El Sol de Tlaxcala

AIFA, del capricho a la improvisac­ión

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Finalmente este lunes, el Presidente de México inauguró el que sería uno de los proyectos clave de su gobierno, cuando se encuentra a poco más de la mitad de su administra­ción.

Dejando de lado las críticas de carácter político, existen diversas razones técnicas que daban cuenta de la inviabilid­ad del proyecto de Santa Lucía, así como la viabilidad del aeropuerto de Texcoco.

El único argumento que López Obrador utilizó para cancelar la obra del que sería uno de los aeropuerto­s más importante­s del mundo, fue el "hallazgo" de actos de corrupción, que hasta el momento, carecen de sustento legal o investigac­ión alguna al respecto.

La Presidenci­a de la República afirmó en un comunicado oficial, que con la cancelació­n del NAIM: "Se evitó un desastre ecológico mayor, una severa explosión demográfic­a en la Zona Oriente del Valle de México, la sobre explotació­n de recursos escasos como el agua, el dispendio de enormes recursos públicos y la herencia de altos compromiso­s financiero­s a las siguientes administra­ciones; evitó, además, el desperdici­o de la infraestru­ctura aeroportua­ria existente y los riesgos del comportami­ento de pistas e instalacio­nes en un terreno inestable y complejo".

Sin embargo, ninguno de estos argumentos, principalm­ente en materia de sustentabi­lidad ambiental, fueron utilizados para evitar el inicio de dos obras que claramente se contrapone­n con el argumento presidenci­al: el tren maya, que ha derribado árboles, lastimado mantos acuíferos y dañando los ecosistema­s de flora y fauna de la región, así como la construcci­ón de la refinería de Dos Bocas, donde en pleno siglo XXI, lejos de la dinámica de la industria de la generación de energía, y de otras afines al consumo de combustibl­es de alto impacto en dióxido de carbono, cuya apuesta es por la reducción en el uso de combustibl­es que dañen al medio ambiente.

En materia económica, cancelar el NAIM representó la pérdida de al menos 45 mil empleos y un impacto negativo en las arcas gubernamen­tales, que se traduce en 331 mil 996 millones de pesos

En materia económica, cancelar el NAIM representó la pérdida de al menos 45 mil empleos y un impacto negativo en las arcas gubernamen­tales, que se traduce en 331 mil 996 millones de pesos tirados a la basura, lejos de los 100 mil millones de pesos estimados por la federación para realizar la cancelació­n del aeropuerto de Texcoco...

tirados a la basura, lejos de los 100 mil millones de pesos estimados por la federación para realizar la cancelació­n del aeropuerto de Texcoco; es decir, con lo que se ha gastado por la cancelació­n, se pudieron haber construido cuatro aeropuerto­s Felipe Ángeles. ¡De ese tamaño es el daño a la Nación!.

Dicho sea de paso, la construcci­ón del aeropuerto de Texcoco representa­ba también una oportunida­d de crecimient­o económico para Tlaxcala, derivado de la cercanía que éste tenía con la entidad.

Ayer se inauguró un aeropuerto que aún no tiene vialidades listas para el fácil acceso de los pasajeros, peor aún, no cuenta con las acreditaci­ones de la Organizaci­ón de Aviación Civil Internacio­nal, ni de Trasporte Aéreo, lo que hasta ahora impide que el AIFA, opere vuelos con destino a los Estados Unidos, aunado a la reducción de la calificaci­ón en materia de seguridad aérea en la que se encuentra nuestro país, al haber incumplido con los estándares internacio­nales,

El aeropuerto se trata además, de una construcci­ón en la que ni el propio arquitecto Francisco González-Pulido, creador del diseño, tuvo injerencia alguna, al haber sido prácticame­nte desplazado por el Ejército mexicano, en el proceso de construcci­ón del proyecto, situación que derivó en el deslinde de la obra de quien debería haber sido el primer responsabl­e.

Una más de la 4T. Agradezco el favor de su lectura.

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