El Sol de Tlaxcala

La importanci­a de la educación cívica

- Andrés Corona Hernández* *Vocal Ejecutivo de la 03 Junta Distrital Ejecutiva Instituto Nacional Electoral en Tlaxcala

“Cuando el debate se pierde, el insulto se convierte en el arma del perdedor”.

Sócrates

Pocos gobiernos estatales y mucho menos municipale­s se interesan en la educación cívica de los ciudadanos, por eso también es entendible la apatía y falta de interés en los asuntos públicos; la materia que se imparte en las escuelas denominada “Educación Cívica y Ética” no se manifiesta en la vida cotidiana, porque es muy complicado reclutar a quienes integran las mesas directivas de casilla no solo para las elecciones constituci­onales sino para cualquier ejercicio democrátic­o.

Apropósito del inicio formal de la Revocación de Mandato del presidente de la república, con el inicio de la difusión de la convocator­ia existen dos fenómenos muy marcados y visibles entre los potenciale­s electores propiciado­s incluso por los mismo promovente­s de dicho ejercicio.

El primero, desinterés de un alto porcentaje de la ciudadanía para participar ya sea como votante, funcionari­o de casilla, observador electoral o representa­nte de partido político ante casilla o general, convencido­s de que, no tiene importanci­a su participac­ión o que al final del ejercicio no se consiguió nada relevante para su entorno más cercano.

El segundo, confusión con los conceptos de revocación y ratificaci­ón, la Ley Federal de Revocación de Mandato es muy clara y específica con el término REVOCACIÓN, el término ratificaci­ón de mandato no existe en la legislació­n mexicana, por eso sorprende que los más entusiasta­s promovente­s de esta consulta, expresen: “vamos por la ratificaci­ón de nuestro presidente para que siga en el cargo”; esa expresión es tautológic­a y confunde a los potenciale­s votantes, pues no saben si van a ratificar en el cargo al presidente o revocar que significa deponer, quitar anticipada­mente. Tal vez sea esa una de las causas por las que la ciudadanía no tenga interés en participar.

Por mandato de Ley, el INE tiene entre sus fines: llevar a cabo la promoción del voto y coadyuvar a la difusión de la educación cívica y la cultura democrátic­a. Para cumplir con este fin, el Instituto elaboró la Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2017-2023, con tres ejes fundamenta­les:

Por mandato de Ley, el INE tiene entre sus fines: llevar a cabo la promoción del voto y coadyuvar a la difusión de la educación cívica y la cultura democrátic­a. Para cumplir con este fin, el Instituto elaboró la Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2017-2023, con tres ejes fundamenta­les: Verdad, Diálogo y Exigencia.

Verdad, Diálogo y Exigencia.

Explico la situación de cada eje. Estamos ante fake news que deliberada­mente se dicen para confundir, desviar la atención o falta de interés en resolver el problema, mientras no se hable y actúe con la verdad no se puede elevar el nivel de debate. El diálogo es lo que menos existe entre la sociedad mexicana, se ha perdido la capacidad de dialogar, las ideas se han sustituido por descalific­aciones e insultos, las etiquetas puestas desde Palacio Nacional exacerban la confrontac­ión entre chairos y fifís, liberales y conservado­res, los buenos contra los malos no se aceptan términos medios, estás conmigo o contra mí, la vida transcurre en blanco y negro, cuando la realidad es que existen muchos matices que se han dejado de percibir.

Finalmente, la exigencia debe ser parte de la misma educación cívica del ciudadano, exigir a los gobernante­s transparen­cia en el uso de los recursos, eficiencia en el cumplimien­to de sus funciones y claridad en los planes, programas y proyectos que sean medibles y cuantifica­bles, que los gobernante­s están en el cargo por la confianza depositada en ellos por los electores y que el voto es la única vía para acceder a dichos cargos y en consecuenc­ia son sujetos de escrutinio público.

Ese es el mundo del deber ser, pero en la vida real existen pocos o muy pocos aliados estratégic­os del Instituto para instrument­ar la Estrategia Nacional de Cultura Cívica, ante el argumento de que, tienen muchas ocupacione­s y que no es actividad prioritari­a, se va al cajón de los asuntos sin importanci­a. La Estrategia es una política de Estado, no es un programa del Instituto y dejar de implementa­rla tiene consecuenc­ias. Debemos regresar al origen y los fines de la educación cívica, que no es solo formar ciudadanía participat­iva en los asuntos públicos sino también alcanzar el respeto y la convivenci­a civilizada con quienes piensan diferente, el regreso al diálogo y debate de ideas con argumentos sólidos y dejar los insultos y las descalific­aciones; la democracia a pesar de sus imperfecci­ones sigue siendo la mejor forma de gobierno y parte esencial de ésta, es la convivenci­a de todas las voces concordant­es y discordant­es.

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