Identidad digital
La identidad digital, también conocida como identidad 2.0, es todo aquello que nos identifica en el entorno online, en la red, además de que conservamos los mismos datos que nos identifican en el mundo offline, nuestra identidad personal se ve completada a través de todo lo que hacemos; comentarios en publicaciones, likes en Facebook, retweets, fotos en Instagram, peticiones que firmamos en Change.org, etc.
Nuestra identidad personal en el mundo analógico está formada en base a una serie de rasgos característicos nombre y apellidos, fecha de nacimiento, sexo, nivel de estudios, etc., algunos de estos rasgos se recogen en nuestro DNI, que es un elemento asociado a nuestra identidad analógica, sin embargo en el entorno digital, cada uno de nosotros conserva esos mismos datos identificativos, pero nuestra identidad 2.0 también se forma en base a todas nuestras acciones en internet y todo ese conjunto de acciones online contribuyen a formar la percepción que los demás tienen sobre cada uno de nosotros, en un contexto en el que el robo de identidad digital está a la orden del día.
La identidad digital es la versión en Internet de nuestra identidad física y está compuesta por una gran cantidad de datos que proporcionamos en la red: datos personales, bancarios, fotografías, preferencias a la hora de comprar online, correo electrónico, etc. y además, no es uniforme, ya que compartimos distintos atributos en diferentes plataformas, es decir, no aparecen los mismos datos sobre nosotros en nuestro perfil de LinkedIn que en el de Twitter, o en el de la página del supermercado donde hacemos la compra online.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ha ido identificando una serie de características con el objetivo de poder definir mejor el concepto de identidad digital y comprender su dimensión: se considera que es social: ya que se construye navegando por las redes sociales a partir del reconocimiento de los demás, sin ni siquiera comprobar si esa identidad es real o no; es
subjetiva: porque depende de cómo el resto de usuarios perciban a esa persona a través de las informaciones que ella misma ha generado; es valiosa: ya que en numerosas ocasiones se investiga la información disponible en redes sociales de un/a candidata/o por parte de las empresas o dependencia para tomar decisiones de contratar o no; es indirecta: ya que no permite conocer a la persona directamente, sino únicamente las referencias publicadas sobre ella en el ámbito online; es compuesta: ya que se construye a través de las aportaciones de la misma persona, pero también de las de otras personas sin necesidad de contar con su consentimiento; es real: toda vez que nuestra información digital puede producir efectos positivos y negativos en el mundo real; es contextual: puesto que es importante valorar la necesidad o no de mantener identidades separadas en función del contexto, ya que la divulgación de información en un contexto erróneo puede tener un impacto negativo en nuestra identidad digital y; finalmente es dinámica: porque siempre está en constante cambio o modificación.
Con el desarrollo de internet y que cada vez realizamos más compras online y accedemos a muchos servicios a través de la red, operaciones bancarias desde la App móvil de tu banco es cada vez más común, ello es sin duda un gran avance, pero también supone retos importantes en cuanto a la seguridad de nuestra identidad digital y a la privacidad de nuestros datos personales en la red.
La privacidad y la protección de datos personales además de ser un derecho humano es un factor de protección ante situaciones por lo que afecta a algo tan importante como la identidad y reputación digital, además el fomento de la cultura de