Sherlock no es el único Holmes
Enola Holmes es un personaje inventado por la escritora Nancy Springer en seis libros de misterio y aventura que tienen como protagonista a una carismática e inteligente joven. La hermana menor del famoso detective creado por Arthur Conan Doyle ahora tiene su versión cinematográfica y, a reserva de la sorpresiva crítica generacional, es fabulosa.
En 2020 la primera película adaptada de la serie es “El caso del marqués desaparecido”. En esta historia conocemos las generalidades de Enola (Millie Bobby Brown): su padre murió cuando era niña, sus hermanos Sherlock (Henry Cavill) y Mycroft (Sam Claflin) se fueron de casa desde muy jóvenes y ella se crió con su madre Eudoria (Helena Bonham Carter), quien dotó a la niña de fortaleza física y espiritual; de carácter y humanidad; de conocimiento y libertad.
El día del cuadragésimo cumpleaños de Enola, Eudoria desaparece sin dejar más rastro que algunas tarjetas pintadas por ella misma. Parecen ser las pistas que su hija debe seguir para encontrarla, aunque la verdadera pregunta es ¿quiere ser encontrada?
Mientras la cumpleañera intenta descifrar la maquinaria mental de su madre y las razones de su escape, sus hermanos regresan a hacerse cargo de ella y planean inscribirla en un internado para mujeres. Entre la sed de conocer el mundo y la necesidad de recuperar a su figura materna, la menor de los Holmes escapa y súbitamente coincide en el camino con el joven Lord Tewksbury (Louis Partridge).
Este último, bajo la misma circunstancia de escape familiar, se ve inmerso en un alboroto que involucra un asesino y una decisión política poco aplazable. Cuando la pequeña detective lo conoce decide hacer una pausa en su propio trayecto para salvar a ese desconocido que, en medio del caos, le ha dado la calma que necesitaba.
Como podría sospecharse, se trata en primera instancia de una película juvenil; sin embargo, a medida que la historia y los conflictos internos se van desarrollando, el público se amplía a niveles exagerados. El guion, escrito por Jack Thorne, permite una visión muy clara de los personajes, pero, sobre todo, de la Inglaterra del siglo XIX. Desde el subtexto, la dirección de Harry Bradbeer no dejó de lado el tema central de esta narración: la Ley de Reforma que amplió el derecho al voto a las mujeres. Hay que apuntar que la seriedad y los momentos trágicos no se dejan opacar por la comedia y viceversa, su equilibrio es justo.
Esta cinta es como un enorme plato de espagueti: sencilla, pero amena.