Combate al suicidio, en la agenda estatal
En el transcurso de un año Tlaxcala registra 111 intentos de suicidio y por lo menos 84 casos consumados
El pasado domingo, en el estado de Tlaxcala por lo menos tres personas atentaron contra su propia vida. Por diversas causas y en distintas circunstancias, un hombre y dos mujeres intentaron suicidarse. Los tres casos mencionados lograron ser atendidos gracias a llamadas oportunas al número de Emergencias 911, a través del cual fueron canalizados a las áreas correspondientes para recibir ayuda profesional adecuada: Secretaría de Salud del Estado y los sistemas municipales para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el suicidio como “un acto deliberadamente realizado por una persona en pleno conocimiento o expectativa de su desenlace fatal”.
También señala que es resultado de una compleja interacción entre factores biológicos, genéticos, psicológicos, sociológicos y ambientales, que puede ser prevenido con el tratamiento adecuado de problemas como la depresión, el abuso de alcohol y otras sustancias igualmente dañinas, así como del seguimiento y la atención brindados a quienes han intentado suicidarse.
La conmemoración del Día Mundial para la Prevención del Suicidio este sábado 10 de septiembre tiene la finalidad de terminar con el estigma que sufren las personas que, debido a determinados trastornos mentales, han tenido algún comportamiento suicida.
LAS CIFRAS EN TLAXCALA
Según los datos aportados por el 911, en los últimos 12 meses (del 1 de septiembre de 2021 al 21 de agosto de 2022) el estado de Tlaxcala registró por lo menos 111 intentos de suicidio, de los cuales el 41 % está distribuido en los municipios de Tlaxcala, Chiautempan, Apizaco y Huamantla.
Desafortunadamente, y según la información proporcionada por el sistema del número de Emergencia 911, durante este último año en la entidad han sido consumados 84 casos, de los cuales 10 ocurrieron en el municipio capitalino, siete en Apizaco y siete en Calpulalpan. De acuerdo con los datos registrados lo más común es que estos eventos sucedan entre adolescentes y jóvenes en edades que van de los 14 a los 25 años.
Y aunque son datos oficiales, no reflejan el escenario real del problema, ya que en Tlaxcala hablar del suicidio, de su prevención y su combate, es todavía un tema tabú, por lo que muchos de los casos son ocultados o disfrazados como decesos causados por otros factores y por lo tanto no son correctamente contabilizados.
LAS ACCIONES DEL GOBIERNO
Para hacer frente a esta problemática que afecta no solamente a Tlaxcala sino a México en general y al mundo entero, y que, de acuerdo con expertos en la materia, se agudizó como consecuencia del confinamiento por Covid19, el Gobierno estatal implementa diversas estrategias.
Rubén Alejandro Di Grazia, director del Centro Estatal de Información de la Comisión Ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública, informó que se han puesto en marcha distintas estrategias que buscan reducir el índice de suicidios e intentos de suicidio en la entidad.
“Nosotros como Estado necesitamos crear nuevos escenarios, y uno de ellos es en el que estamos trabajando, pero aún nos quedamos cortos, y tiene que ver con hacer accesible la ayuda en salud mental a los jóvenes y a las personas en general, y que puedan acercarse sin mayor problema y ser atendidos inmediatamente”, informó.
Opinó que la Secretaría de Educación Pública del Estado haría bien en contratar psicólogos para brindar atención a las personas a partir de la educación básica, ya que este es un buen momento para aplicar acciones preventivas ante determinadas señales de alarma.
EL 911
Al iniciar su gestión al frente de la administración estatal, la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros ordenó la creación del Despacho de Salud Mental, al que se puede acceder a través del Número de Emergencia 911. Es por este medio que reciben y atienden los intentos de suicidio, que posteriormente son canalizados para su debido seguimiento, ya sea por parte de la Secretaría de Salud del Estado o a través del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia de los municipios, dependiendo de la gravedad de los casos.
