Las novias del vestido negro
Probablemente, lo primero que se nos viene a la mente cuando pensamos en una boda es la imagen de la novia con su vestido blanco vaporoso caminando hacia el altar. La tradición católica y las producciones hollywoodenses nos han llevado a tener esa idea por antonomasia, sin embargo, al norte de México, los matrimonios menonitas en Cuauhtémoc se celebran de una manera muy distinta.
Al llegar a los 15 o 16 años de edad, las jóvenes menonitas ya pueden ser cortejadas por los muchachos de su comunidad que, si son aceptados por ellas, terminarán casándose en una de las tradicionales bodas para unirlos "hasta que la muerte los separe", ya que el divorcio no es bien aceptado por las tradiciones.
Cuando las mujeres están en edad casadera, sus padres les regalan vitrinas para que ahí vayan guardando los regalos que les hace el novio, que en general son utensilios de cocina; si la relación no prospera, no es forzoso que se casen, pero si terminan el noviazgo las mujeres deben regresar los regalos que recibieron.
El tiempo para conocerse lo determinan ellos mismos. Si la convivencia es buena dan el siguiente paso para anunciar su compromiso, organizan una comida donde se da a conocer la próxima unión. Durante la semana siguiente, los prometidos vestirán ropa de color café y al cabo de siete días celebrarán la ceremonia religiosa.
Ese día, la novia usará un vestido negro, ya que es considerado el color más elegante y formal para la ocasión, e irá al altar con la cabeza descubierta como símbolo de su virginidad. La ceremonia es sencilla, dura alrededor de 20 minutos y después da paso a una reunión con familiares, que se extiende todo el día. Sin embargo, no hay luna de miel.
Tras la boda, las mujeres casadas serán diferenciadas de las solteras por una pañoleta negra en la cabeza, las que aún no se han casado regularmente usan una blanca o de colores claros.
La ropa
blanca se reserva para los difuntos simbolizando la pureza.