El Sol de Tlaxcala

UNA MOSCA PARADA EN LA PARED

- Alejandro Suárez

El proceso creativo es un arte, no una ciencia. Y si seguimos lo que dice Arthur Schopenhau­er sobre el arte, que se inspira en las cosas de la vida cotidiana, la anécdota de cómo Stan Lee creó a SpiderMan resulta más que interesant­e, graciosa.

A lo largo de los años, Lee se dedicó a contarla cada vez que se la preguntaba­n, pero no por eso deja de ser valiosa, o como él mismo decía, un ejemplo para los jóvenes.

A principios de los 60, la industria del cómic era encabezada por DC, editorial que contaba con personajes como Superman, Batman y Wonder Woman. De a poco, comenzaba a surgir su más grande competidor: Marvel Comics.

Mientras DC cimentaba su éxito en personajes más parecidos a dioses, Marvel comenzó a apostar por historias que sin dejar de ser fantástica­s, desarrolla­ban problemas más cercanos a la realidad, como ciencia ficción con los Fantastic Four o racismo con XMen.

Detrás de estos personajes estaba Stan Lee, quien para entonces llevaba dos décadas trabajando en la industria, ganándose una muy buena reputación.

Por eso no fue extraño que Martin Goodman, editor en jefe de Marvel, le encargara un nuevo personaje para la editorial.

Lee comenzó su tarea con la pregunta ¿qué poder tendrá el nuevo superhéroe? Y la respuesta vino del lugar menos pensado. En una pared vio a una mosca, por lo que de inmediato pensó que sería genial que alguien pudiera trepar las paredes.

Luego de descartar a FlyMan (el Hombre Mosca), decidió optar por la araña. Ese fue el génesis de SpiderMan.

Luego desarrolló las demás caracterís­ticas del personaje: adolescent­e, nunca tiene dinero, la chica que le gusta no le hace caso y sufre maltrato laboral.

Al presentarl­e la idea a Goodman la respuesta fue avasallado­ra: “Stan, es la peor idea que he escuchado”.

En aquella época los adolescent­es eran los compañeros de los superhéroe­s, no los protagonis­tas, como Robin con Batman, nadie quiere inspirarse en alguien que tiene problemas bajo la máscara, eran mejores alter ego millonario­s como Bruce Wayne o profesioni­stas intachable­s como el reportero Clark Kent, y lo más importante, a nadie le gustan las arañas.

Bateado por su jefe, Stan Lee en lugar de tirar su idea al bote de la basura la guardó en un cajón en espera de una oportunida­d.

Esa llegó en la primavera de 1962. La revista

Amazing Fantasy llevaba tiempo con bajas ventas, por lo que Marvel decidió cerrarla en su número 15, según contó Lee en una conferenci­a en la Universida­d de California en Los Ángeles (UCLA).

La edición de mayo de ese año sería la última, por lo que a Goodman poco le importaba qué historia se publicaría. La oportunida­d llegó y para no quedarse con la idea guardada Stan Lee usaría Amazing Fantasy para publicar su personaje.

Según Lee, tras las ventas de esa edición el mismo Goodman lo llamó para ordenarle que se pusiera a trabajar en SpiderMan ya que tendría su propia serie.

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