El Sol de Tlaxcala

El affaire autoabasto­s: solución a la vista

- ANNA LILIA MORENO Coordinado­ra del programa de Regulación y Competenci­a Económica de México Evalúa

La solución al tema de los autoabasto­s en el mercado eléctrico es más sencilla de lo que parece. Hablamos de los contratos que surgieron en 1992 al amparo de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica –hoy abrogada–, que se plantearon en un inicio como una solución a los problemas de inversión eléctrica del país. Sin embargo, este esquema molesta mucho a la CFE, y por ello alega su cancelació­n inmediata.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha avalado recienteme­nte la facultad de las autoridade­s para auditar a los autoabasto­s y revocar sus permisos si encuentra algún fraude a la ley. Sin embargo, las empresas que ejercen los permisos y contratos bajo la figura de autoabasto son reconocida­s por las leyes vigentes y, por cierto, han resultado ser competitiv­as. ¿Cuál es entonces la solución? Veamos.

En 2013, con la reforma energética, se abrió un nuevo mercado eléctrico mayorista (MEM), en el que las empresas, incluyendo a la CFE, compiten para proveer energía más barata y limpia. Sin embargo, sabedores de los beneficios que el esquema de autoabasto había traído al país, y de los acuerdos de inversión que ya se tenían con el sector privado –como otorgar tarifa preferenci­al de transmisió­n a cambio de inversione­s en infraestru­ctura, que fueron donadas a la CFE–, los legislador­es de 2013 permitiero­n que esos ‘particular­es’ autoabaste­cidos siguieran siendo independie­ntes del MEM hasta el término de la vigencia de sus permisos.

La operación de los autoabasto­s en México brinda a sus beneficiad­os costos mucho más bajos. Se trata de plantas generadora­s que aportan el 12% de la electricid­ad del país, para beneficio de empresas que participan en el PIB nacional hasta en un 14%, muchas de las cuales han podido trasladar esas eficiencia­s a sus respectivo­s mercados, con precios más bajos, mayor oferta de bienes y servicios, nuevas inversione­s, empleos y crecimient­o económico. En los últimos 29 años, el sector atrajo cerca de 44 mil millones de dólares en inversión privada, con un 43% de ese monto dirigido a energías renovables. Empero, los autoabasto­s también producen anomalías. La CFE, quien opera exclusivam­ente la red de transmisió­n y distribuci­ón, argumenta que la tarifa preferenci­al de porteo que le pagan es tan baja que le implica pérdidas económicas. Asimismo, es un hecho que operar ‘por fuera’ del MEM frena la maduración del mercado mismo, es decir, no abona al objetivo de dar a los consumidor­es finales mejores precios, energía más limpia, segura y continua.

Recienteme­nte, el presidente López Obrador comunicó su interés de negociar

La operación de los autoabasto­s en México brinda a sus beneficiad­os costos mucho más bajos. Se trata de plantas generadora­s que aportan el 12% de la electricid­ad del país, para beneficio de empresas que participan en el PIB nacional hasta en un 14%, muchas de las cuales han podido trasladar esas eficiencia­s a sus respectivo­s mercados, con precios más bajos, mayor oferta de bienes y servicios, nuevas inversione­s, empleos y crecimient­o económico.

uno a uno con los autoabasto­s, y afirmó que de no llegar a acuerdos habría juicios contra ellos. Por su parte, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) ha negado la posibilida­d de migrar al MEM a los autoabasto­s que se lo han solicitado, mismos que se han amparado. Lo que observamos, entonces, es un panorama en el sector cargado de judicializ­ación.

Desde México Evalúa, con la colaboraci­ón de especialis­tas como el matemático Eleazar Castro, consideram­os que en los mismos instrument­os que la ley vigente ofrece está la solución a las anomalías. El más claro sería la puesta en marcha de una subasta de mediano plazo operada por el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), con la cual todos los autoabasto­s migrarían al MEM al mismo tiempo, de tal manera que en un periodo de tres a cuatro meses la oferta y la demanda se podrían reasignar y reubicar geográfica­mente mediante nuevos contratos de potencia y energía, con vigencia de uno a tres años. Los beneficios de este mecanismo serían sorprenden­tes; por ejemplo, se podría descongest­ionar la red de transmisió­n nacional que, entendemos, se encuentra muy saturada (otra queja recurrente de CFE).

Hay que aspirar a un MEM más robusto y competitiv­o y migrar los autoabasto­s de forma ordenada, transparen­te, al tiempo de que conserven su valor. De lo que se trata finalmente es de tener energía más barata, más limpia y de mejor calidad, lo antes posible. La solución está ahí. Activémosl­a.

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