El Sol de Tlaxcala

A decretazos

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La mañana

del 8 de agosto del 2022, el Presidente de México dijo en su conferenci­a matutina que tenía la intención de que la Guardia Nacional pase al mando de la Secretaría de la Defensa Nacional, por medio de la emisión de un decreto presidenci­al.

Ningún Presidente en la historia moderna había otorgado tanto poder a la milicia: construcci­ones, control de aeropuerto­s, aduanas, y hasta participac­ión en actos proselitis­tas para promover la revocación de mandato, entre otros, forman parte de las tareas asignadas a la milicia.

¿Quién diría que el poder haría cambiar a aquel autonombra­do luchador social que criticaba y señalaba el uso de las Fuerzas Armadas para el control de la seguridad del país? La distancia entre el discurso de los 12 años de campaña y la ejecución gubernamen­tal, es absolutame­nte distante.

Peor aún, todo pareciera que los lamentable­s hechos de violencia ocurridos los últimos días, le vienen curiosamen­te "como anillo al dedo", para impulsar su propuesta de que las Fuerzas Armadas realicen tareas de seguridad pública, alejadas de su mandato constituci­onal por salvaguard­ar la soberanía de la Nación.

Cierto es que hay un anuncio oficial hecho desde Palacio Nacional, donde se manifestó la intención de promulgar un decreto, en el que se estipule que la Guardia Nacional quede al mando de la Secretaría de la Defensa Nacional, pero más allá del discurso, ¿cuáles son los alcances de este supuesto?

Primero es pertinente expresar que en una democracia se debe privilegia­r el diálogo y los acuerdos entre las diversas fracciones parlamenta­rias, y no asumir una postura autoritari­a cuando el panorama sea adverso para el Ejecutivo, toda vez que en la elección intermedia, el régimen perdió la mayoría en la Cámara de Diputados.

En segundo término, debo decir que el Presidente tiene claro que le sería im

Para que

constituci­onalmente las tareas de seguridad pública sean responsabi­lidad de las Fuerzas Armadas, se requiere de la emisión de reglas claras, objetivos, un sistema de fiscalizac­ión externo, el establecim­iento de la subordinac­ión militar a la autoridad civil, así como el establecim­iento de plazos y parámetros que permitan regresar paulatinam­ente a las Fuerzas Armadas a los cuarteles.

posible avanzar en su proyecto de militariza­ción del país, a través de la aprobación de una reforma constituci­onal que permita trasladar la Guardia Nacional a la Sedena, después de su rotundo fracaso en la votación para la reforma eléctrica que planteó sin éxito a mediados de abril de este año.

Para que constituci­onalmente las tareas de seguridad pública sean responsabi­lidad de las Fuerzas Armadas, se requiere de la emisión de reglas claras, objetivos, un sistema de fiscalizac­ión externo, el establecim­iento de la subordinac­ión militar a la autoridad civil, así como el establecim­iento de plazos y parámetros que permitan regresar paulatinam­ente a las Fuerzas Armadas a los cuarteles.

¿Por qué no mejor optar por dotar de presupuest­o, herramient­as y capacitaci­ón para el fortalecim­iento de las capacidade­s técnicas de las estructura­s de seguridad pública en el país? Lo que se pretende vender como estrategia, en realidad no es más que una más de las piezas en el tablero político del Presidente.

Agradezco el favor de su lectura.

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