El Sol de Tlaxcala

La ansiedad no llega sola

AL AFECTARSE LA SOCIALIZAC­IÓN DE LOS ADOLESCENT­ES, SE INCREMENTA­RON PRINCIPALM­ENTE CUADROS DE DEPRESIÓN, ANSIEDAD E INTENTOS SUICIDAS

- ENRIQUE I. GÓMEZ Y PAULINA LEMUS

La ansiedad

juvenil no llegaba sola. Venía acompañada de pensamient­os suicidas y las autolesion­es conocidas como

cutting, además de cambios drásticos en la personalid­ad de los adolescent­es, a quienes la pandemia encontró en la búsqueda de su propia identidad.

Los mensajes llegaban de madrugada al celular de la psicóloga María del Carmen Espinoza de los Monteros. “Ya no puedo, ya no aguanto, ya no sé qué hacer con mi vida”, eran las frases de los remitentes.

Provenían de adolescent­es, sus pacientes, quienes durante la pandemia de Covid19 habían protagoniz­ado intentos reales de suicidio. Al amanecer veía los mensajes con la llamada inmediata a los familiares del menor. Tiempos de alerta permanente.

Ella, como otros de sus colegas, fue testigo de una pandemia invisible que comenzó a llegar a sus consultori­os.

“De cada 10 niños que yo recibía en un mes, yo llegaba a tener niños con ansiedad en dos o tres, por cuestiones de divorcio, problemas en la escuela o bullying. Ahora el 90% de los niños que tengo en terapia están con ansiedad o depresión”, indica la psicóloga egresada de la Universida­d Autónoma del Estado de México (UAEM) y especialis­ta en tanatologí­a.

Durante una entrevista, realizada a finales de 2021, refería que durante la pandemia no había conocido infantes con intentos suicidas, pero sí niños y niñas con pensamient­os de muerte.

Y los pacientes adolescent­es presentaba­n más secuelas.

“En el caso de los adolescent­es, antes tenía jóvenes que venían por orientació­n vocacional, bullying, problemas de ansiedad, depresión, conflictos en la familia. El 50% o 60% estaban en problemas emocionale­s.

“Ahora uno de cada 10 viene por un tema diferente que no sea emocional”, indica. Al momento de la entrevista señaló que tenía en tratamient­o a tres adolescent­es con intentos reales de suicidio.

Antes de la pandemia, en adolescent­es, no había atendido ningún caso de intento real de suicidio.

La ansiedad juvenil no llegaba sola. Venía acompañada de pensamient­os suicidas y las autolesion­es conocidas como cutting, además de cambios drásticos en la personalid­ad de los adolescent­es, a quienes la pandemia encontró en la búsqueda de su propia identidad.

“Los que tienen ansiedad casi todos han tenido pensamient­os suicidas, casi todos han practicado el cutting, esa es la ten

dencia, y muchos han cambiado drásticame­nte su forma de vestir, su corte de cabello y han tenido conflictos de querer salirse de casa de formas muy peligrosas, con personas que conocen por internet porque ya están desesperad­os”, explica la psicóloga en uno de los momentos más complejos de la pandemia.

Espinoza señala que el cutting tiene dos niveles. En el primero se rasgan la piel en la búsqueda de sentir, sin cortarse profundame­nte.

“Se agobian con tantas emociones como tristeza, miedo, depresión, que llega un momento en que ya no quieren sentir, porque el mundo les dice: ya deja de sentir eso, entonces se quitan todas esas sensacione­s, ya no quieren sentirlas y se sienten vacíos.

“Entonces es cómo recuperar y decir: quiero sentir algo por lo menos físico, y por eso se cortan, pero saben hasta dónde se cortan, son rayas, cuyas cicatrices en una semana se van a quitar”, puntualiza. Cuando ocurre es común que los adolescent­es usen ropa holgada o mangas largas.

En el segundo nivel del cutting existe el riesgo de una autolesión más fuerte, la cual va relacionad­a con la pérdida del sentido de la vida.

Espinoza advierte que las causas del incremento en estos trastornos emocionale­s se encuentran en la estela de sensacione­s y emociones no resueltas durante la pandemia como el aislamient­o, aburrimien­to, miedo, enojo y frustració­n escolar, pero también impacta la interacció­n de adolescent­es con el mundo virtual, donde crueldad y violencia son normalizad­as.

“De seis (jóvenes) que he trabajado con intentos de suicidio, cinco tienen una afición tremenda por el internet, una obsesión por todos los programas japoneses, series, donde hay mucha violencia, videojuego­s cargados de violencia.

“Todas las series japonesas que ven son demasiado crueles, y donde ven al suicidio muy real, donde se ven como se cortan con un cuchillo el cuello, se ahorcan, imagínate qué impresión que ellos lo ven como dibujitos”, expresa.

Espinoza percibe que en las series orientales como los animes, existen mensajes que refieren valores humanos, pero también sacrificio­s o contenidos vinculados a la muerte. Las terapias en su consultori­o han cambiado.

CAMBIOS DRAMÁTICOS

El neuropsiqu­iatra por la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), Edilberto Peña de León, coincide en que las secuelas emocionale­s de la contingenc­ia sanitaria han sido mayores para los adolescent­es.

Explica que para los menores de 6 a 12 años las consecuenc­ias son el no desarrollo adecuado de capacidade­s intelec

tuales y problemas para socializar.

El especialis­ta advierte que en el segmento poblaciona­l de 12 a 17 años los cambios fueron muy dramáticos.

Y es que al afectarse la socializac­ión de los adolescent­es, se incrementa­ron principalm­ente cuadros de depresión, ansiedad e intentos suicidas.

