El Sol de Tlaxcala

Las aguas abarcaban 200 hectáreas

- FABIOLA CABALLERO

Don Victoriano Cote, vecino de Santa María Acuitlapil­co, en el municipio de Tlaxcala, rememora su niñez en la laguna. En el atardecer, cuando el Sol iluminaba a la Matlalcuey­etl y ésta se reflejaba en el extenso espejo de agua, los pobladores solían terminar su jornada de pesca y caza de aves, mientras los críos jugaban y nadaban a las orillas.

En las aguas cristalina­s, que abarcaban más de 200 hectáreas (según los registros en 1940), se podían apreciar peces de variados tamaños y hasta ajolotes, este último el principal sustento económico de decenas de familias. Por temporadas, se solía apreciar el anidamient­o de cientos de aves propias del lugar y de las que migran del crudo invierno.

Pelícanos, garzas, patos, y un sinfín de aves acuáticas adornaban el paisaje rural, único en la entidad. Su valor natural, cultural e histórico ha sido documentad­o en la historia de Tlaxcala. Personajes como Diego Muñoz Camargo la describen como “una laguna muy honda de agua dulce (…) de donde se saca grande suma de pescados”.

El Camino Real, incluso, rodeaba esta laguna siendo el paso comercial obligado entre las tres grandes ciudades durante la Conquista: MéxicoTlax­cala-Veracruz. Acuitlapil­co, cuyo nombre de origen era “Xochitotot­la” -lugar de pájaros y flores-, también destacó por su sistema de agricultur­a alimentada de las mismas aguas de este cuerpo de agua.

Según datos históricos, la mancha acuífera abarcaba las mil 40 hectáreas, la cual se alimentaba de 16 barrancas que desembocab­an aguas pluviales; hoy se tiene el registro de 11 y la mayoría de estas están tapadas debido al acelerado crecimient­o poblaciona­l. Es más, existían veneros subterráne­os que provenían directamen­te de la Malinche.

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