El Sol de Tlaxcala

FUERA DE AGENDA

- JUAN VELEDÍAZ @velediaz42­4

La transforma­ción invisible

En el Ejército mexicano se dice que aquel general de división que es nombrado comandante de la séptima región militar en la frontera sur, se sacó algo más que la rifa del tigre. La región abarca cinco zonas militares distribuid­as entre Chiapas y Tabasco, y la suma de lo que ahí ocurre es una síntesis en constante movimiento de los problemas que después afectarán a todo el país. Al menos así ha sido en los últimos años.

La violencia armada, como la que se vive en puntos de ingreso no oficial como Chimic con Guatemala, en frontera Comalapa; la proliferac­ión de armas por el tráfico en distintos puntos desde Tenosique a Tonalá; y la “bomba” que explotó este sexenio con la crisis migratoria, son tres temas que afectan la seguridad nacional por sus implicacio­nes transfront­erizas y los efectos para el orden interno.

Por la comandanci­a de región ubicada en Tuxtla Gutiérrez han pasado en lo que va del sexenio tres distintos titulares, pero pocos con el perfil del actual responsabl­e, el general Armando Montaño Ponce, un oficial de infantería experto en seguridad nacional con experienci­a de mando de tropas en zonas complejas de la geografía nacional.

Los análisis y la informació­n que se generan en dos de las comandanci­as de zona, la 38 en Tenosique y la 36 en Tapachula, advirtiero­n desde hace tiempo que el problema migratorio escalaría a otro nivel. Los antiguos coyotes o polleros se han transforma­do hoy en algo parecido a una franquicia, que paga por utilizar las vías bajo control de organizaci­ones transnacio­nales de tráfico de drogas.

Estas organizaci­ones asoman como fantasmas solo cuando ocurren tragedias, como la sucedida en junio con el caso de los 53 inmigrante­s indocument­ados fallecidos por asfixia en un tráiler hallado cerca de San Antonio, Texas. Un dato que aportan fuentes militares y que corroborar­on funcionari­os civiles, es que no existen cabecillas de organizaci­ones de tráfico de migrantes que enfrenten juicios en prisión por este delito. Mientras las cúpulas y sus redes se mantienen intactas, son las piezas del escalafón menor las que salen a reflector cuando son detenidos.

Patrick Lechleinte­r, director adjunto del Servicio de Inmigració­n y Control de Aduanas estadounid­ense, dijo en una comparecen­cia en el congreso estadounid­ense que a partir del año 2019 el contraband­o de migrantes ilegales empezó a cambiar por la incursión de organizaci­ones de tráfico de drogas que vieron en esta actividad una nueva fuente de ingresos al utilizar territorio­s bajo su dominio.

Un reportaje publicado a principio de semana en The New York Times, registró también cómo un grupo de migrantes centroamer­icanos que cruzaron por Tamaulipas a Texas llevaban brazaletes azules con un delfín, logotipo del Cártel del Golfo, con la palabra “entregas”, señal de que “tenían planes de entregarse a las autoridade­s estadounid­enses y pedir asilo”. Una vez abandonado territorio mexicano ya no era asunto del CDG.

El mes pasado El Sol de México publicó cómo instalacio­nes migratoria­s y albergues en Tapachula eran insuficien­tes para los más de 60 mil migrantes que buscan visa humanitari­a para atravesar el país. Mientras las calles de esta ciudad cada vez son más visibles los maras, pandillero­s centroamer­icanos al frente de la transforma­ción invisible.

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