¡Felicidades!... mi México del alma
Implacable, el padre tiempo no descansa; su ritmo no cesa ni retrasa. El año veintidós inicia sin tregua su último tercio y, con ello, la agonía de esta calenda anual; es septiembre, México y los mexicanos lo sabemos. Esta agenda tricolor la integraron los sucesos de la historia. Que nadie expresamente programó. Las revoluciones sociales suceden cuando deben. Son movimientos de los pueblos que empujan su vida hacia adelante. Septiembre "es de la patria".
El festejo, la vagancia, el desvelo, los fuegos de artificio, la alegría de los mariachis, los discursos de "los convenencieros" y la mesa de platillos mexicanos. Quince y dieciséis, la remembranza de cuando brotó ese histórico huracán que todo lo cambio. Septiembre acuoso, de nubes perla obscuro que se desaguan y desmayan con estrepito, desmintiendo las sequias, desbordando los caudales. Tormentas algunas incesantes, que en exceso riegan y relujan selvas y praderas. El cielo nebuloso con sus "quejidos" de estruendo, atronadores que quebrantan sus andamios; estrepito de cañón gigante, que repite su eco en valles y paredes montañosas. Con tanta agua, habrá maíz para las mesas mexicanas; se enfría la tierra, se anticipan los fríos que calan en las noches. Esas, en que laneramente abrigaditos, confortantes "apapachamos" nuestros sueños.
El dieciséis de septiembre de mil ochocientos diez, vio la luz primera como nación el México nuestro. Presagio de una guerra que once años duraría. Aniquilante de lo que fue la Nueva España; recordante de que fuimos Tenochtitlan. De aquella época, hoy solo la remembranza; septiembre es propicio para exaltar la "suave patria", esa de "superficie de maíz" de Ramón López Velarde. De cañas de azúcar, frijol; minas de oro, plata y cobre; escenario de valles, ríos, selvas, bosques, desiertos, playas, lagos, pueblitos, pueblotes y ciudades. Somos aun por estas fechas, cambiante escenario de infinitas culturas, tradiciones y costumbres. Indefinido mosaico policromo de naciones viejas, orgullosas de lo suyo desde el fondo de los siglos; peregrinas del tiempo; escultoras de
templos y pirámides. Guardianes de leyendas y saberes, que siempre han sido la codicia de fuereños que todo lo pervierten y comercian. Nación que se alimenta de una diversidad impresionante; con su naturaleza y su cultura, las manos de las madres mexicanas han producido comidas exquisitas y bebidas confortantes como el neutle, el tequila, el mezcal y el sotol. Las frutas de esta tierra, no caben en el "cuerno de la abundancia" imaginario. Nuestras fibras y colores, son plagiados por diseñadores y modistas del Planeta. Patria saqueada por ajenos. El petróleo, el oro, la plata y el cacao amasaron imperios y fortunas. Políticos y líderes descaradamente han saqueado las entrañas cavernosas de tu suelo, vaciando los "veneros de petróleo". La excesiva carga con tus metales preciosos hundió en el golfo a los galeones españoles. En la colonia, el peso mexicano 0720 fue moneda fuerte mundial antes que el dólar y dio certeza a fortunas legendarias. El cacao, enloqueció los humanos placeres europeos; hoy suiza dice ser cuna mundial del chocolate. En estos días patria querida es tu cumpleaños, por ello te festejamos y abrazamos desde el fondo de nuestro consciente amor. Con mañanitas de mariachi, atoles y tamales, moles y chilposos, aguachiles, barbacoa y zarandeados. Te amenizamos con música de tríos, de huastecos, de jarochos bailadores, con teponaxtle, chirimía y banda de viento. Todo ello con los "manteles largos" de estos días y todo eso, para honrarte. Ya preparamos por si gustas tú "itacate", con guajolote hervido; tu "ollita". Pero si quieres, "habrá recalentado". El dieciséis comeremos todos juntos con tortillas, de todos los maíces mexicanos, de "mano". Cocidas en "encalado" comal de barro; saborearemos "picaditas", "quesadillas", "tlayudas", "tlatloyos" y beberemos refrescante neutle de aguamiel recién mesclado con "semilla" de tinacal de rancho, servido en jarritos de Patámbaro. Adornaremos tu fiesta con papel de china tricolor; sahumaremos con incienso, mirra y copal de los bosques oaxaqueños. Todo queremos darte, porque de ti todo tenemos.
Es septiembre y las agendas oficiales lo saben y aprovechan para la demagogia; multiplican adornos tricolores, luces, discursos y proclamas; noche de fiesta mexicana, en que reaparecerá el concepto de patria hoy en desuso; porque la globalización, al borrar fronteras ha pretendido sepultar raíces y costumbre. Por fortuna para México, los originarios pueblos son guardianes de sus orígenes y sus identidades. ¡México, para mí, "suelo bendito"!, que de mil maneras me tiene cautivado… eres la felicidad que espumosa llora en las arenas de mis playas!... la lucecita luciérnaga que alumbra mi nocturna senda!... la húmeda brisa septembrina que mi rostro y mis cabellos bañan!... el roció madrugador de mis pétalos florales!... el picor del piquín, que adereza mi plato de pozole y hasta el traguito de mezcal o tequila que con sal gusano y limón de semilla me adormece el quince por la noche!... con los ojos te percibo en todos tus matices, tus formas y colores; con tu música te conservo en mis adentros en un baúl de nácar donde atesoro tus notas e instrumentos que al espíritu aletarga; me extasía la hermosura de tus campos; ¡me sumerjo en la arrobadora fragancia de tus arboles!... de tus lamosos bosques!... de tus flores!... hasta me olvido de que existo cuando admiro las nieves de tus cumbres y lo pétreo de sus conos blanquecinos; me asombro con esas cordilleras que separan culturas, climas y costumbres; ¡los males de mi alma y de mi cuerpo, los curo en la "farmacia" de tu naturaleza que me obsequian "bienestar"!... y cansado de tantos bienes que yo tengo de ti, sumerjo mi espíritu encontrando reposo en esos secretos estanques que tapizas de flores en tus lagos y lagunas. ¡Pero oportunista como soy!... digo y repito siempre ¡que te amo patria mía!... pero también irresponsable no empujo mis acciones para cumplir el diario compromiso que contigo tengo, de construirte a la medida de mis sueños y mi amor, ya que, ¡mientras más diga y repita que te quiero, mas debo empeñar mis afanes y esperanzas en construirte al tamaño del inmenso amor que yo te guardo! ¡Es septiembre México del alma!... que yo te haga muy feliz en este aniversario, ¡tierra de todos mis amores!