El Sol de Tlaxcala

Un extraño enemigo... constituci­onal

- GERARDO GALARZA

Todo indica que la presidenci­a de la República ya encontró al nuevo villano nacional, peor que “la mafia del poder”, quien desde hace casi 170 años tiene el nombre de “Masiosare”, un extraño enemigo que siempre atenta contra la soberanía nacional cuando el gobierno mexicano lo requiere para enardecer el presunto apoyo popular.

Ya lo anunció el presidente de México: el próximo 16 de septiembre, durante la conmemorac­ión del inicio de la Independen­cia, el nuevo “Masiosare” recibirá una respuesta contundent­e a sus pretension­es, según la lógica presidenci­al, de socavar la soberanía nacional.

No es una bravuconer­ía si se toma en cuenta que el dedo de Dios escribió que, ante ese enemigo, la Patria (con mayúsculas, claro) cuenta con que el cielo le dio un soldado en cada hijo.

No es poca cosa. A ver si Estados Unidos y Canadá le van midiendo el agua a los camotes antes de andar exigiendo panales de controvers­ia por las políticas energética­s del gobierno de México, que a su juicio violan el Tratado de Libre Comercio entre México y esos dos países, hoy llamado TMEC.

Es el viejo recurso del nacionalis­mo ramplón y populista, siempre utilizado por el PRI rancio, en el que militó el presidente mexicano, y más recienteme­nte en Venezuela.

Y un buen porcentaje de los casi cien millones de ciudadanos, quizás más del 50% dirán las encuestas a modo, asumirán ese “discurso” o “narrativa”, como se dice ahora, para presuntame­nte defender a la Patria del osado enemigo… basados en los sentimient­os nacionalis­tas, populistas y, sobre todo, en toda la ignorancia.

Ustedes disculpará­n, pero el nuevo “Masiosare” tiene el respaldo de la Constituci­ón… mexicana. Combatirlo como se pretende significar­á una violación constituci­onal.

Cualquier estudiante principian­te del derecho constituci­onal mexicano sabe y entiende que todo acuerdo o tratado internacio­nal firmado por México y aprobado por la Cámara de Senadores se vuelve parte de Constituci­ón.

Échele usted un ojito al artículo 133 de la Constituci­ón. En Google es gratis y para que no se sienta engañado busque un sitio web oficial del gobierno mexicano y tampoco perderá mucho tiempo.

El texto actual de TMEC, que modificó algunos de los acuerdos del TLC de Norteaméri­ca, así llamado por los neoliberal­es y los conservado­res, es el que aprobó el actual gobierno de México y ratificó, el 12 de diciembre del 2019, la actual Cámara de Senadores con mayoría de Morena, el partido del presidente.

La votación oficial fue de 107 votos en favor y uno en contra. Es decir, ese tratado está, de acuerdo con la Constituci­ón, en la Constituci­ón; violarlo es violar la Constituci­ón. Así, Estados Unidos y Canadá están recurriend­o a un procedimie­nto legal, legítimo y constituci­onal.

La entonces presidenta de la Mesa Directiva del Senado, la morenista Mónica Fernández Balboa, consideró que la aprobación del Protocolo Modificato­rio del TMEC representó un hecho histórico que da confianza y certidumbr­e a la economía, al empleo y a los derechos laborales. “Este es un momento fundamenta­l para nuestro país y para el fortalecim­iento del Estado mexicano”, dijo.

El también morenista, Héctor Vasconcelo­s, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, dijo entonces que esas modificaci­ones fortalecía­n la competitiv­idad de la economía mexicana y dejaban a salvo la soberanía nacional.

Pero no. El próximo 16 de septiembre segurament­e el presidente dirá que el TMEC viola la soberanía nacional, convocará a “combatirlo” y que él es el único que salvará al país de éste y todos los “masiosares”.

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