Amaneceres nauseabundos
El Sol de Tampico
Apenas aclara el sol y una enorme nube café se posa sobre la refinería Francisco I. Madero, en la zona sur de Tamaulipas, producto de las liberaciones que el centro procesador hace durante la madrugada aprovechando que todos duermen.
Pero la evidencia de esta contaminación queda al descubierto por el fuerte olor que se percibe en las colonias aledañas a este centro procesador, que se localiza a unos dos kilómetros de playa Miramar, considerado el destino turístico más importante de del estado.
Ubicada en el lado oriente de la ciudad, a un kilómetro aproximadamente de los mecheros del centro procesador de petróleo, está la colonia Hipódromo, con más de 5 mil familias, cuya mancha urbana prácticamente abrazan la barda perimetral del complejo.
Han aprendido a vivir y convivir con los fuertes olores que emanan del centro refinador, dicen que 30 ó 40 años han sido suficientes para acostumbrarse al olor a gas, aunque otros, a pesar de tantos años, aún no pueden comparar el aroma que persiste en el ambiente casi todos los días.
“En las noches es cuando más se perciben estos olores, después de las 10. Tengo viviendo aquí 45 años, ya el cuerpo se acostumbra, para nosotros es algo normal oler esos gases por las noches principalmente”, relata Hilaria Alcalá, residente de este sector del municipio de Ciudad Madero, Tamaulipas.
No hay día en que no “huela a refinería”, así es como lo identifican los lugareños, mientras que los visitantes se sorprenden al pasar cerca y percibir el intenso olor que, si no estás habituado, genera dolor de cabeza o ardor en los ojos.
“Ayer en la tarde, como a las tres y media, olía bastante a gas, pensé que se me había quedado abierta la llave de la estufa, regresé y no, lo que se olía venía de afuera”, detalla doña Hilaria, quien asegura que en ocasiones durante la madrugada ha tenido que levantarse a revisar su cilindro de gas pensando que hay una fuga.
El aroma se extiende por colonias como Hipódromo, Refinería, Miguel Hidalgo
Oriente y Poniente, Miramar, Emilio Carranza e incluso, dependiendo del rumbo del aire, hasta la zona centro de este municipio.
Aunque la mayoría de los pobladores sigue su vida de manera habitual, sin percibir el hedor, cuando algún familiar los visita sufren de reacciones al estar expuestos a las emanaciones de las instalaciones de Pemex.
“Cuando es muy fuerte les irrita los ojos, por tantos contaminantes que salen de la refinería” segura doña Hilaria Alcalá.
El presidente de la Asociación Mediadora para el Bienestar Inteligente y Ecológico (Ambietam), Miguel Verástegui Cavazos, explica que solamente se cuenta con el apoyo de la naturaleza mediante el viento para reducir el impacto de la contaminación generada por la refinería en la zona.
Las exhalaciones de los mecheros, que se realizan diariamente, generan además de malos olores afectaciones a la salud, pero es poco lo que se ha hecho por reducirlas, incluso se ha optado por mejor hacerlas por la noche.
El ambientalista comenta que la exposición a largo plazo a partículas finas suele asociarse con una marcada reducción en la esperanza de vida, principalmente por el incremento de la mortalidad cardiopulmonar y por cáncer de pulmón.
La reducción en la función pulmonar de niños y adultos origina el desarrollo de bronquitis asmática y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
De acuerdo con Verástegui Cavazos, la zona sur de Tamaulipas está considerada dentro de la norma NOM085SEMARNAT2011 en su fracción 4.24.7 como una zona crítica por contaminantes en el aire, principalmente por la actividad industrial y petrolera.
En el país hay sólo nueve zonas similares: cinco son zonas metropolitanas, la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Tijuana y Ciudad Juárez; las otras cuatro es donde hay refinerías: Tula, Coatzacoalcos, Salamanca y Ciudad Madero, advierte el ambientalista quien señala que en todas estas ciudades existen centros de medición y control de contaminantes a la atmósfera, mientras que la zona sur de Tamaulipas no cuenta con estas medidas para determinar la calidad del aire que se respira.
En tanto en la región, principalmente en las colonias aledañas a la Refinería Madero, siguen registrándose amaneceres con olores nauseabundos y cubiertos por una densa nube de humo y contaminación que las autoridades de los tres niveles de gobierno parecen no ver, no oler o no importarles.