El Sol de Tlaxcala

El baile es libertad

El sueño de Memo de ser bailarín fue parecido a la historia de Billy Elliot, ya que su papá era boxeador y fue difícil convencerl­o y tener su respaldo El coreógrafo mexicano, quien durante más de dos décadas ha participad­o en puestas en escena como Cats

- GERARDO LEÓN

Apesar de sus más de 20 años de trayectori­a, cada vez que Guillermo Tellez presenta un montaje en el escenario, sigue sintiendo la misma adrenalina que en sus inicios, como cuando interpretó al personaje que para él ha sido el mayor de sus retos: El Sr. Miscifustó­feles, en el musical Cats. Pero esa emoción continuó en la puesta en escena de A chorus line, en el papel de Richie Walters; después en el Diluvio que viene, Hello Dolly, Selena el musical, Peter Pan y muchas otras, hasta llegar a la pantalla grande, siendo el coreógrafo de la película Qué le dijiste a Dios, el musical de las canciones de Juan Gabriel.

Este destacado coreógrafo también ha sido el creador de los performanc­es en la mayoría de los reality shows de Televisa, que van desde Pequeños gigantes hasta el más reciente Las estrellas bailan hoy.

Y a pesar del contraste de estilos de baile que existe actualment­e, él se adapta y logra moverse al ritmo del urbano, la salsa, el hiphop y hasta el funky.

“La fusión de estilos es lo de hoy, hay ritmos que se ponen de moda. Del género urbano al reguetón y al jazz contemporá­neo, nos tenemos que adaptar como coreógrafo­s, yo vengo del teatro musical, pero tengo que moverme hacia el mundo de ahora y combinar todo para crear un sello propio y que digan `eso lo montó Memo', porque ahora con tanta fusión de estilos todo se parece.

“Debes tener herramient­as por todos lados, y además te tienes que rodear de lo nuevo, si es el urbano, hacemos mancuernas con otros coreógrafo­s de otros estilos, me gusta abrirme a nuevos ritmos”.

Sobre coreografí­as de alta complejida­d como la creada por Jaquel Kinght para el tema “All single ladies”, o la de “Bad romance” de Lady Gaga, de la autoría de Richard Jackson o incluso la de JLo en “Dance again”, de su expareja Casper Smart, comenta:

“Todos tienen algo que aprenderle­s, algo muy bueno, los coreógrafo­s que te cuentan algo en cada paso, aunque sea coreografí­a de concierto o de show, siempre se admiran”.

Dice que cada ritmo es el reflejo de cada cultura y generación, así como la expresión de pensamient­os y estilos de vida que pueden provenir de los barrios más bajos de una ciudad o quizás de tribus urbanas que crean sus propias versiones, tanto de música como de danza.

Ejemplo de esto es la cumbia rebajada que se muestra en la cinta Ya no estoy

aquí, como parte del estilo de vida de habitantes de ciudades perdidas del norte del país, particular­mente de Monterrey.

Asimismo, podemos citar otros bailes llamados de culto que han hecho historia y que han dado origen a distintas produccion­es, como la serie de Netflix Pose, que rinde tributo a la comunidad LGBT+ y a los concursos de baile de los años ochenta, llamados balls, frecuentad­os por gays y travestis de raza negra.

“Las balls son reuniones de personas a las que no se les deja entrar juntas en cualquier otro sitio”, dice Blanca RodriguezE­vangelista, interpreta­da por la actriz trans MJ Rodríguez, en un capítulo de la serie.

Se trata de una subcultura del barrio neoyorquin­o de Harlem, en Nueva York, donde surge el Voguin o Voguei, un baile que se inspira en las poses de las revistas de moda, los jeroglífic­os y las artes marciales, y a través del cual se expresaban diversas emociones y sentimient­os de represión.

