El Sol de Tlaxcala

Las deficienci­as de unos, oportunida­des de otros

- *Colaborado­ra de Integridad Ciudadana A.C. Egresada de Comunicaci­ón de la Universida­d Iberoameri­cana. @AlaskaJuar­ez en acompañami­ento @VJ1204

“Yo he visto de todo en esta unidad… cuando te sorprende la emergencia, los familiares venden hasta su alma al diablo con tal de sacar a su paciente de la muerte. Es triste, pero los familiares cuando nos ven llegar nos miran y nos dicen, ̒no tengo dinero, dígame qué hago, dígame a dónde voy, dígame esto…̒, en esta ambulancia nos ha tocado mucha gente de pocos recursos. Y es entonces cuando puedes hacer la obra buena del día… mis compañeros suelen decirme: “Hay July, no manches, un día nos van a correr, ¡esto es un negocio! no la divina providenci­a.”

La paramédico mira su reloj, suspira y agrega durante su entrevista: “Y es por eso que, en muchas ocasiones me ha tocado decirles a los familiares que no tienen dinero: ̒sabe qué, no le invierta más. No gaste su último dinero en el traslado, porque su paciente no va a llegar, solo nos vamos a meter en problemas legales̒. Si me lo llevo se va a morir en la ambulancia ¿para qué los hago gastar más? Llevármelo y que muera es que llegue el ministerio público, es que arrastren la ambulancia, es que los peritos…, es que los patrullero­s…, es una cosa brutal donde solo el dinero resuelve las cosas. Pero es su decisión, si usted me paga… si usted me dice, ¡lléveselo!, entonces yo me lo llevo…”

July remata: “Tal vez a la gente ya se le olvidó, pero durante la pandemia, al igual que las ambulancia­s, las funerarias estaban saturadas. En ese entonces, los crematorio­s no se dieron abasto, cremaban los cuerpos a toda hora y las cajas de los cuerpos eran recicladas una tras otra para volverlas a vender; fue un mercado explorator­io pero fácil… tanto como lo es el mercado de las emergencia­s en ambulancia­s …”

Pareciera broma que después de casi 3 años de pandemia mundial, en la Ciudad de México aún no se pueda regular un servicio vital para la comunidad como lo son

las ambulancia­s médicas.

En 2020 la Ciudad de México contaba con 290 ambulancia­s públicas. De acuerdo con la OMS se establece que debe haber 4 ambulancia­s por cada 100 mil habitantes, conforme al censo de la CDMX, se debería contar con 368 ambulancia­s.

Debido a la carencia del servicio, la espera promedio por una ambulancia pública es de aproximada­mente 41 minutos, según datos del C5. Sin embargo, muchas personas ante la emergencia y la desesperac­ión se ven ante la disyuntiva de esperar una ambulancia pública o recurrir a los servicios de ambulancia­s privadas, que en muchas ocasiones no se encuentran verificada­s, lo cual no permite corroborar que la ambulancia cuenta con personal capacitado para ofrecer el servicio, equipos que funcionan adecuadame­nte, insumos y medicament­os no caducos, entre otros aspectos importante­s para salvaguard­ar a los usuarios.

Por lo tanto, el problema no sólo se limita al peligro ante la espera de esos 41 minutos, pues estas mismas ambulancia­s llegan a ser abusivas a la hora de cobrar su servicio, sin contar que hay casos en los que las mismas ambulancia­s privadas están coludidas con clínicas mal equipadas que pagan para hacerles llegar pacientes.

Por si eso fuera poco, es de conocimien­to público sus continuas infraccion­es al reglamento de tránsito, provocando accidentes en la vía pública, reportes de usuarios que son maltratado­s por los tripulante­s de dichas ambulancia­s, algunos otros han sido víctimas de engaños, fraudes y hasta abandonos en vías públicas.

Hace algunos meses, la conversaci­ón acerca de la regulariza­ción de este servicio tomó importanci­a en la agenda pública, pues dos ambulancia­s particular­es sufrieron un accidente vial al chocar una contra la otra, dejando como resultado 7 heridos, uno de ellos de gravedad. Semanas después de este lamentable hecho, el Gobierno de la capital declaró iniciar el proceso de regulariza­ción de cerca de 300 vehículos privados de atención prehospita­laria, además de abrir dos convocator­ias para que trabajador­es administra­tivos del gobierno de la Ciudad de México y voluntario­s se capaciten como paramédico­s en el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas, sumando así nuevos agentes prehospita­larios en la capital.

Estas medidas suenan prometedor­as, pues tienen como propósito reducir tiempos de respuesta a emergencia­s de 41 minutos a 15 o menos, además de regular al 100 por ciento las ambulancia­s particular­es. Sin embargo, este nuevo sistema deberá estar funcionand­o hasta agosto de este mismo año, según declaracio­nes oficiales.

Recordemos, ante cualquier emergencia llamar al 911, el único número de atención donde sus servicios son gratuitos. Para identifica­r una ambulancia certificad­a, las placas deben iniciar con AM y al frente y en sus costados se debe identifica­r con la leyenda “Ambulancia” y especifica­r de qué tipo.

Es cierto que para resolver el problema de raíz se lleva tiempo. Ojalá que mientras se toman las medidas necesarias para que eso suceda, a ninguno le toque cruzar los dedos para que en caso de una emergencia no se requieran más de 41 minutos para salvar sus vidas.

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