TRES DIETAS RECOMENDADAS
MEDITERRÁNEA
Cumple con todos los puntos de una dieta equilibrada y variada, siempre y cuando esté supervisada por un experto, a grandes rasgos, es una dieta muy completa, echa mano de los recursos naturales como los árboles de olivo, las aceitunas, el aceite de oliva extravirgen, las hortalizas y las verduras, ayuda a que haya rotación en cuanto a verduras. Es variada y rica en leguminosas, pescado y hasta pizzas hechas a base de granos e ingredientes endémicos del país.
Riga afirma que como en todo proceso puede haber riesgos. “Esta dieta no toma mucho en cuenta las necesidades de cada persona como su estilo de vida, si pasa muchas horas en el escritorio o tiene mucha actividad física, y las porciones son pequeñas.
Un principio muy bueno de ésta es que nos incita a comer vegetales, todos los alimentos derivados de las plantas, hojas verdes como espinaca, lechuga, arúgula, altas en vitaminas y fibra, además de minerales. También pepino, nueces, calabaza y brócoli; las leguminosas, garbanzos, habas, frijoles, y las que aportan grasas sanas como aguacate, frutos secos, almendras, hasta las que brindan mayor aporte de proteínas como los garbanzos y lentejas.
Se puede caer en un extremo donde puedes pensar en la idea de ya no consumir carne o productos animales, o grasas, que dependiendo de quién sea yo y mi estilo de vida, puede ser que sí las necesite. Debe ser variada y completa. No debes restringir todos los alimentos.
En lo que se basa es que el ser humano debe consumir todo lo que encontraría en la naturaleza antes de la agricultura, tal y como lo hacía el hombre paleolítico que recolectaba frutas, fresas, lechugas. Podía cazar, por eso podía comer carne, pescado y aceites.
La retención hacia los granos y caer en una idea extrema de prohibición. Pero mantenerte a este régimen no significa que lo debas llevar a los límites de lo extremo.
Ver si es una dieta para una mujer, para un hombre, un niño o un adolescente y qué estilo de vida lleva: sedentaria o deportista; cuál es el ambiente socioeconómico, el ambiente cultural, es decir, si acostumbra a comer nopal o tortilla etcétera. Lo que es adecuado para una persona no significa que es adecuado para otra.
Debe existir un equilibrio de nutrientes, entre proteínas, vegetales y carbohidratos, sin dejar de lado los micronutrientes como el omega, vitaminas y minerales. Esas dietas que se enfocan sólo en macronutrientes en la que te dicen come todo lo que sea, que sea 30%, proteínas 7% de carbohidratos, no funcionan y acabas consumiendo productos empacados que no es comida real.
Tener las porciones adecuadas. Culturalmente se piensa que siempre vas a tener hambre, pero una buena dieta resulta todo lo contrario, es en la que no tienes que pasar hambre teniendo lo suficiente. Si no estás satisfecho estarás de mal humor, eventualmente tendrás una recaída y te vas a comer todo lo encuentras por estar tan restringido.
Que no evita a ningún grupo alimenticio. ¿Qué es lo que pasa cuando no puedes comer nada más que papa o la dieta de la sandía, de vegetales etc…? Estás de mal humor, te duele la cabeza, sufres de estreñimiento, entre otros malestares.
Debes tener todos los grupos alimenticios completos: leguminosas, cereales, frutas, verduras y la proteína animal o vegetal, porque el tener todo este complemento permite que se aprovechen mejor los mejores nutrientes.
Alimentos saludables de la dotación: una sopa de jitomate, al día siguiente, un guisado con papitas cambray y calabazas; al otro, pollo, al otro, leguminosas, con esto nos aseguramos incluir todos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita y no crear deficiencias. La naturaleza nos va vitaminando en cada temporada, por eso podemos variar y aprovechar la fruta que va produciendo y otros de sus productos para no aburrirnos. Las dietas en las que a diario se come sopa de apio y jugo hacen que se caiga en la monotonía y canse.
Ana Riga dice que tomando en cuenta esto se podrían ver buenos resultados desde la primera semana. “De acuerdo a lo que yo veo en las consultas”.
“Poder regular el hambre es complicado, hay que detectar cuándo estás comiendo por hambre y cuándo es por necesidad, por otras necesidades no cubiertas como las emocionales o estrés, pero hay que saberlo canalizar una vez que llego ahí, es saber hasta dónde llevo mis necesidades, no somos robots, somos seres humanos y tenemos que entenderlo”.
Concluye que se debe tomar en cuenta la predisposición genética, “no es lo mismo que uno de nuestros ancestros no haya tenido alguna enfermedad fuerte a que alguien de la familia sea propenso a desarrollar alguna patología. Depende de las demás acciones que yo esté haciendo y de mi estilo de vida para poder lograr mi máximo potencial saludable y estar rodeado de un círculo de confianza, de amor, de apoyo, esto es bien importante y va influir muchísimo”.