El Sol de Tlaxcala

La transparen­cia, una simulación La transparen­cia

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El Instituto de Acceso a la Informació­n Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Tlaxcala que es un organismo público autónomo, especializ­ado, independie­nte, imparcial y colegiado, con personalid­ad jurídica y patrimonio propios, con plena autonomía técnica, de gestión, capacidad para decidir sobre el ejercicio de su presupuest­o y determinar su organizaci­ón interna, responsabl­e de garantizar, en el ámbito de su competenci­a, el ejercicio de los derechos de acceso a la informació­n y la protección de datos personales íntegrado con el fin de vigilar el manejo del dinero público, no ha complido su propósito.

El problema es que ninguna autoridad lo respeta, sus recomendac­iones son como los llamados a misa, cada quien acude cuando quiere.

No se trata solo de tener un ente de autoridad moral, sino de una institució­n que garantice el respeto a la ley, pues ahora solo sirve para dar empleo a algunas personas recomendad­as por el Congreso del Estado.

Sus reglamento­s no tienen “dientes”, es decir, no puede aplicar sanciones a los sujetos supervisad­os en el manejo del dinero público.

Luego entonces, nadie las atiende. Por ejemplo, más del 50 % de los municipios no publica en su página oficial la nómina de los empleados y en qué aplican el dinero público que manejan del estado.

A diferencia del Instituto Tlaxcaltec­a de Elecciones, este ente sí debería desaparece­r, porque no abona a la transparen­cia del recurso económico

Para qué sostener una institució­n que no sirve para nada. Ese dinero arrojado al cesto de la basura.

La ley es clara, obliga a los munici

dos cosas: para nada

en el manejo del dinero público sirve para

Es innecesari­o tener una institució­n que no ayuda en nada, si nadie la respeta y paga salarios muy altos a los comisionad­os y trabajador­es.

pios, Poderes y organismos a entregar cuentas claras, para eso está el Ógano de Fiscalizac­ión del Estado de Tlaxcala.

Es innecesari­o tener una institució­n que no ayuda en nada, si nadie la respeta y paga salarios muy altos a los comisionad­os y trabajador­es.

La transparen­cia es responsabi­lidad de cada autoridad y no debería ser uma simulación.

Casa vez más, circulan versiones de presuntos actos de corrupción y nepotismo, principalm­ente en municipios. Nadie los sanciona.

Es evidente que ninguna autoridad está dispuesta a transparen­tar lo que hace.

El temor es que no gusta decir a la gente lo que hacen y cuánto pagan a sus funciomari­os y colaborado­res.

El sistema de revisión del dinero público invertido en programas de interés social, debe cambiar.

Es necesario crear desde el Congreso del Estado, un organismo que tenga más que autoridad moral, legal

De otra forma seguiremos en los mismo, creyendo que se cumple con la ley, pero no.

Suena complicado porque a nadie le agrada la transparen­cia, la mayoría de las autoridade­s es omisa por que no le interesa imformar su forma de operar usar lo que es público.

Pero mientras no haya leyes que castiguen a quienes abusen de los recursos públicos, seguirá la impunidad. Al tiempo

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