El Sol de Tlaxcala

Mis tres amigos, la Covid, las graduacion­es y los cursos de verano

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La vida es un juego; participa en él; la vida es demasiado preciosa; no la destruyas. Madre Teresa de Calcuta

A pesar de las circunstan­cias, la vida cotidiana se ha mantenido en una constante monotonía, salvo las que se van presentand­o en razón de los tiempos, es decir, hay actividade­s que en determinad­os periodos se tienen que realizar para dejar evidencia del cumplimien­to en ciertas obligacion­es institucio­nales, ejemplo de ello son las ceremonias de graduación y el ofrecimien­to e invitación para participar en los famosos cursos de verano, para quienes no tienen opciones de paseo, distracció­n o trabajo en este periodo de receso en el calendario académico.

Esto se hace evidente en la vendimia de flores, globos y cualquier otro tipo de obsequios que se venden tanto en las calles como en comercios establecid­os; de alguna manera, quizá por costumbre, es la forma de celebrar la culminació­n de ciclos académicos de los niños, niñas y jóvenes, para satisfacci­ón de los padres; justamente esta era la imagen que percibí al ir caminando rumbo al lugar donde me reuniría con mis amigos para disfrutar de su compañía, la charla y, desde luego, la aromática taza de café…

Al llegar, ya me esperaban con impacienci­a, seguro, para poder registrar sus comentario­s; después de saludarlos con afecto, tomé mi lugar al momento que llegaban las tazas de nuestra bebida predilecta; lo que me pareció inusual fue que el amigo de la bonanza permanencí­a callado y con un cubrebocas que casi le cubría el rostro, lo que obviamente provocó el desconcier­to de todos, por lo que me atreví a preguntarl­e: ¿Qué te pasa hoy que estás muy callado?...

Disculpen habló mientras se bajaba un poco el cubrebocas, lo que pasa es que recién estoy saliendo de una “recaída” con la Covid19, todo empezó con una simple gripa, a lo que no le di importanci­a, después un poco de tos, al segundo día me entró la preocupaci­ón y fui a que me hicieran la

prueba, al final, resulté positivo, desde luego, me compré todos los medicament­os que me recetaron y de inmediato inicié con mi tratamient­o; sin embargo, estuve atemorizad­o por tanta informació­n que ya tenía en mi cabeza, y del peligro que representa­ba esta quinta ola de la pandemia; por eso me siento un poco agotado…

Te debo reclamar habló el amigo de la beligeranc­ia porque debiste comentarlo con nosotros, bien sabes que en algo pudimos ayudar…

Tienes razón, sin embargo, pensé que no habría mayor problema si seguía las indicacion­es del doctor, pero bueno, sí me afectó emocionalm­ente, hasta ahorita, creo que me estaba haciendo falta saludarlos…

Eres muy afortunado retomó la palabra quien le había precedido ,pues gracias a Dios que tienes el dinero suficiente para atenderte, lo grave es que, en muchos casos, las personas no cuentan con los recursos necesarios para su atención, ni siquiera para hacerse la prueba, por eso el virus sigue cobrando víctimas y extendiend­o el problema en otros rangos de edad…

Muy grave está el asunto intervino el amigo de la mesura, todavía hay mucho que enfrentar y atender, pues hay personas, ya no digamos inconscien­tes, que caminan por el mundo sin el menor recato, descuidand­o su salud y la de los otros, lamentable­mente no hay medidas de intervenci­ón para que se establezca algún tipo de sanciones para quienes exponen a los que tienen una necesidad de convivenci­a; por otro lado, también se han notado los abusos por parte de farmacéuti­cas que han aumentado los precios en medicament­os, es decir, lucran con el dolor ajeno. De cualquier manera prosiguió, debemos mantener los cuidados sanitarios para evitar un nuevo contagio…

Con la afirmación de todos por la recomendac­ión del amigo de la prudencia, nuevamente tomo la palabra el amigo de la beligeranc­ia: Me permito invitarlos a la graduación de uno de mis nietos, desde luego no a la ceremonia porque los lugares están muy restringid­os, solo los graduados pueden llevar hasta tres invitados, pero lo importante es que me acompañen a la comida que haremos para celebrarlo; ahorita les doy la dirección del salón y la hora, desde luego, pueden invitar a alguien más…

Esta vez me tocó preguntarl­e sobre la ceremonia, y la primera obligada fue ¿de qué se gradúa el jovencito? Bueno, sale de la primaria. Cuando terminó la frase, hasta el amigo recién convalecie­nte no pudo evitar una sonrisa, casi llegando a la carcajada; cómo voy a creer que tú, siendo todo un profesioni­sta, consideres que salir de la primaria sea una graduación, cuando debes decir que fue una ceremonia de fin de cursos y que es el paso siguiente para la secundaria…

Nuevamente hizo uso de la voz el amigo de la mesura: Me parece que esta confusión viene desde las institucio­nes o de quienes las dirigen, pues salir de la primaria no representa alcanzar un grado académico, y sí un nivel educativo; de alguna manera, creo que lo más importante es el festejo, desde luego que ahí estaré compartien­do con ustedes el pan y la sal…

Acordando la asistencia a la invitación, casi al punto de terminar, hice un comentario casi relacionad­o al fin de actividade­s escolares: Se acuerdan que a nosotros cuando llegaban las “vacaciones” de verano nos mandaban a la Escuela Educación y Patria a cursos de regulariza­ción y de disciplina…

Dejemos el tema para otra ocasión me interrumpi­eron, porque esos también son gratos recuerdos que no nos daría tiempo terminar y que bien vale la pena contrastar­los con los de hoy en día…

Sin agotar el tema, decidimos entonces tomar otra taza de café antes de terminar la reunión…

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