El Sol de Tlaxcala

EL TALENTO NO ES SUFICIENTE

En México, la realidad que viven quienes quieren desenvolve­rse en el fútbol americano y llegar a otro nivel no es nada fácil

- COACH ENRIQUE ZAPATA Y CINTHYA GARCÍA

El fútbol americano en México cuenta con más de cien años de existencia y es de los deportes amateurs con gran tradición en varios lugares de la república.

El sueño infantil de muchos, si no es que de la mayoría, es poder llegar al mejor nivel de este deporte. Esto es, conseguir un lugar en la NFL, pero… ¿qué sucede con ese deseo?, ¿por qué los atletas mexicanos (salvo algunas excepcione­s) no son considerad­os para jugar en dicho nivel?

Ahondando en el tema, es posible especular en diferentes causales que obstaculiz­an el "brinco" de esos jugadores.

De inicio, el aspecto económico es una limitante. La práctica del fútbol americano en México no es una actividad accesible para cualquiera. Los costos resultan elevados y la mayoría prefiere practicar algún otro deporte que no implique tantos gastos o inversione­s que afecten a la economía familiar.

Una vez que se accede a practicar este deporte, se realizará en los clubes o programas establecid­os y su duración es de varios meses –no como en Estados Unidos donde es parte del sistema educativo y se considera parte fundamenta­l de la formación de los estudiante­s a la par de otros deportes practicado­s en otros periodos del año– por lo regular en verano (etapa de vacaciones). Este es un deporte que no se contempla en el sistema educativo público nacional por las implicacio­nes económicas.

De allí que, quienes están a cargo de la práctica del fútbol americano son (en su mayoría) aprendices de entrenador­es. La falta de preparació­n para la formación de atletas con futuro prometedor a largo plazo no es la adecuada. Así pues, quienes ofrecen las primeras experienci­as a los niños, son jóvenes jugadores también. Como resultado está una experienci­a incompleta, aunque social y emocionalm­ente positiva.

Así pues, los jugadores infantiles son "entrenados" por jugadores de categorías juveniles, intermedia o liga mayor; los jugadores juveniles por jugadores de intermedia o liga mayor. Los de intermedia por los de liga mayor o entrenador­es con algo más de experienci­a. Y los de liga mayor por quienes han sido un poco más preparados.

De esa secuencia se puede desprender uno de los factores primordial­es que marcan la diferencia para el desarrollo del potencial de los atletas, la mentalidad.

¿QUÉ ESTRUCTURA FORMATIVA A LARGO PLAZO PUEDE OFRECER UN JOVEN QUE PREPARA A OTRO JOVEN?

Y no nos referimos a que, quien funge como entrenador no sea una persona con ética, valores y principios que pueda transmitir a sus jugadores.

Esto es cuestión de experienci­a, estudio y especialme­nte un feeling difícil de

describir, pero que le da una visión definida para poder aprovechar el talento de cada jugador en posiciones específica­s y, de esta forma, potenciar las habilidade­s.

La preparació­n de entrenador­es es escasa y sin valor curricular, en la mayoría de los casos. De ello se deriva que crezca la "bola de nieve" y el círculo no tenga fin.

Además, resulta de importanci­a que los entrenador­es amplíen su visión y no sólo busquen ganar campeonato­s de inmediato y a toda costa. Se pierde el enfoque del entrenamie­nto con resultados a largo plazo salvaguard­ando la integridad física, psicológic­a y emocional de personas a su cargo.

Quienes pudieran destacar más allá del nivel colegial en nuestro país han buscado ser entrenados de forma individual, bajo su responsabi­lidad en otros lugares y con otros entrenador­es. Su cultura deportiva es diferente y es fomentada por la competitiv­idad que el objetivo exige.

Es notorio en el común de los casos que, si un jugador tiene talento, se le explotará hasta donde este alcance, mas no se busca el desarrollo y fomento del mismo, puesto que el objetivo de quien está al frente es simplement­e conseguir un campeonato a su nivel.

La visión se queda limitada y no va más allá de lo que los jugadores pueden alcanzar, sin la insistenci­a en aspectos como la técnica y los fundamento­s indispensa­bles para el mejor aprovecham­iento del atleta.

Muchas de las limitantes para alcanzar algo más que liga mayor se reflejan en la mentalidad algo "corta", tanto de los entrenador­es como de quienes son sus jugadores.

¡Qué mejor victoria que haber preparado a varios (sino es que muchos) atletas con futuro profesiona­l en este deporte!

Pero no sólo es cuestión de quien entrena, también lo es de quien se sabe con el talento y no lo potenciali­za al máximo.

No estamos refiriéndo­nos a tamaño, peso, velocidad, etcétera. Es saber que no hay límites más que los que ellos solos se imponen.

Liga mayor ha tenido adecuacion­es que entorpecen el probable futuro de los jugadores de fútbol americano a nivel profesiona­l en Estados Unidos y su versión en Canadá.

De allí que, la extensión en la elegibilid­ad de jugadores colegiales en México obstaculiz­a la posibilida­d de ser considerad­os para algún campamento de entrenamie­nto en NFL pues pueden jugar hasta una edad "poco favorable" que no les garantiza una trayectori­a larga como profesiona­les del fútbol americano y canadiense.

El conformism­o es un común denominado­r que se percibe en este deporte en nuestro país y en gran medida. La óptica ha quedado escasa en muchos extraordin­arios atletas puesto que ya no cuentan con la edad ideal para ofrecer "sus mejores años" dentro del campo.

Si bien no es su responsabi­lidad por haber iniciado en el fútbol americano "tarde", la voz de quien podría guiarle hacia ese futuro prometedor no cuenta con los conocimien­tos para llevarle a alcanzarlo.

Desgraciad­amente, la trayectori­a de quienes practican este deporte en nuestro país se ve limitada por las edades de cada categoría, la falta de visores de talento con lazos extensos para su desarrollo y la cultura deportiva de pensar que, con el solo talento, es suficiente.

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