La mencionada estrategia se ve reforzada con la impartición de conferencias sobre el tema en cuestión en todos municipios del estado y mediante la capacitación otorgada a elementos de seguridad pública y a docentes en escuelas de educación media superior, para la debida aplicación de los protocolos de actuación ante tentativa de suicidio.
A lo anterior se sumará el proyecto denominado “Salud mental al alcance de todos”, que se llevará a cabo por medio de un módulo itinerante que próximamente visitará los municipios de Tlaxcala para acercar, cada sábado, el ser
ALEJANDRO DI GRAZIA PSICÓLOGO Siempre hay que solicitar ayuda. Que la sociedad vea con normalidad el hablar sobre el suicidio, para que el tema pueda ser abordado sin mayor problema”
vicio profesional de especialistas en prevención y atención de crisis a personas que presenten cuadros de depresión y a jóvenes que necesiten ayuda, de manera que puedan ser evaluados e inmediatamente canalizados.
ES UN PROBLEMA DE SALUD
El psicólogo Alejandro Di Grazia explicó a este Diario que el intento de suicidio y el suicidio mismo no son una opción válida para solucionar los problemas de las personas, por lo que es necesario trabajar en conjunto: familia, padres, escuelas y gobiernos estatal y municipales para combatir dichas situaciones.
“La gran problemática que enfrentan los jóvenes, y que es en lo que se trabaja, no solo es la concientización, pues nuestros jóvenes también necesitan dejar de ser invisibles para sus propias familias y para el estado”, comentó.
Y es que, según dijo, una persona con tendencia suicida siempre y en todos los aspectos da señales de alerta que pueden ser identificadas por sus familiares, amigos y por quienes están cerca, ya que se trata de situaciones fundamentales para prevenir un desenlace fatal.
LAS SEÑALES DE ALERTA
“Lo primero que debe hacerse es terminar con la idea de que todos los que intentan suicidarse padecen alguna patología, pues no todas las personas atraviesan por un proceso depresivo. En general hay una terrible desesperanza que tiene que ver con la relación entre su presente y su futuro, ya que no encuentran ninguna diferencia y entonces, para acabar de sentir ese sufrimiento, buscan el suicidio”, expresó.
El experto indicó que algunas señales de alerta tienen que ver con las actividades comunes que antes motivaban a las personas en cuestión y que sin motivo aparente dejan de realizarlas, tales como practicar algún deporte o salir con sus amigos.
Di Grazia añadió que también presentan problemas relacionados con el control del sueño (a veces quieren dormir mucho) y con la alimentación, y que también externan algunos mensajes de desesperanza tales como: “Tendré que irme para no darte más problemas”, “toda mi vida será igual” o “debo bajar de peso”, entre otros.
Indicó que entre los jóvenes el consumo de alcohol y drogas, los desórdenes alimenticios, la presión que resulta de no cumplir las expectativas que los padres tienen sobre ellos y el hecho de no saber manejar su orientación sexual cuando esta es distinta a la de la mayoría y el subsecuente rechazo por parte de sus familias, son factores que también influyen en comportamientos de tendencia suicida.
LA RECOMENDACIÓN
Una de las principales recomendaciones que hace el especialista es la siguiente: “Siempre hay que solicitar ayuda. Que la sociedad vea con normalidad el hablar sobre el suicidio, para que el tema pueda ser abordado sin mayor problema”.
Indicó que, sin importar cómo esté constituída la familia, siempre hay alguien con quien se puede hablar. Los familiares deben estar al tanto de esta problemática.
Agregó que los padres deben estar cerca y muy atentos para ayudar a sus hijos, y al mismo tiempo recomendó que dicha ayuda debe brindarse con sutileza, unidad, escucha y acompañamiento, y no desde la persecución o el señalamiento.
La conmemoración
del Día Mundial para la Prevención del Suicidio este sábado 10 de septiembre tiene la finalidad de terminar con el estigma que sufren las personas que, debido a determinados trastornos mentales, han tenido algún comportamiento suicida.