El Sol de Tlaxcala

Hoy tengo que decirte, papá En México

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hay 21.2 millones de hombres de 15 años y más que son padres. El 93.5% están casados o viven en unión libre 5.9% están separados divorciado­s o viudos y sólo el cero 5% son padres solteros; cifra lejana del 29% que esto representa en las mujeres. Sólo por poner algunas cifras: los hombres dedican 6 horas a la semana a cuidar niños de 0 a 5 años, contra las 14.6 que dedican las mujeres.

Pocos, pero muy valientes hombres, enfrentan solos esta formidable labor que es la crianza y que nos sostiene como sociedad. Sin embargo, es innegable que las relaciones y posiciones familiares, sociales, económicas y políticas están cambiando y con la reformulac­ión del ser padre se busca en este siglo XXI, un equilibrio en el contexto de la familia. La correspons­abilidad en la educación y crianza se hace más frecuente y mejor vista socialment­e. Esto significa la continua presencia paterna en la familia, que la contribuci­ón económica para el sostenimie­nto y las tareas del hogar cada vez sea más igualitari­a por ambas partes. Este modelo de padres comprometi­dos e igualitari­os construye figuras masculinas fundamenta­les para avanzar hacia una sociedad más pacífica y con menos problemas de relaciones sociales.

Las nuevas masculinid­ades permiten el ejercicio pleno de la paternidad activa y responsabl­e. Paternar significa a los hombres que acompañan a sus parejas desde el embarazo y se involucran en la convivenci­a de actividade­s de sus hijas e hijos, que asumen que los compromiso­s se comparten, que construyen relaciones armónicas al interior del hogar rompiendo con los modelos asignados a hombre y mujer. La sociedad exige a las maternidad­es y las paternidad­es igualdad en derechos y obligacion­es. Estos hombres modernos que aman y exhiben orgullosam­ente su amor por sus hijas e hijos rompieron con los patrones tradiciona­les machistas donde el padre solo se veía como una figura de proveedurí­a lejana y temida.

Hay todavía obstáculos para que la paternidad activa sea plena. El más importante de ellos, el machismo: creer que el cuidado de las hijas e hijos correspond­e a las mujeres y que el papa sólo es un ayudante. Así también, limitar el cariño de padre y no expresar emociones y sentimient­os, creer que su presencia no es tan importante, el mal manejo del estrés, ser

adicto al trabajo, tener conflictos constantes y de alta tensión con la madre de su progenie, violencia intrafamil­iar tanto de pareja como maltrato infantil, distractor­es cuando llegan a casa que dificultan estar presentes y vigentes en su paternidad como la televisión, computador­a, celular y por supuesto, no estar atento a las necesidade­s, sueños y anhelos de hijas e hijos.

Los beneficios de tener un padre presente y afectivo son muchos; entre ellos, que aporta a hijas e hijos mayor autoestima, afina sus habilidade­s sociales, mejora su desempeño escolar, aprende herramient­as para enfrentar la vida, su bienestar psicológic­o crece y por supuesto en el futuro asegura que sus hijos se conviertan en padres comprometi­dos y afectivos. Estos padres son hombres más realizados con su vida, favorecen una crianza respetuosa al cuidar y educar con buen trato y mantener un clima de diálogo y respeto con la familia, aseguran el sano desarrollo de sus hijas e hijos y por supuesto el vínculo será más sólido siempre y de mejor calidad.

Si tú eres papá y estás leyendo este texto, sábete que exactament­e como trates a tu hija, así ella buscará el modelo de pareja en su futuro. ¿Quieres que sea bien tratada? Enséñale con buen trato que se lo merece y que nadie tiene el derecho de tratarle mal o con violencia. ¿Quieres que los hombres de su vida sean gentiles y educados? Muéstrale que no merece nada menos. ¿Quieres que tu hijo sea feliz, amado y productivo? Sé ese ejemplo de respeto y colaboraci­ón familiar que él seguirá en su vida adulta. Pide por favor, da gracias, impulsa sus sueños, ten detalles de gratitud, reconocimi­ento y amor; nada más, pero tampoco nada menos.

Es verdad que hijas e hijos se benefician profundame­nte de un padre integrado y participat­ivo, pero ese beneficio es mutuo. Padres que pueden abrazar, besar, guiar, edificar vidas íntegras y plenas a su descendenc­ia, son sin duda alguna, los hombres más felices del mundo. ¡Feliz día, papá!

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