Transformación a contrarreloj
EL ARENA LVIV PASÓ DE SER UN ESTADIO DE CHAMPIONS LEAGUE, A GRAN REFUGIO PARA LOS UCRANIANOS
Leópolis.- Decenas de personas hacen fila para ingresar al Arena Lviv, un estadio que ha presenciado grandes noches de Champions League, así como de la Eurocopa en 2012. Pero no son aficionados los que acuden a él, esta vez son desplazados que buscan refugio, un lugar seguro donde dormir lejos de los ataques rusos en el este de Ucrania.
Este estadio, con capacidad para 35 mil aficionados, es la casa del FC Lviv y el Rukh Lviv; también lo fue del Shakhtar Donetsk, desde 2014 hasta finales del 2016; equipos que ahora juegan el partido más difícil de su historia: dar cobijo, comida y un lugar para asearse a cientos de desplazados que han tardado días en llegar a Leópolis.
Iván tiene 14 años y huyó de las bombas que cayeron en su calle, en la provincia de Dnipró, con su madre, su gata Michele y su perra Irma. Tras dos días de viaje en coche, en tren y a pie, llegaron al Arena Lviv, un estadio al que siempre había querido ir para ver jugar a su Shakhtar.
“Nunca pensé que vendría al estadio del Shakhtar, pero al menos tenía la esperanza de hacerlo en tiempos de paz”, lamentó Iván, quien explicó que de Dnipró sólo se llevó dos bolsas cargadas de comida, medicamentos y ropa para pasar unas cinco noches en este estadio antes de intentar cruzar a Polonia.
El director de instalaciones del Shakhtar, Vadym Gunko, trabaja como un voluntario más que atiende a los desplazados, y cuenta que se le hace raro pensar que, debido a la guerra, este precioso inmueble, que fue diseñado para grandes partidos y eventos, sea ahora utilizado como un refugio.
“Ahora la gran misión de este estadio es ayudar a la gente, dar refugio y mínimas condiciones de seguridad”, dijo Gunko, uno de los 40 empleados del club que ahora realizan todo tipo de tareas para atender a los desplazados.
El Arena Lviv hace ya cuatro semanas que opera, pero se limitaba a ser centro de registro para reubicar a los desplazados a otros centros de acogida.
Sin embargo, debido al gran flujo de personas que huyen de Donetsk, Lugansk y Járkiv, los voluntarios han tenido que transformar a contrarreloj el estadio en un gran hostal, en palabras de Gunko, con capacidad para 500 personas.
Parte del palco presidencial y la zona VIP del estadio, donde antaño empresarios y políticos charlaban con una copa en la mano, se ha convertido en un gran dormitorio repleto de camas individuales y estufas para soportar la gélida noche ucraniana.
El almacén, en vez de balones, conos y porterías, custodia centenares de cajas de comida y suministro para unas semanas.
Un estadio por el han pasado el Real Madrid o la selección de Alemania, se ha transformado en un centro de solidaridad y compañerismo.
Alexander Aleksieiev antes de la guerra ejercía como director de la academia del Shakhtar, pero ahora es un voluntario más que intenta ayudar en lo que se pueda.
“Ya que no podemos jugar futbol, ahora debemos hacer algo. Nuestro principal objetivo es ganar la guerra, nada más. Una vez tengamos la paz, seremos capaces de volver a jugar futbol. Por eso debemos contribuir todos”, sentenció.*
Nunca pensé que vendría al estadio del Shakhtar, pero al menos tenía la esperanza de hacerlo en tiempos de paz”
IVÁN
DESPLAZADO UCRANIANO