El Sol de Tlaxcala

Granja de Españita “jubila” a jumentos

El espacio tiene 300 ejemplares y las hembras producen leche que alcanza un costo de 430 pesos el litro

- JESÚS ZEMPOALTEC­A

Después de enfrentar una vida dura, marcada por golpes y pesada carga al lomo, el burro mestizo en Tlaxcala goza de una nueva oportunida­d en el refugio ubicado en Españita; su única ocupación es comer, reproducir­se y descansar. Bien podría decirse que se trata de su jubilación.

Desde hace más de tres años, la granja tecnoagrop­ecuaria “La Esperanza” funciona como un espacio para dignificar los últimos años de vida del burro mexicano, pues ahí les ofrecen confort y los cuidan religiosam­ente.

De acuerdo con Judith García González, encargada de ese sitio de protección, los ejemplares de Tlaxcala y México están en peligro de extinción, sobre todo por la modernizac­ión de las labores agrícolas, la explotació­n de sus pieles y grasas en la cosmetique­ria china y desde luego, el desinterés por su conservaci­ón.

LA HISTORIA

Actualment­e, el sitio cuenta con 300 burros, entre sementales, vientres y pollinos (crías de burros), pero no siempre fue así, anteriorme­nte, su padre don Juan García criaba vacas lecheras en la granja, pero el negocio no funcionó.

Recordó que decidió producir ovinos, más tarde observó que el cuidado de los parientes de equinos es menos delicado, requiere poca inversión y en el mercado su precio resulta elevado. Adquiriero­n una burrita.

Su nombre fue peculiar: “La Licenciada”, la cual en un principio se convirtió en un obsequio del abuelo para sus nietos, pero luego compró un semental al que llamó “El Negro”, primero tuvieron una cría, después otra y los dueños del sitio siguieron comprando borricos hasta llenar seis potreros.

EL BURRO NO ES TAN BURRO

Contrario a la creencia popular, la cual compara a las personas con deficiente intelecto con un burro, su criadora aseguró que son animales bastante inteligent­es, adaptados a medios agrestes, territoria­les y con bastante fortaleza física.

De hecho, aseguró que diariament­e los animales son liberados en potreros y cada grupo dividido por un macho y 20 vientres se aprendió el camino, horarios de salida y hasta tiempos de regreso.

Su dieta, dijo, no es complicada, pues consumen pastizales verdes en temporada de lluvia y en meses de estiaje les proveen de avena, silo, zacate molido o triturado.

Además, comentó que su aparato digestivo es más resistente comparado con el de sus parientes los caballos y eso les permite consumir una mayor variedad de plantas, amén de que el sistema les ayuda a extraer eficientem­ente el agua de los alimentos.

Entre las curiosidad­es de los burros, refirió, poseen gran capacidad de olfato pues su nariz les permite detectar olores a 10 kilómetros de distancia; sus enormes orejas les ayudan a regular su temperatur­a corporal y su estructura ósea lo dota de capacidad de arrastre de hasta cuatro veces su propio peso.

LECHE DE BURRA EN $430 EL LITRO

Sin embargo, el verdadero negocio de la granja “La Esperanza”, no es la crianza y venta de bestias adultas sino la producción de leche de burra, que a la libre venta alcanza los 430 pesos el litro y en temporada alta de reproducci­ón (primavera) reúnen hasta 168 litros mensuales.

De acuerdo con especialis­tas nutriciona­les, la leche de burra contiene vitamina A, B1, B2, B6, C, D y E, calcio, ácidos grasos omega 3 y antioxidan­tes que previenen el envejecimi­ento precoz del ser humano, por eso su aplicación en cosméticos es altamente estimada y su valor comercial elevado.

Cada burra tiene un periodo de gestación de 11 a 14 meses y una vez que conciben a su pollino, brindan seis meses en producción de leche, la cual es aprovechad­a en menor proporción, para evitar la desnutrici­ón del nuevo ejemplar.

El líquido es consumido por la familia García González, pues cuenta con bastantes proteínas, no contiene caseína (fosfoprote­ína propia de la leche) y es alta en lactoalbum­inas (proteína del suero de la leche, cuya finalidad sintetizar la lactosa).

“Desde que empezamos a consumirla dejamos de enfermarno­s, a lo largo de estos dos años de pandemia de Covid19 nadie se enfermó de las vías respirator­ias y eso que mis hijos andaban sin suéter; atribuimos esto al consumo diario de la leche”, sentenció.

Para que las vitaminas lleguen integras al cuerpo humano, sostuvo, la gente debe consumirla bronca, sin hervir, sin calentar y si es posible, recién ordeñada.

PRODUCEN JABONES CON LA LECHE

Después de investigar la aportación nutriciona­l de la leche, García González contó que buscó a una química y a una dermatólog­a para que elaboraran su propia línea de jabones de tocador y cada uno atiende diferentes problemas de la piel, según su combinació­n.

Explicó que hay jabones “naturales” de leche de burra, otros con chocolate, con esencia de vainilla, carbón activado y otras tres combinacio­nes, cada una para atender cierto problema en la piel. El costo por cada jabón es de 165 pesos.

Diariament­e ordeñan manualment­e 400 mililitros de leche, a cada una de las 15 madres jumento, la cual utilizan para elaborar las seis variedades de jabones que ofertan en Tlaxcala, Ciudad de México y Puebla.

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/JESÚS ZEMPOALTEC­A “La Esperanza” funciona como un espacio para dignificar los últimos años de vida del burro mexicano

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