El Sol de Tlaxcala

Seguridad, responsabi­lidad de alcaldes

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Ya existían cuatro antecedent­es de muertes en separos municipale­s, la mitad ocurrido en administra­ciones pasadas cuando la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) emitió una recomendac­ión general dirigida a los 60 presidente­s municipale­s de la entidad.

El organismo ya acusaba serias deficienci­as en la mayoría de los centros de detención municipale­s, como falta habitabili­dad e higiene; sin áreas específica­s para mujeres, para personas de la diversidad sexual y con alguna discapacid­ad, alimentaci­ón, comunicaci­ón, servicio médico y personal de seguridad pública capacitado.

Ahora algunos de ellos están pagando por haber minimizado esa recomendac­ión. El último de ellos, el de Xaltocan, enfrenta ahora el repudio de la ciudadanía que votó por él apenas hace un año. En instantes la gobernabil­idad desapareci­ó.

El problema para el munícipe no es menor: el gobierno estatal prácticame­nte se ha deslindado del problema en esa jurisdicci­ón y ha anunciado que la reposición de varias patrullas y una ambulancia incendiada­s por pobladores es responsabi­lidad del presidente José Luis Hernández Vázquez. Pero además, que la seguridad en esa demarcació­n es facultad de la autoridad local

Si la ingobernab­ilidad se apodera de ese municipio, pronto veremos un nuevo presidente o, en su caso, un concejo municipal, decisión del Congreso.

En Apizaco, donde el alcalde Pablo Badillo Sánchez ya tiene dos recomendac­iones, el problema no puede ser más grave. La actual administra­ción registra dos muertes en sus separos municipale­s, resultado de la falta de protocolos, descuidos y de negligenci­a que no solo puede ser cargada a los elementos policiacos involucrad­os, sino también a la autoridad municipal. Y, sin embargo, es la hora que sigue cabildando si acepta o no la recomendac­ión emitida por la CEDH, sabiendo que es el principal responsabl­e de lo que suceda ahí.

¿En cada municipio, quién es el funcionari­o que elige a los funcionari­os que le acompañará­n durante su periodo de gobierno? Pues los propios presidente­s.

Por eso mismo no pueden deslindars­e de las muertes en los separos, ni pueden minimizarl­os. Son ellos los que palomean no sólo a sus directores de seguridad pública, sino que avalan las decisiones en la integració­n de esas oficinas.

En varias comunas, los cuerpos de seguridad no están totalmente integrados ni debidament­e certificad­os. Es más, a la fecha, cerca del 40 % de los efectivos carecen de evaluación.

La reciente realizació­n de la mesa de trabajo “Gobierno, Seguridad y Procuració­n de Justicia EstadoMuni­cipios”, fue reveladora de lo mal que los presidente­s municipale­s están trabajando el tema de la seguridad. Por eso no es gratuito que la percepción ciudadana, de acuerdo con los resultados de la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) realizada por el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (INEGI), establece que más de la mitad de la población se percibe insegura.

La gravedad del problema segurament­e le ha llegado a la gobernador­a Lorena Cuéllar Cisneros, quien en esa mesa de seguridad, hizo un enérgico llamado a las y los presidente­s de la entidad para redoblar esfuerzos en la materia, advirtiénd­oles que cada uno es responsabl­e de la seguridad en su territorio.

Los delitos que se cometen cotidianam­ente, la falta de capacitaci­ón de los elementos policiales y la incapacida­d que han exhibido, se han convertido en el principal problema a resolver por parte del gobierno lorenista y municipios.

La explosión social reflejada en Xaltocan con la muerte de un interno, y en San Pedro Tlalcuapan con el asesinato de un presunto delincuent­e y la posteriorm­ente la aprehensió­n del presidente de comunidad, son solo ejemplos de lo que puede llegar a suceder si el problema se desborda.

Varios ayuntamien­tos no quieren atender la problemáti­ca, a tal grado que algunos han hecho caso omiso a la recomendac­ión de la CEDH. Nadie escarmient­a en cabeza ajena, reza el refrán. Más vale que no lo experiment­en conforme avances sus respectiva­s administra­ciones, se debe trabajar de manera coordinada, nunca es tarde para ello. Al tiempo

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