Cadena de desatinos
Sentirse único
dueño de la verdad, desoír consejos y desairar la crítica no es el camino. El poder sin contrapesos lleva al exceso y al extravío de la perspectiva que se precisa para hacer un buen gobierno democrático, alejado de delirios de grandeza histórica y de pretensiones dictatoriales que invariablemente derivan en catástrofes sociales
Trata de poner orden en sus pensamientos y no acierta a conseguirlo. Bullen en la cabeza del confundido opinador toda una serie de desvaríos del presidente de la República a los que no halla explicación. ¿Alguien le podría elucidar porqué la política se ha vuelto un surrealista enredo en el que a un absurdo invariablemente le sucede otro de mayor magnitud? ¿habrá alguna esclarecida mente en la Cuarta Transformación capaz de darle razón de porqué el Ejecutivo ataca al órgano nacional electoral, la institución mejor valorada de todas cuantas tiene el estado mexicano? ¿o porqué una ley constitucional como la revocación del mandato la ha convertido en un galimatías sin sentido? Y ya de pasada, ¿le podrían precisar al enmarañado entendimiento del articulista qué clase de agravios nos infligió Panamá -país con el que nunca antes tuvimos diferencias- que justifiquen el lenguaje mordaz e irrespetuoso con el que se refirió a su canciller y a su presidente? Los argumentos esgrimidos en sus conferencias matutinas para respaldar sus kafkianas posturas tal vez basten a sus fieles, pero no son aceptables como sustento de una política de estado seria que, por lo visto, depende cada vez más de su oscilante estado de ánimo que de reflexiones razonadas, sensatas y serenas.
EL INSTITUTO NACIONAL DE ELECCIONES
No exagero al afirmar que la creación del antiguo IFE hacia la última década del siglo pasado evitó que el país cayera en una deriva que iba en línea recta rumbo a una confrontación violenta. Sucesivas modificaciones a la ley en la materia le otorgaron la autonomía y la suficiencia presupuestal que requería para organizar procesos electorales de forma eficiente,
equitativa y transparente, al margen de pasiones partidistas y de los vicios del pasado. Para sorpresa y admiración de propios y extraños, por vez primera en la historia de México los votos se contaron con limpieza, lo que determinó que, en 1997, el control del Poder Legislativo pasará a manos de la oposición y, en el 2000, la titularidad del Poder Ejecutivo recayera en un candidato diferente al postulado por el partido oficialista. Desde entonces la alternancia en los poderes de las entidades federativas también se hizo habitual, al punto que hoy lo raro es que el instituto político que gobierna consiga retenerlos. La anhelada democracia electoral por fin se había consumado.
ATRAPADO SIN SALIDA
Cierto: no hay logro perfecto. Como todo en la vida -y más en la política- las circunstancias cambian con celeridad y, lo que ayer parecía funcional hoy se le notan defectos. El presidente Zedillo denominó “reforma electoral definitiva” a la aprobada en 1996 durante su gobierno; empero, no obstante que significó un avance notable ya se le hicieron dos adecuaciones, ambas a raíz de las inconformidades que en los bandos perdedores generaron los comicios de 2006 y 2012. Y ya viene en camino una tercera que, según se anticipa, trastocará la estructura del sistema político y -¡cómo no!- la del INE, el organismo autónomo elegido por el presidente López Obrador para hacerlo blanco de sus más hirientes invectivas y de un acoso abusivo y desproporcionado. A la estrategia presidencial le vino como anillo al dedo -otra vez la frasecita- la revocación del mandato para, en colusión con los poderes Legislativo y Judicial, meter al Consejo General en un callejón sin salida del que no saldrá indemne. Sea cual fuere el saldo de la consulta, las culpas le lloverán y darán pretexto al mandatario para acabar con el organismo… y construir otro a su absoluta conveniencia.
PARA LA 4T Y SUS PODERES SUBORDINADOS… NO HAY AUTONOMÍAS QUE VALGAN
Lo que acabó de prender la ira de López Obrador fue que Lorenzo Córdova, presidente consejero, y sus compañeros en ese espacio deliberativo de la democracia que es el Consejo General del INE, pidieran al gobierno de la República que se les restituyera el fondo previsto en su presupuesto para cumplir la encomienda en los términos establecidos en la Constitución. Ese fue el punto de partida para un duelo de dimes y diretes en que cada parte puso su grano de arena: el presidente de la Corte diciendo explícitamente que, con o sin dinero, el INE debía llevar al cabo el ejercicio; el presidente de la Cámara de Diputados, denunciando… ¡¡penalmente!! a los y las consejeras que, ante lo imposible, habían votado por posponerla y, finalmente, el presidente de la Nación, rediseñando a fortiori los gastos del organismo autónomo -subrayo autónomo- para lograr, a base de recortes -unos justificados y los más inventados-, un proceso electivo que incumplirá las normas legales. Una consulta mocha como las que tanto le gustan a López Obrador.
EL CASO PANAMÁ… Y LOS PRIMEROS BARRUNTOS DE DESPOTISMO
Las propuestas para cubrir la embajada mexicana en Panamá, primero la de un historiador con reputación de acosador sexual y luego -a su rechazo formal por parte del gobierno del país centroamericanola de una comediante y luchadora social conocida por la histriónica sobreactuación típica de sus intervenciones públicas, se volvió un ridículo sainete que evidenció la caprichosa irracionalidad de los nombramientos de López Obrador, pero más aún la arrogancia y el desdén autocrático con que aludió a la canciller de una nación pequeña y cercana a la que se debería guardar la mayor consideración. Con gesto desencajado por que no se acepto su designación inicial, de plano desbarró tildando de ignorante a su homólogo el presidente panameño Laurentino Cortizo y de inquisidora a su canciller Érika Mouynes.