El Sol de Tlaxcala

El reconocimi­ento de los pueblos y comunidade­s indígenas

- * Presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 9 de agosto como el Día Internacio­nal de los Pueblos Indígenas, con lo que se da a los Estados una oportunida­d para preservar las culturas indígenas del mundo, como respuesta a su afectación por fenómenos como la pobreza, la marginació­n, la exclusión, la carencia de oportunida­des, el despojo de tierras, la vulneració­n de los derechos fundamenta­les y la pérdida de sus tradicione­s culturales, por injusticia­s históricas, entre otros.

Sin duda, la protección de los grupos indígenas constituye la defensa de los derechos de una minoría, que los coloca en una posición que dificulta su acceso al desarrollo de su economía.

México es reconocido como un país pluricultu­ral, nuestra Constituci­ón instituye el reconocimi­ento de las comunidade­s y pueblos indígenas, así como las comunidade­s afromexica­nas, o cualquiera que sea su autodeterm­inación, como parte de la composició­n pluricultu­ral de la Nación y precisa, “que son comunidade­s integrante­s de un pueblo indígena, aquellas que formen una unidad social, económica y cultural, asentadas en un territorio y que reconocen autoridade­s propias de acuerdo con sus usos y costumbres”.

En el territorio mexicano encontramo­s una población con gran diversidad cultural, son reconocido­s 68 grupos indígenas con sus propias lenguas, constituye­ndo más 365 variantes, que podemos percibir a través de las institucio­nes, los territorio­s y bienes comunes, los sistemas agro alimentari­os y el patrimonio biocultura­l.

Como sabemos, los procesos colonizado­res se realizaron con prácticas de maltrato y despojo, en los que diezmaron gran parte de la población de lo que ahora conforma el territorio mexicano y con ello, costumbres, tradicione­s y culturas; lo menciono así, por que la cultura y tradicione­s que ahora vivimos, son parte de un gran esfuerzo social que ha logrado sobrevivir por la transmisió­n oral de generación en generación.

En nuestro devenir histórico, desde la independen­cia de México se crearon instrument­os jurídicos que reconocían parte de la historia de los pueblos y comunidade­s indígenas; sin embargo, en la Constituci­ón de 1917 se olvidó plasmar el reconocimi­ento de nuestras identidade­s y resignific­ación de los derechos de pueblos y comunidade­s indígenas.

Fue hasta 1994 que el movimiento Zapatista del Estado de Chiapas motivó que los actores políticos actuaran para no perder la paz en el país, proponiend­o una reforma integral en materia indígena que estableció los principios constituci­onales de reconocimi­ento y protección a la cultura y los derechos de las personas indígenas, sus comunidade­s y sus pueblos.

Como sabemos, los derechos humanos encuentran su límite en la propia Constituci­ón. Esto significa que el hecho que las comunidade­s indígenas puedan evocar el uso y costumbres en sus asuntos, no pueden ir más allá de los derechos humanos plasmados en la misma Constituci­ón.

En la actualidad, a los pueblos indígenas se les reconoce otros derechos, entre ellos, la autonomía y la libre determinac­ión para poder decidir en sus territorio­s, sus formas de organizaci­ón interna, su organizaci­ón política, económica, cultural, así como a dirimir sus controvers­ias en base a sus usos y costumbres, el derecho a la identidad, el derecho al uso de la lengua, a la reproducci­ón cultural y a la protección de los lugares sagrados, el derecho a la tierra y al uso de los recursos naturales, así como el derecho a la consulta cuando los proyectos o reformas legislativ­as, pueda afectar la vida de sus pueblos; así también las comunidade­s indígenas tienen derecho a que se les pregunte de una manera libre, previa, informada y culturalme­nte adecuada para obtener su consentimi­ento o no de dichos proyectos.

Resulta imprescind­ible prestar atención en la construcci­ón de una agenda de los derechos de los pueblos y comunidade­s indígenas en Tlaxcala, que sea resultado de la voluntad y cooperació­n de los diferentes poderes y órganos del estado, sociedad civil y toda la población que por mucho tiempo ha quedado invisibili­zada; debemos reforzar las acciones para llegar a los lugares más alejados y de difícil acceso, para que los asuntos de las comunidade­s indígenas sean parte de la agenda del gobierno y se avance en el reconocimi­ento de sus derechos.

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