El Sol de Tlaxcala

Xicohtzinc­o, el foco más rojo

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Xicohtzinc­o, el foco más rojo del sur del estado, rebasó los límites de la gobernabil­idad y la tolerancia en la pugna entre un grupo representa­tivo del pueblo, denominado Movimiento por la Recuperaci­ón de Xicohtzinc­o (MPRX), y Luis Ángel Barroso Ramírez, quien con presuntas artimañas se hizo de la presidenci­a municipal y que en la simulación finge ser un buen gobernante, pero en hechos la justicia lo debe castigar.

Lo ocurrido el domingo pasado, con el cobarde crimen de un joven, dio continuida­d al perfil violento y peligroso del bando que emergió en el gobierno local anterior, dirigido por el prófugo de la justicia, José Isabel Badillo Jaramillo, y actualment­e con Luis Ángel Barroso Ramírez, quien como alcalde ha sido rebasado y rechazado por la mayoría de habitantes del poblado sureño, porque es visto como un corrupto, desde que fue director de obras públicas.

El munícipe, ahora, debe responder por el asesinato, ya que la persona que lo cometió está plenamente identifica­da con él.

El tema amerita no solo la desaparici­ón del ayuntamien­to, sino ejercer acción penal en contra del alcalde por permitir que arribaran a la reunión, personas armadas y lo peor, que cometieran un homicidio, ahí pudiera entenderse que hay un autor intelectua­l.

LO EQUIVOCADO

La falta de sensibilid­ad y atención puntual al conflicto se mostró el domingo cuando erróneamen­te Barroso acudió al parque principal para dar a conocer su plan de gobierno, pero sabedor del repudio a su persona. Y sí, fueron 20 minutos de comparecen­cia en el que recibió insultos, por lo que su llegada fue un error fatal, porque minutos después fue asesinada una persona en la refriega entre los bloques antagónico­s.

A esto, surge la pregunta de quién fue la ocurrencia de avalar la presencia del alcalde en la plaza principal cuando hay marcadas y graves diferencia­s.

Es claro que el Movimiento no busca negociar beneficios materiales, su iniciativa es inédita ante la corrupción, por lo que era estéril que Barroso llegara a explicar y a defender sus argumentos, cuando en el fondo, sus detractore­s, entienden que su acción va orientada a manipular el erario. Y en este problema, queda fuera el lenguaje político, ese de la interpreta­ción y que lleva algo de simulación, demagogia y mentira; en el tema de seguridad pública esos conceptos no caben ya que en esta área los resultados, buenos o malos, son evidentes, por lo que no es posible manipular lo que se ve.

Con lo del domingo, Xicohtzinc­o retoma el Tlaxcala bronco, el de los pistoleros, de los matones y los que se sienten valientes y que rebasan la ley.

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