cifras gubernamentales.
Y en medio de la crisis rusoucraniana, Berlín arrastra los pies, rechazando entregar armas a Ucrania o pidiendo prudencia en las eventuales sanciones contra Moscú si invade la antigua república soviética.
La estrecha cooperación energética entre las dos potencias queda retratada en la construcción del controvertido gasoducto Nord Stream 2, que los enlaza directamente a través del mar Báltico y que cuenta con el excanciller Gerhard Schröder entre sus dirigentes. Esta infraestructura priva a Ucrania de su rol de conector entre Rusia y la UE.
El gobierno de coalición, con los ecologistas como parte fundamental, quiere reducir la dependencia y empujar la transición hacia energías renovables.