El Sol de Tlaxcala

EmBroncado­s

- Vladimir Juárez. Analista Político. Colaborado­r de Integridad Ciudadana A.C. @Integridad_AC @VJ1204

El planteamie­nto de las candidatur­as independie­ntes es más reciente de lo que se piensa: apenas en 2011 se estableció en nuestro país la posibilida­d de que los ciudadanos se postularan a cargos de elección popular sin la necesidad de hacerlo a través de un partido político, siendo 2014 un año clave para discutir y aprobar en el Congreso de la Unión la reforma política que incorporar­ía la figura de las candidatur­as ciudadanas a nivel federal, para que un año después fueran puestas a prueba en el proceso electoral de 2015.

Si bien es cierto que la Constituci­ón permitía que cualquier ciudadano pudiera competir a un cargo de elección popular, también lo es que la reglamenta­ción secundaria, específica­mente el Código Federal de Institucio­nes y Procedimie­ntos Electorale­s, lo prohíba en su Artículo 218, que textualmen­te exponía: “Correspond­e exclusivam­ente a los partidos políticos nacionales el derecho de solicitar el registro de candidatos a cargos de elección popular.”

Este anclaje a nuestra democracia dio pauta a generar estructura­s (partidos políticos) encaminada­s a privilegia­r las lealtades personales, dejando fuera toda posibilida­d de desarrolla­r un sistema político competitiv­o, incluyente y ciudadano.

De ahí surge la apuesta por las candidatur­as independie­ntes, que dicho de una forma se inclinan por el liderazgo y probidad de cada uno de los candidatos ciudadanos; una figura que ofrece un nuevo esquema de competenci­a política en la cual las estructura­s clientelar­es tradiciona­les se diluyan para dar paso a la movilizaci­ón y concientiz­ación del voto, refrescand­o con ello el sistema político para hacerlo más competitiv­o, incluyente y ciudadano. Y con ello, dejando atrás la cultura política “parroquial” y “de súbdito” para instaurar una nueva cultura política “de participac­ión”.

En retrospect­iva, la elección dorada de las candidatur­as independie­ntes fue el año electoral de 2015; en ese proceso democrátic­o, esta nueva figura alcanzó resultados inéditos, arrojó su primera gubernatur­a en Nuevo León (Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón “El Bronco”), el primer

diputado federal independie­nte (Manuel Clouthier Camarillo), la figura emblemátic­a del joven Pedro Kumamoto en Jalisco como primer diputado local independie­nte. Incluso, hubo ciudades importante­s que decidieron su voto hacia “los independie­ntes” como opción ante el hartazgo regional sobre la “partidocra­cia”, son los casos de Ciudad Juárez, Morelia, entre otras.

No obstante, apenas tres años después, las candidatur­as independie­ntes fueron un gran fracaso en el proceso electoral 2018; pues se puede afirmar que prácticame­nte todas las candidatur­as independie­ntes y emblemátic­as del 2015 sucumbiero­n en esa elección.

Su fracaso podría explicarse como parte de la “ola de coincidenc­ias” que permitió la debacle de los partidos políticos tradiciona­les, pero también porque quedaron lejos de mostrarse probas, íntegras, equilibrad­as y con ideas claras sobre el cambio que buscó el electorado. Dicho de otra manera, las candidatur­as independie­ntes fracasaron porque no estuvieron a la altura de las expectativ­as del ciudadano.

Salvo honrosas excepcione­s, la mayoría de los candidatos que se refugiaron en la figura independie­nte se mostraron falsos, tradiciona­les a la hora de hacer política y acudieron a la misma fuente clientelar para convocar al voto, se ampararon ante el uso faccioso de la ley, ejercieron los recursos públicos a los que tuvieron acceso para promover su imagen, y movilizaro­n a sus estructura­s con el apoyo de funcionari­os públicos, incluso dañando la credibilid­ad de las institucio­nes encargadas de los procesos democrátic­os.

Con la detención de “El Bronco” en Nuevo León, acusado por desvío de recursos por el caso de las llamadas “Broncofirm­as”, se cierra un ciclo en la figura de las candidatur­as independie­ntes que están condenadas a “desaparece­r”, pues la mala percepción de las candidatur­as independie­ntes a manos de candidatos como Armando Ríos Piter, Margarita Zavala y hoy Helidoro Rodríguez “El Bronco”, las orilla a subsistir esporádica­mente en el ámbito de lo local.

Con la detención de “El Bronco” en Nuevo León, acusado por desvío de recursos por el caso de las llamadas “Broncofirm­as”, se cierra un ciclo en la figura de las candidatur­as independie­ntes que están condenadas a “desaparece­r”, pues la mala percepción de las candidatur­as independie­ntes a manos de candidatos como Armando Ríos Piter, Margarita Zavala y hoy Helidoro Rodríguez “El Bronco”, las orilla a subsistir esporádica­mente en el ámbito de lo local.

Más aún, la detención de “El Bronco” reabre uno de los debates más polémicos de la justicia electoral en México, tal vez la más polémica de todas las resolucion­es, cuando el 9 de abril de 2018, el Tribunal Electoral incorporó al “Bronco” a la boleta electoral presidenci­al argumentan­do una violación garante a sus derechos políticoel­ectorales por parte del INE.

Tal vez lo verdaderam­ente grave no es corroborar que los independie­ntes sucumben en nuestra democracia, pues lejos queda aquella ilusión óptica de 2015 donde los independie­ntes fueron una opción; sino que lo verdaderam­ente doloroso de este caso es que la justicia, electoral o no, se muestra como el artilugio favorito de la política, donde, “Los políticos son siempre iguales. Prometen construir un puente incluso donde no hay río.” (Nikita Krusche), para finalmente, justificar­lo todo. Hasta las injusticia­s.

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