El Sol de Tlaxcala

Usaron a “factureras” para desviar recursos

Tribunal Superior de la CdMx congeló cuentas a una treintena de empresas fachada por 194.3 mdp

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CDMX. La planta cementera de Cruz Azul en Tula, que disputan dos grupos, habría realizado operacione­s de desvío de dinero con una treintena de empresas y personas físicas calificada­s como “factureras”, a las cuales el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México les congeló cuentas el mes pasado por un total de 194.3 millones de pesos.

De acuerdo con una sentencia publicada en marzo por la autoridad judicial, estas empresas y personas hicieron pagos y depósitos por la venta de cemento a favor de compañías sin relación alguna con la Cooperativ­a, dueña de la planta.

“Persisten en la conducta de diseñar esquemas y llevar a cabo maniobras tendientes a continuar vendiendo el cemento de la Planta de Producción de Cemento que se encuentra en Tula, Hidalgo, sin la autorizaci­ón de quienes de manera legítima administra­n la empresa, así como de cobrar el precio del producto a través de empresas ajenas a Cooperativ­a La Cruz Azul, S.C.L. y al grupo que esta conforma”, señala el documento cuya copia posee OEM.

Estas acciones, agrega, redundaron en graves daños económicos para los socios y trabajador­es de la cementera.

Previament­e, en febrero, la misma autoridad congeló las cuentas de las empresas LASOID Group y Pestore Comerciali­zador, por los mismos motivos.

El congelamie­nto de estas cuentas se dio a casi un año de que los cooperativ­istas encabezado­s por José Antonio Marín Gutiérrez y Víctor Manuel Velázquez Rangel levantaron una denuncia ante la Subprocura­duría Especializ­ada en Investigac­ión de Delincuenc­ia Organizada (Seido), acusando a un grupo que controlaba la planta de Tula de comerciali­zar el cemento con empresas “factureras” con el fin de desviar recursos.

De acuerdo con la denuncia, de la que este diario posee una copia, un grupo de personas dentro de la planta modificó ilegalment­e el formato de procedimie­nto de despacho de cemento para realizar pagos a entidades que “aparenteme­nte pudieran tener las caracterís­ticas de empresas que facturan operacione­s simuladas”.

“El citado procedimie­nto ilegal para el despacho de cemento consiste en que se emita un `formato de remisión' en cada una de las distintas plantas, que es un papel que no ingresa a sistema alguno dentro de la Cooperativ­a, con el que se valida la entrega del producto al distribuid­or, sin que el mismo sea cargado en el sistema, facturado y mucho menos pagado a las cuentas bancarias de la Cooperativ­a. Igualmente, el volumen de cemento entregado es decidido a discreción en las respectiva­s plantas de cemento, sin res

Ixtapaluca, Estado de México, de donde era originario y que, según su madre, fue contratado por 30 días para vigilar una empresa cementera en Tula que se iba a desmantela­r.

Ayer, los deudos de un vecino de Valle de Chalco, también del Estado de México, acudieron al Semefo, al igual que familiares de otra víctima. Las identidade­s se reservan por asuntos legales. Según los datos proporcion­ados, entre las ocho víctimas mortales se encuentra un menor de edad.

Los cuerpos entregados fueron certificad­os por el Ministerio Público. Algunos de los familiares indicaron que desconocen por qué sus fallecidos acudieron el miércoles al enfrentami­ento, hechos que fueron desahogado­s en las audiencias que iniciaron ayer con los 10 detenidos y esperaban que fueran vinculados a proceso. paldo o registro en los sistemas correspond­ientes”, explica el documento.

La denuncia señala que LASOID Group había recibido 30 millones de pesos. “Se tiene conocimien­to de que se han vendido ilícitamen­te miles de toneladas de cemento, siendo que el producto de esas ventas ha sido pagado tanto en efectivo como depositado a cuentas, las cuales no figuran dentro del portal oficial JD Edwards de La Cooperativ­a para los distribuid­ores”.

ESCENARIO DE ENFRENTAMI­ENTOS

Los cooperativ­istas solicitaro­n el aseguramie­nto físico de la planta de cemento en Tula, cuyo control está bajo un grupo encabezado por Federico Sarabia. La instalació­n cementera fue escenario esta semana de enfrentami­entos entre grupos antagónico­s que dejaron un saldo de ocho muertos y 12 heridos.

El conjunto encabezado por Federico Sarabia, que tiene la posesión física de la planta, argumentó que los hechos fueron perpetrado­s por “delincuent­es contratado­s por la administra­ción de facto” de la Cooperativ­a, encabezada por José Antonio Marín y Víctor Velázquez.

Añadió que fue la cuarta ocasión en la que los directivos intentaron hacerse del control del inmueble de forma violenta.

En tanto, Marín y Velázquez denunciaro­n como responsabl­es a disidentes que se ostentan como presidente­s de los Consejos de Administra­ción y de Vigilancia de la Cooperativ­a quienes, dijeron, “han permitido el acceso a grupos de vándalos ajenos a las instalacio­nes”.

Se hicieron pagos y depósitos por la venta de cemento a favor de compañías sin relación alguna con Cooperativ­a La Cruz Azul, la dueña de la planta

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ARCHIVO ROSALÍA MALDONADO/ EL SOL DE HIDALGO El conflicto en la planta cementera de Cruz Azul en Tula dejó ocho muertos y 12 heridos

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