Orgullo mexicano
UNA CAÍDA CAMBIÓ SU DESTINO Y AHORA DISPUTARÁ SUS CUARTOS JUEGOS PARALÍMPICOS INVERNALES
Arly Velásquez tenía 13 años cuando de pronto una caída lo cambió todo. Andaba en su bicicleta, era el campeón juvenil BMX y entrenaba para una de sus competencias. Entonces vino el momento, y tras un mal salto cayó de cabeza. Sin saber bien lo que había pasado, esperó a que llegaran los paramédicos. La revisión fue breve, le dijeron que no tenía nada, aunque en realidad su columna había sufrido severos daños. Fueron dos vértebras cuarteadas, que a la hora de sentarse terminaron por romperse. El diagnóstico, ya en el hospital, fue severo, había una compresión medular que le impediría el movimiento del pecho para abajo. De aquel día surgió Arly, el esquiador, el único representante de México en los Juegos Paralímpicos de Invierno de Pekín 2022.
Han pasado 20 años desde el accidente. El tiempo transcurrido, sin embargo, ha ayudado a confeccionar esa sonrisa contagiosa. Los primeros tres años fueron los más complicados, pero el entonces adolescente libró la depresión gracias al ejemplo de su familia. Deportista de sangre, el joven buscó continuar con el legado de campeón que había forjado en el ciclismo de montaña, entonces probó en deportes como el atletismo, en el basquetbol y en la natación, pero en realidad ninguno cumplía conmpletamente con sus expectativas. Se alejó del deporte para estudiar cine en Argentina, pero la película necesitaba su dosis de adrenalina.
El recuerdo del vértigo del descenso en la bicicleta sólo encontró un equivalente en una vacaciones en Calgary, Canadá, en el 2009. De las altas y nevadas montañas se imaginó bajando, arriba de un monoesquí. Aquella imagen se reveló con fuerza, y no lo dejó. “Esquiar me impulsó a vender todas mis cosas, vender mi coche y prácticamente volar a la frontera”, dijo Arly en una entrevista para los Juegos Paralímpicos.
El sonido del viento se combinó con el del esquí sobre la nieve. Y en el descenso a toda velocidad Velásquez se encontró de nuevo. El atleta, oriundo de Cancún, ese paraíso donde hay todo menos nieve, describe el instante con lucidez. “Es muy, muy raro que haya momentos en tu vida en los que te sientas y tu instinto te diga que estás en el lugar correcto. Que estás haciendo lo correcto y que es algo que quieres seguir haciendo en tu vida. Eso es lo que sentí por primera vez”.
Así como lo hiciera en sus tiempos juveniles arriba de una bicicleta, Arly Velásquez tardó poco en destacar. Es la casta de quien lleva el deporte en la sangre. El mexicano tuvo su primera experiencia olímpica en Vancouver 2010, ahí siguió los pasos de Armando Ruiz, hasta entonces el único mexicano en la justa.
El impulso de Arly, sin embargo, fue duradero. La costumbre de acudir a unos Juegos Olímpicos se hizo ley. Así llegó a Sochi, en el 2014, donde las emociones fueron encontradas. A su buena participación, al finalizar en el lugar 11, se le sumó una caída que lo llevó al hospital para tratar una nueva lesión en la espalda. El proceso no fue fácil. Ciertas dificultades durante una operación obligaron a los médicos a inducirlo a un coma de tres días. El percance lo alejó algunos meses del deporte, pero no los suficientes para terminar con su valentía.
De esa experiencia Velásquez también supo salir adelante para clasificar a los Juegos Olímpicos del 2018, en PyeongChang, y cuatro años más tarde a los de Pekín. Su historia de resiliencia ha inspirado a miles.
“Esta vez no estoy poniendo ninguna presión en mí, llevo ya 13 años practicando este deporte, tengo las habilidades para estar dentro de los mejores del mundo”, dijo Arly Velásquez. Competirá en la prueba de eslalon gigante, en la modalidad de esquí sentado. Su participación está programada para el próximo 9 de marzo, en punto de las 20:00 horas, tiempo del centro de México.
La vida cambia cuando te das cuenta que hoy no sólo es un día más, sino un día menos y que hay que hacer que valga la pena. Honremos nuestra existencia”
ARLY VELáSQUEZ
ATLETA