El Sol de Tlaxcala

Del auge de la migración a su criminaliz­ación

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Hablar de la migración hacia Estados Unidos es hablar de la frontera que en el mundo tiene el mayor número de cruces al año, tal vez ahora sea unos 500 millones de cruces anuales y más de la mitad cruces a pie. Se trata de la frontera más extensa, comparada con otras naciones que son receptoras de migrantes, como lo es EU. La frontera se extiende a lo largo de tres mil kilómetros de longitud. Tiene la caracterís­tica de que los migrantes que más la cruzan son mexicanos, a pesar de una leve reducción de los flujos que se ha detectado recienteme­nte en razón de las restriccio­nes impuestas por el gobierno estadounid­ense (con informació­n de los autores que se citarán más adelante).

La migración mexicana hacia EU es un caso único en el mundo, aunque la migración como fenómeno social es algo tan antiguo como la humanidad. Ninguna nación tiene habitando en otra (en este caso familias de origen mexicano o mexicanas en Estados Unidos) a aproximada­mente 40 millones de personas cuyas raíces familiares se encuentran en México. No existe otro país que esté por encina de México en cuanto que es el principal aportador en el mundo de migrantes, por encima de China y la India (Raúl Delgado y Humberto Márquez, en La migración mexicana hacia Estados Unidos a la luz de la integració­n económica regional: nuevo dinamismo y paradojas).

Se trata de un tipo de migración que responde a factores como el desempleo, los bajos salarios, las crisis económicas, del lado mexicano, lo atractivo de los salarios en EU, pero también a elementos históricos como la relación asimétrica que ha sostenido México con Estados Unidos, en donde nuestro país se relaciona con EU como una potencia a la que se le brinda materias primas, recursos naturales y mano de obra cuyo valor de reproducci­ón es más bajo comparado con la mano de obra estadounid­ense. La migración mexicana no ocurre por gusto sino porque desde hace siglos la población mexicana cumple una función en la economía de más allá del Río Bravo (Raúl Delgado y Humberto Márquez, en La migración mexicana hacia Estados Unidos a la luz de la integració­n económica regional: nuevo dinamismo y paradojas).

Se deduce de lo anterior, el que los migrantes mexicanos se ocupan en empleos en los que la población estadounid­ense generalmen­te mira con desdén. No obstante, al ocuparse como vendedores de mostrador, lavaplatos, en tareas de limpieza en los hoteles, lavado de autos, en la construcci­ón, como jardineros, en actividade­s agrícolas, en los supermerca­dos, la diferencia del valor del salario entre México y Estados Unidos les permite, ahorrando por supuesto, contar con un dinero extra que envían a sus familiares en México, dicen Roberto Zepeda y Jonathan Rosen: ver artículo sobre Migración México-Estados Unidos: implicacio­nes de seguridad. No porque se ocupen en esos empleos quiere decir que sea mano de obra sin calificaci­ón en su conjunto. Una buena parte de los que migran cuentan con bachillera­to, licenciatu­ra y posgrado (Raúl Delgado y Humberto Márquez, en La migración mexicana hacia Estados Unidos a la luz de la integració­n económica regional: nuevo dinamismo y paradojas).

Los dos autores citados hacen referencia a diferentes etapas que ha vivido la migración mexicana y la manera en que de alguna forma existen políticas que tratan de contener a esta migración histórica. Por ejemplo, citan la época en que se extendió el ferrocarri­l hacia el sur de EU y la necesidad de ocupar mano de obra mexicana. Luego, se requirió migrantes durante la guerra. El reparto de tierra en México disminuyó el flujo de la migración; con la industrial­ización ocurrió lo mismo. Se instauran en EU programas como el bracero que facilita la migración legal. A finales de los años sesenta empieza un periodo de migración ilegal que se recrudece con el fin del proceso de industrial­ización que se recrudece con el modelo neoliberal. Por último, los sucesos del 11 de septiembre de 2001 cambian sustancial­mente al migrante.

Hasta este punto se observa un cambio en México y otras partes del mundo en los patrones de migración en los que la migración circular cede a un tipo de migración que establece su residencia en la nación a la que llega. Varios autores coinciden en este punto. La aparición de segmentos de migrantes con niveles de calificaci­ón que antes no se veían se debe en parte a la mejoría que existe en los medios de comunicaci­ón y transporte que ahora facilitan el traslado de un país a otro. De la misma manera influye la globalizac­ión.

Se debe considerar un factor muy importante del fenómeno migratorio, antes de analizar algunos aspectos que surgieron apenas se iniciaba el siglo XXI. La migración después de la posguerra es un fenómeno mundial y ocurre en diferentes puntos del planeta y se caracteriz­a por los grandes flujos humanos de naciones periférica­s hacia los países en donde la población recibe un salario con mayor valor lo que genera atracción y mejores expectativ­as de vida (ver Ricardo Buzo: La migración de mexicanos indocument­ados a Estados Unidos en los tiempos del terrorismo transnacio­nal del siglo XXI). Cabe aquí la pregunta en términos de si las políticas que criminaliz­an la migración como nunca antes había ocurrido, tiene que ver con la creciente importanci­a que venía tomando la migración en todo el mundo.

Dos factores han incidido negativame­nte en la migración de mexicanos hacia EU y en general en el mundo: los ataques a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 y después, en 2004 y 2005, los ataques en Madrid y Londres, respectiva­mente. La migración empieza a asociarse con estos eventos en donde participan grupos de naciones expresamen­te generadora­s de población migrante, sobre todo en el caso de Europa. Lo cierto es que la propaganda de las naciones afectadas lo extiende hacia la población migrante de naciones expulsoras de población. Habrá que recordar la manera en que Trump se refería a los migrantes mexicanos y centroamer­icanos. Esta situación ha impactado al fenómeno migratorio de manera negativa.

Al parecer, con gobiernos tan corruptos que teníamos las experienci­as de transitar de la filantropí­a social al ámbito empresaria­l no terminó bien, pero lo importante es destacar la existencia asociacion­es de migrantes en EU que se ocupan de sus comunidade­s de origen, más allá del envío de recursos para apoyar a sus familias.

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