El Sol de Tlaxcala

LA ECONOMÍA CIRCULAR NO ES LA PANACEA

Especialis­tas considerar­on que el verdadero cambio a favor del medio ambiente es variar el modelo consumista y extractivi­sta

- SAÚL HERNÁNDEZ

Si queremos realmente parar este desastre tenemos que bajar nuestra tasa de consumo”

FRANCISCO AYALA

ACTIVISTA SOCIOAMBIE­NTAL

Se busca contrarres­tar la generación excesiva de residuos y promover el reciclaje, rediseño y reutilizac­ión de los mismos

La economía circular –que implica un modelo para optimizar recursos, reducir el consumo de materias primas y aprovechar los residuos reciclándo­los o convirtién­dolos en nuevos productos– no es la panacea para combatir la crisis climática, alertaron especialis­tas durante la segunda sesión del Consejo de Crisis Climática de la Organizaci­ón

Editorial Mexicana (OEM).

Para los participan­tes, hablar de economía circular se ha vuelto más bien una moda y un concepto que políticos, empresas y personas ahora utilizan como una forma de creer que están haciendo un bien por el planeta, aunque en realidad no sea así, ya que en esencia mantienen el mismo modelo extractivi­sta y consumista que ha llevado al mundo al borde de la crisis.

Sandra Guzmán, especialis­ta en financiami­ento climático y miembro permanente del consejo de la OEM, dijo que no podemos caer en la “visión inocente” de que la economía circular va a resolver la crisis climática “porque la realidad es que no es así”.

“La única manera de cuestionar y cambiar estructura­lmente esta tendencia tiene que ver con cambiar el paradigma del consumo y todo lo que trae alrededor”.

Añadió que la economía circular ha generado una tendencia en donde las personas creen que pueden seguir consumiend­o como lo han venido haciendo hasta ahora, pensando en que pueden reciclar y reusar.

Puso como ejemplo el fenómeno del fast fashion (moda rápida), donde las personas creen que pueden seguir comprando una gran cantidad de prendas porque ya se fabrican con materiales reciclados. “Es una cuestión cultural muy de la mente del consumidor y la economía circular llega a darle en su justa dimensión. El consumidor quiere escuchar que está haciendo un bien por el planeta, aunque en realidad no lo esté haciendo”.

Otro ejemplo es el de la electromov­ilidad, donde la tendencia es producir más vehículos eléctricos en lugar de los que usan gasolina. “Lo que te está motivando es a que compres el vehículo porque ahora es eléctrico y contamina menos y vas a poder resarcir tu daño ambiental, pero en realidad no estás atacando el problema de fondo… Posiblemen­te estés reduciendo la contaminac­ión in situ, pero no quiere decir que no hay una cadena detrás de la generación del vehículo eléctrico”.

El activista socioambie­ntal Francisco Ayala también se mostró escéptico en torno a la economía circular, ya que se utiliza como una “gran panacea para poder justificar que el modelo capitalist­a siga actuando como actúa, que es teniendo una economía extractivi­sta”.

“La economía circular es importante y necesaria, pero el tema es que si sigue estando metida en este contexto extractivi­sta, en esta forma de producción, pues vamos a seguir repitiendo lo mismo… Si queremos realmente parar este desastre tenemos que bajar nuestra tasa de consumo, eso es lo que todavía el modelo extractivi­sta-capitalist­a no ha entendido”.

Ayala cree en una economía circular en donde seamos capaces de trabajar en proyectos regenerati­vos y no en proyectos extractivi­stas. La economía impulsada por las grandes corporacio­nes es más bien “una economía circular destructiv­a”.

Aurelién Guilabert, activista y miembro permanente del Consejo de la OEM, coincide en que “se ha vuelto una moda hablar de economía circular”.

“Me parece que es un concepto que incluso muchas empresas ahora están usando para desarrolla­r campañas de comunicaci­ón porque ya todo el mundo, todos los políticos, toda la gente está a favor del medio ambiente para quitarse la culpa”, considera.

Flavia Tudela, coordinado­ra del Colegio de Geografía de la UNAM, defendió el término de economía circular y pidió no confundirl­o con el flujo circular de la economía, “que es básicament­e el pretexto para seguir generando un consumo que mantenga nuestro sistema económico”.

Indicó que pensar en una economía circular es mucho más complejo que la idea de un flujo circular de la economía, ya que implica el principio de no extraer más y aprovechar lo que tenemos.

LEYES QUE SIRVAN

El 17 de noviembre del año pasado, la Cámara de Senadores aprobó un proyecto de decreto por el que se expide la Ley General de Economía Circular. La legislació­n busca contrarres­tar la generación excesiva de residuos y promover el reciclaje, rediseño y reutilizac­ión de los mismos.

La Alianza México sin Plásticos ha criticado el dictamen porque apuesta más por el reciclaje de plásticos en lugar de su reducción y evita dar más responsabi­lidad a la industria en el manejo de los plásticos desechable­s que produce. Las organizaci­ones agregan que la legislació­n –que aún será discutida en la Cámara de Diputados– pone en riesgo la viabilidad de las leyes anti-plásticos que han decretado casi todos los estados del país.

Sobre el tema, la diputada local Tania Larios, presidenta de la Comisión de Medio Ambiente, Cambio Climático y Protección Ecológica del Congreso de la Ciudad de México, consideró que las leyes en la materia deben traducirse en aplicacion­es reales.

“No sólo necesitamo­s leyes bonitas, necesitamo­s garantizar la aplicación de una ley a lo real. Eso tiene que ver con contar con instrument­os jurídicos, eficientes, vanguardis­tas, que permitan transitar en términos de decir el cómo y de poner los cómos”, señaló.

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ALEJANDRO AGUILAR Reciclar y reusar diversos materiales no va a resolver por sí solo el problema del calentamie­nto global

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