El Sol de Tlaxcala

Es el rey de la cumbia ¿de Pedro Infante?

Alberto Pedraza asegura que debe su estirpe musical a la época de oro del cine; tiene conciertos en puerta

- EDUARDO BAUTISTA

Pedro Infante nunca bailó cumbias, pero inspiró algunas de las mejores. Y eso que en los 40 y 50, México apenas sabía con qué se comía este género. Hay, sin embargo, historias que se atesoran tanto que pocas veces son contadas. Sin Pedro Infante, probableme­nte hoy nadie bailaría la Guaracha sabrosona de Alberto Pedraza, ni la Cumbia gabacha (de la que grabó una versión con Dr. Shenka) o la Cumbia yambao. Los asistentes al Vive Latino, donde Pedraza actuará el sábado 19 con su ahijado Santa Fe Klan y el domingo 20 con Son Rompe Pera, no tendrían oportunida­d de verlo en directo.

“Nosotros somos músicos gracias a nuestro padre”, asegura en entrevista Alberto Pedraza, el Rey de la Cumbia Sonidera, cuando se le pregunta sobre los orígenes de su carrera en el barrio de San Juan de Aragón, en la Ciudad de México. Luego suelta la anécdota.

Su padre era el director de una banda de viento que tocaba marchas militares. Y era tan bueno que fue invitado —junto con su agrupación— por el propio Ismael Rodríguez para participar en el rodaje de La oveja negra, la película protagoniz­ada por Pedro Infante y Fernando Soler en 1949.

Pedraza padre y su banda musicaliza­ron en vivo una de las grandes escenas de la época de oro del cine: Don Cruz Treviño (Fernando Soler) se enfrenta a su hijo Silvano (Pedro Infante) en un mitin por ser el alcalde del pueblo. Luego, el acto político se convierte en disturbio, y las trompetas y las tubas forman parte del caos.

Aquel momento, revela Alberto, fue decisivo para que la familia Pedraza se dedicara a la música en varias líneas generacion­ales. Les dio confianza en su estirpe y su talento.

“Por mi padre somos músicos, fue la herencia que nos dejó”, agrega el compositor, quien se presenta hoy en la Feria Internacio­nal de la Pirotecnia Tultepec.

“Mi música se hizo para la gente de barrio”, sostiene Pedraza, quien tiene más de 50 años de carrera y aprendió a tocar a puro oído desde muy pequeño. Su instrument­o preferido es el bajo. También toca el trombón, la guitarra y el acordeón.

Despreciad­a desde su llegada a México en la década de 1970, la cumbia se cuela cada vez más en círculos antes insospecha­dos. Raro era escuchar cumbias en las bodas de la clase media o en los festivales de rock, como el Vive Latino. “La verdad es que siempre hemos puesto a bailar a todos, a raperos, a roqueros, a todos”, dice Pedraza, quien recienteme­nte grabó Amor sincero, con María Barracuda. Hombre de pocas palabras y mucho ritmo que se conoce de punta a punta el continente americano, y también España.

Pero el Alberto Pedraza más joven escuchaba música en inglés en Radio Juventud y Radio 590 La Pantera. “¿Y nunca le dio la cosquilla de tocar esas canciones?”, se le pregunta. “No, pero si me pongo a buscar videos, las saco. De hecho, yo toco Río amarillo (Yellow river, de Christie) en el bajo”, responde. Pedraza sabe leer partituras, y entiende en qué clave están los instrument­os, argumento para quien cree que la cumbia es para músicos iletrados.

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CORTESÍA: ONE RPM Además de actuar hoy en Tultitlán, es invitado al Vive Latino

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