La importancia de la educación cívica
“Cuando el debate se pierde, el insulto se convierte en el arma del perdedor”.
Sócrates
Pocos gobiernos estatales y mucho menos municipales se interesan en la educación cívica de los ciudadanos, por eso también es entendible la apatía y falta de interés en los asuntos públicos; la materia que se imparte en las escuelas denominada “Educación Cívica y Ética” no se manifiesta en la vida cotidiana, porque es muy complicado reclutar a quienes integran las mesas directivas de casilla no solo para las elecciones constitucionales sino para cualquier ejercicio democrático.
Apropósito del inicio formal de la Revocación de Mandato del presidente de la república, con el inicio de la difusión de la convocatoria existen dos fenómenos muy marcados y visibles entre los potenciales electores propiciados incluso por los mismo promoventes de dicho ejercicio.
El primero, desinterés de un alto porcentaje de la ciudadanía para participar ya sea como votante, funcionario de casilla, observador electoral o representante de partido político ante casilla o general, convencidos de que, no tiene importancia su participación o que al final del ejercicio no se consiguió nada relevante para su entorno más cercano.
El segundo, confusión con los conceptos de revocación y ratificación, la Ley Federal de Revocación de Mandato es muy clara y específica con el término REVOCACIÓN, el término ratificación de mandato no existe en la legislación mexicana, por eso sorprende que los más entusiastas promoventes de esta consulta, expresen: “vamos por la ratificación de nuestro presidente para que siga en el cargo”; esa expresión es tautológica y confunde a los potenciales votantes, pues no saben si van a ratificar en el cargo al presidente o revocar que significa deponer, quitar anticipadamente. Tal vez sea esa una de las causas por las que la ciudadanía no tenga interés en participar.
Por mandato de Ley, el INE tiene entre sus fines: llevar a cabo la promoción del voto y coadyuvar a la difusión de la educación cívica y la cultura democrática. Para cumplir con este fin, el Instituto elaboró la Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2017-2023, con tres ejes fundamentales:
Por mandato de Ley, el INE tiene entre sus fines: llevar a cabo la promoción del voto y coadyuvar a la difusión de la educación cívica y la cultura democrática. Para cumplir con este fin, el Instituto elaboró la Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2017-2023, con tres ejes fundamentales: Verdad, Diálogo y Exigencia.
Verdad, Diálogo y Exigencia.
Explico la situación de cada eje. Estamos ante fake news que deliberadamente se dicen para confundir, desviar la atención o falta de interés en resolver el problema, mientras no se hable y actúe con la verdad no se puede elevar el nivel de debate. El diálogo es lo que menos existe entre la sociedad mexicana, se ha perdido la capacidad de dialogar, las ideas se han sustituido por descalificaciones e insultos, las etiquetas puestas desde Palacio Nacional exacerban la confrontación entre chairos y fifís, liberales y conservadores, los buenos contra los malos no se aceptan términos medios, estás conmigo o contra mí, la vida transcurre en blanco y negro, cuando la realidad es que existen muchos matices que se han dejado de percibir.
Finalmente, la exigencia debe ser parte de la misma educación cívica del ciudadano, exigir a los gobernantes transparencia en el uso de los recursos, eficiencia en el cumplimiento de sus funciones y claridad en los planes, programas y proyectos que sean medibles y cuantificables, que los gobernantes están en el cargo por la confianza depositada en ellos por los electores y que el voto es la única vía para acceder a dichos cargos y en consecuencia son sujetos de escrutinio público.
Ese es el mundo del deber ser, pero en la vida real existen pocos o muy pocos aliados estratégicos del Instituto para instrumentar la Estrategia Nacional de Cultura Cívica, ante el argumento de que, tienen muchas ocupaciones y que no es actividad prioritaria, se va al cajón de los asuntos sin importancia. La Estrategia es una política de Estado, no es un programa del Instituto y dejar de implementarla tiene consecuencias. Debemos regresar al origen y los fines de la educación cívica, que no es solo formar ciudadanía participativa en los asuntos públicos sino también alcanzar el respeto y la convivencia civilizada con quienes piensan diferente, el regreso al diálogo y debate de ideas con argumentos sólidos y dejar los insultos y las descalificaciones; la democracia a pesar de sus imperfecciones sigue siendo la mejor forma de gobierno y parte esencial de ésta, es la convivencia de todas las voces concordantes y discordantes.