El Sol de Tlaxcala

El charco inútil

- HUGO HERNÁNDEZ

Si bien Mariana Garza proviene de una familia de artistas y podría reclamar para sí aquel viejo adagio que asegura que “hijo de tigre, pintito”, ella no se ha conformado con cosechar, sino que se ha dedicado a sembrar en un campo, conocido como teatro.

Aunque todos la conocimos cantando con Timbiriche, Mariana empezó su carrera como actriz, que tuvo que “guardar” algunos años, ante el éxito abrumador del grupo infantil allá a principios de los 80.

Y digo “guardar” entre comillas porque con Timbiriche formó parte del musical Vaselina, en el que era evidente su talento actoral; y a aquel inolvidabl­e montaje siguieron otros como Oz, El soldadito de plomo, Él y sus mujeres, Regina, Yo madre, yo hija, Sherezada, Pinocho, la trilogía Sólo quiero hacerte feliz, Plaza Sésamo, Aquí y ahora, Lobos por corderos, Nerium park, Los monólogos de la vagina, Instruccio­nes para una muerte feliz, Nuestro cuaderno rojo, Elena y

más recienteme­nte Pequeñas grandes cosas.

Su amor por el teatro quedó nuevamente de manifiesto al fundar al lado de Pablo Perroni los espacios escénicos Milán y Lucerna; y luego por impulsar fuertement­e la entrega de los premios Metro, de los cuales se ha convertido en el corazón.

Hoy Mariana está nuevamente en la escena con una obra maravillos­a y terrible al mismo tiempo: El charco inútil, del multipremi­ado y muy exitoso dramaturgo David Desola, de quien hemos visto en México su obra Almacenado­s, así como sus guiones de la misma historia y En el último trago.

Desola es un autor que combina la crudeza de la realidad con el humor, lo que hace que el mundo se vea aún más duro. En El charco inútil, ganadora del premio Lope de Vega, confronta, enfrenta, reúne a dos personas destruidas: un maestro que ha abandonado la docencia luego de un incidente altamente violento con un alumno y una madre que ha perdido a su hijo (en la historia original en los atentados ferroviari­os de Madrid en 2004) y que se “niega” a aceptar el hecho.

La obra tiene una construcci­ón de cajas chinas, en la que un secreto esconde otro, y otro y así sucesivame­nte con cada escena. Esto lo han captado muy bien directora y escenógraf­o, que apoyan a la perfección este desvelamie­nto paulatino. Los respectivo­s responsabl­es son: Ruby Tagle y Jesús Hernández.

Eso se concreta en las actuacione­s, estupendas las tres, de Mariana Garza, quien, como diría la Biblia, ha crecido en edad, sabiduría y gracia; virtudes a las que hay que sumar talento, entrega, responsabi­lidad, compromiso, valor, constancia, y otros más. Ya tiene muchos montajes de crecimient­o constante, y éste no es la excepción. ¡Bravo Mariana!

Alberto Estrella —de quien en otra ocasión en este mismo espacio hice un recorrido por su sólida carrera— está nuevamente estupendo; al igual que el actor David Hevia.

El charco inútil se presenta en el Teatro Helénico hasta el 20 de marzo, los jueves y viernes a las 20:00 horas; los sábados a las 19:00 y los domingos a las 18:00 horas.

Ah, y por si fuera poco, Mariana apoya causas como la recaudació­n de fondos que se realizará este 8 de marzo, a través de la página de facebook de Casa Hogar Alegría IAP, a beneficio de la misma.

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