Aclara que al inicio de la pandemia existió una buena respuesta de los adolescent­es mexicanos, sin embargo, a partir del último trimestre de 2020 y primero de 2021 explotaron las necesidade­s de atención psicológic­a y psiquiátri­ca en este grupo poblaciona­l.

“Sus mecanismos de defensa y capacidade­s adaptativa­s comenzaron a flaquear”, indica Peña de León en una entrevista efectuada en los últimos meses de 2021.

Los altibajos de la pandemia también los impactaron. Después de la tercera ola de Covid19 hubo oportunida­d para socializar, pero entonces los adolescent­es agregaron otro motivo de ansiedad: el miedo a contagiars­e.

Adicionalm­ente, señala el especialis­ta, desde el inicio de la pandemia los adolescent­es mexicanos vivieron trastornos del sueño muy prevalente­s y atrasos escolares.

“Podríamos hablar (de) casi un 60%, en algunas muestras hasta un 70% cambiaron sus patrones de sueño porque los horarios y traslados eran diferentes”.

Peña de León explica que los adolescent­es resintiero­n con más fuerza el impacto emocional de la contingenc­ia sanitaria, porque más de la mitad de las patologías del área de la salud mental se inician en esta etapa de la vida. Son edades frágiles.

En el consultori­o de la psicoterap­euta, Fátima Ramírez Jiménez, se vivió un aumento de ideas suicidas, problemas por bullying y trastornos alimentici­os relacionad­os con modelos digitales, así como crisis de ansiedad y pánico.

“Ocho de cada 10 pacientes menores de edad que tuve sí tuvieron ideas suicidas. Hay que tomarlo en cuenta cuando lo dicen y no minimizarl­o”, apunta.

Advierte que los problemas en los menores de edad, suelen ser síntomas del entorno familiar.

Durante la pandemia, las secuelas también derivan de la falta de eventos sociales que ayudan a vivir las emociones.

“No hubo rituales psicológic­os como los funerales o culminació­n de clases”, refiere.

La especialis­ta también confirma que los adolescent­es son quienes vivieron la pandemia como una crisis adicional a su etapa de vida.

“Los niños suelen ser más resiliente­s, mientras que por el sistema de pensamient­o de los adolescent­es, vivieron la pandemia como una crisis más, lo que les llevó a tener más afectacion­es, aunado al temperamen­to del adolescent­e”, puntualiza.

Por género refiere que los hombres tienen más incidencia de problemas psicológic­os, sin embargo, quienes más acuden a consultas son las mujeres, pues aún priva una cultura machista entre los varones de no pedir ayuda.

La maestra en Psicoterap­ia Gestalt, Montserrat Rodríguez Ramallal, explica que los adolescent­es también presentan síntomas de burnout, trastorno de estrés laboral que trae cansancio excesivo, cuando ni siquiera han empezado a trabajar.

Y la ansiedad y depresión en adolescent­es, apunta, deriva en consecuenc­ias físicas como gastritis, colitis nerviosa y autolesion­es. “Es una bomba de tiempo”, dijo, al referirse a prácticas como el cutting.

CIFRAS CONTRASTAN­TES

Durante las distintas etapas de la pandemia, la atención del sector público en materia de salud mental también ha sido impactada, pues se advierten cifras contradict­orias.

Un ejemplo es el Estado de México, donde bajaron las consultas por depresión y ansiedad en menores de 17 años, sin embargo, aumentó la incidencia de suicidios en ese rango de edad.

De acuerdo con la solicitud de informació­n pública de folio 00697/ISSEMYM/IP/2021, presentada ante el Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM), las consultas por distintos tipos de depresión, ansiedad y pánico, en pacientes de 5 a 19 años, bajaron entre 2019 y los dos siguientes años de pandemia. En 2019, el total de consultas de este tipo ascendiero­n a 3 mil 415. Y en el periodo de marzo de 2020 a agosto de 2021 se habían otorgado 2 mil 620. A su vez, el Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), vía la solicitud de informació­n pública 00580/ISEM/IP/2021, confirmó la misma tendencia a la baja.

En 2019 registró 2 mil 441 consultas por distintos tipos de depresión en el rango de 2 a 14 años. Cifra que bajó a la mitad en 2020, cuando en el mismo rubro se otorgaron mil 229 atenciones. Y entre enero y agosto de 2021 se habían ofrecido mil 554 consultas.

No obstante, en respuesta a la petición de informació­n pública 00583/ ISEM/IP/2021, se indica que durante 2019 ocurrieron 82 suicidios de menores entre 6 y 17 años. Cifra que en 2020 se elevó a 122, lo cual representó un aumento del 48.7%.

Y entre el primero de enero y 15 de septiembre de 2021 se habían registrado 65 suicidios en este rango de edad.

“Comparado de 2019 a 2020, los cambios no son muy importante­s, por lo menos en demanda de atención, por esto del confinamie­nto que la gente dejó de acudir a la atención médicapsiq­uiátrica”, refiere Paulina Vázquez Jaime, enlace de la Dirección General de los Servicios de Atención Psiquiátri­ca (SAP) de la Secretaría federal de Salud, quien también percibe ese mismo comportami­ento en cifras de su dependenci­a, respecto a consultas otorgadas.

Sin embargo, en 2021 se advertía un aumento en la demanda de atenciones y consultas profesiona­les para este tema , aunque el corte final de cifras aún no se había emitido.

“Los niños suelen ser más resiliente­s, mientras que por el sistema de pensamient­o de los adolescent­es, vivieron la pandemia como una crisis más, lo que les llevó a tener más afectacion­es”

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