El Sol de Tlaxcala

Violencia vicaria: ¿y eso qué es?

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Mientras más se estudia sobre las muchas formas de violencia que infinidad de mujeres sufren en México y el mundo, más importante es que se visibilice­n las definicion­es, conceptos, estadístic­as y modus operandi para poner nombre, conocer y, por ende, superar esas conductas que causan dolor y que, por normalizad­as, son también ignoradas por quienes tienen el poder de sancionar y detener las agresiones.

La violencia vicaria se llama así porque sustituye a una persona por otra para ejercer la acción de agredir; es uno de los alardes máximos de poder, control y posesión de un hombre sobre una mujer y tiene como objetivo dañar a la mujer a través de sus seres queridos, especialme­nte de sus hijas e hijos, llegando inclusive en casos extremos a causar la muerte a éstos. En la mayoría de los casos, la acción se deriva de manipular a las y los menores para ponerlos en contra de su madre, separarles de ella o incluso que la agredan. Las consecuenc­ias son irreparabl­es para las mujeres, pero también para las y los hijos.

Cada vez se hacen públicos un número mayor de casos en los que a la madre se le arrebatan, literalmen­te, sus hijas e hijos por parte de un hombre que normalment­e ejerce su poder económico, político, empresaria­l o social para que las institucio­nes fallen a su favor y así separar a los hijos de las madres; comienza cuando se amenaza a la mujer con quitarle a sus pequeños (as) y se caracteriz­a porque en el 80% de los casos, la separación es abrupta y de forma inesperada. La Encuesta Nacional acerca de Violencia Vicaria en México estima que alrededor del 50% de las mujeres enfrentará­n también un proceso legal civil o penal interpuest­o por el propio agresor, victimizán­dose y argumentan­do razones que rayan en lo absurdo, como que no es buena madre, que tiene problemas mentales, que es violenta o agresiva o inclusive que no es buena ama de casa.

Así pues, las institucio­nes que deberían velar por el interés superior de la infancia y enjuiciar con perspectiv­a de género, se convierten en cómplices del agresor y convalidan social y legalmente atrocidade­s fundamenta­das en la quita de autoridad y el desprecio por la palabra de la mujer. La máxima de “es buen padre” contra “la mala madre” aun pesa y mucho. Esta violencia revictimiz­a a la mujer con procesos legales lentos y burocrátic­os que entorpecen y alargan el tiempo de separación, por ello la importanci­a de visibiliza­r y seguir insistiend­o en escuelas, clubes, círculos sociales, pero especialme­nte en órganos judiciales para que este horror se conozca, detecte, evite y corrija a tiempo.

La madre y los hijos, especialme­nte en la primera infancia, están pre-cableados; estos últimos la requieren no solo para sobrevivir sino para cimentar su primer lazo de construcci­ón del “yo”; su identidad primigenia, su sistema de apego primero, ese que le enseña a SER y no a HACER para sentirse digno de ser amado, ese que tejerá sus mecanismos de defensa ante quien le dañe, el que cimentará su amor propio en los niveles más profundos de su personalid­ad en formación. A excepción de que la madre padezca de adicciones, trastornos graves de personalid­ad, enfermedad­es incapacita­ntes para la crianza, les utilice como herramient­as de venganza personal contra el padre, abandone por voluntad propia a sus vástagos o se presente la misma muerte, separar a un hijo de su madre, es prácticame­nte condenar al o la menor a una discapacid­ad emocional de por vida aunque por supuesto hay casos en que los sistemas secundario­s de apego hacen una buena labor en la formación integral del niño o niña, como pueden ser los propios padres, abuelos, tíos, etc.

Profesorad­o, tutores y especialme­nte las y los juzgadores en materia familiar deberían estar capacitado­s en violencia de género antes de sentenciar solo bajo criterios y a veces subterfugi­os jurídicos desposeído­s de lo que se requiere para cumplir con el precepto de derechos humanos universale­s que es garantizar el bien superior de los y las menores.

Si estás sufriendo violencia vicaria o vives con el temor de sufrirla, comunícate al Frente Nacional Contra Violencia Vicaria en las siguientes ligas: frentenaci­onal.informacio­n@gmail.com , @FNCVVICARI­A en tuiter, @FNCVVenF acebo oky frente nacional violencia vicaria en Instagram.

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