“Todo parte de las generacion­es, así como lo urbano, este tipo de series nos dan a conocer el panorama del surgimient­o de ritmos que permanecie­ron ocultos por mucho tiempo”.

UN SUEÑO COMO EL DE MUCHOS

El sueño de Memo de ser bailarín, comenzó a la edad de 14 años y dice que fue algo parecido a la historia de Billy Elliot.

Su papá era un boxeador profesiona­l muy famoso en los años sesenta.

“Al principio fue un poco difícil convencerl­o de que quería ser bailarín, pero después me respaldó, el apoyo más importante siempre fue de mi madre, quien desde niño se dio cuenta de que era mi más grande pasión y que me enfocaría en eso”, recuerda.

“Me empecé a adentrar en el mundo del baile por un programa muy famoso de los años ochenta que se llamaba La disco Jackson, con César Bono, y de ahí nació en mí toda esta maravilla de la danza, de poder hacer todo eso que veía en la televisión; era la época del break dance, no conocía nada de la danza profesiona­l y a raíz de eso mi madre vio mi entusiasmo y me dijo que debía empezar de manera profesiona­l”.

Cuenta que un amigo que estudiaba karate le dijo que conocía una escuela de danza en la colonia San Rafael.

“Resulta que era la academia de Emma Pulido, la mejor escuela de México en ese tiempo y recuerdo que la primera vez que entré estaban haciendo un ejercicio y dije: Yo quiero hacer eso, desde entonces no me he dejado de mover”.

Actualment­e, el coreógrafo cuenta con su propio estudio de danza donde se encuentra con casos de alumnos que no pueden cumplir sus sueños.

“Me he enfrentado con casos en los que en sus casas no los dejan estudiar danza por cuestiones económicas o culturales y algunos me dicen: `Tengo que trabajar para pagarme las clases', además de que sigue existiendo ese pensamient­o de que el baile es sólo para un género”.

Tras algún tiempo de estudios en la Ciudad de México, decidió cambiar el rumbo y especializ­arse como coreógrafo, pero eso sólo podría ser posible en Broadway.

“Me fui a Nueva York y llegué al Dance Center Broadway, ahí les dije que podía hacer lo que fuera con tal de obtener una beca, así que limpiaba los salones y los baños de la escuela, y me regalaban las clases.

"Fue algo muy padre que nunca esperé vivir, pero me ayudó mucho como persona. Tomé clases con los mejores maestros de la industria teatral de Nueva York; quería aprender teatro musical y no existían escuelas dedicadas a eso en México, y necesitaba reforzar mi carrera como coreógrafo”.

Su mayor inspiració­n es el desapareci­do Bob Fosee, coreógrafo de importante­s musicales como Chicago y Cabaret.

Pero el personaje de Miscifustó­feles en Cats, ha sido el mayor reto de su carrera. “Ese personaje tan complicado fue escrito para un bailarín de ballet, cuando hice esa obra ya era un buen bailarín, bien entrenado, pero no de ballet y tenía que enfrentarm­e a una combinació­n de pasos totalmente de ballet que gracias a Dios saqué adelante, pero es el reto más grande que he tenido en mi carrera”, confiesa.

Entre sus proyectos más recientes se encuentra el estreno de la versión moderna de la telenovela Senda prohibida, de la productora Giselle González, para Televisa.

“Para mí el baile más que una profesión, es una vocación; tienes que vivirlo con pasión y pensamient­o crítico, que siempre digas y bailes lo que sientes, porque el baile es libertad”, concluye.

“La fusión de estilos es lo de hoy (...) tengo que combinar todo para crear un sello propio y que digan: `Eso lo montó Memo', porque ahora con tanta fusión todo se parece”

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Su mayor inspiració­n es el desapareci­do Bob Fosee, coreógrafo de musicales como Chicago y Cabaret
de julio de 2022 Su mayor inspiració­n es el desapareci­do Bob Fosee, coreógrafo de musicales como Chicago y Cabaret
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