Las amenazas asimétricas
Un texto comenzó a circular entre miembros del Estado Mayor Conjunto de la Defensa de Chile, conocido como EMCO, el martes 12 de abril del 2022. “La guerra de cuarta generación y las amenazas asimétricas”, de Patricio Haro Ayerve, le robó la atención a algunos altos elementos de esa fuerza, al llegar a sus bandejas de correo. Se publicó inicialmente en la revista Política y Estrategia, en el número 134 de 2019. El Coronel en retiro del Ejército de Ecuador escribe que la guerra, desde siempre, ha sido considerada como un acto colectivo de violencia que enfrenta a dos grupos organizados y armados que persiguen objetivos políticos, a ser alcanzados por la fuerza de las armas.
“Los principios de guerra aplicados en las guerras de primera generación fueron el de objetivo, que era esencialmente el enemigo, y el de masa; el terreno no era modificado y las fuerzas adversarias eran perfectamente identificadas en el orden de batalla”, recuerda Haro.
En las guerras de segunda generación surge el estado mayor como equipo fundamental de planificación, dice el Licenciado en Ciencias Militares. “El objetivo, como principio de la guerra, era el mantenimiento del terreno en el frente, se conserva el principio de masa, empieza a diseñarse el concepto de maniobra con el avance de las tropas mediante fuego y movimiento y se materializa el principio de unidad de mando”.
Se habla de movilización como la primera fase estratégica de la guerra, forma en la que el pueblo participa en los primeros grandes asuntos de la política. Surge el empleo de armas combinadas: infantería, caballería, tanques, aviones, artillería.
Escribe Haro que la Guerra de Tercera Generación no se basa en la potencia de fuego, sino en la velocidad y sorpresa, por lo que la sorpresa se considera a partir de allí un principio de guerra. “El desarrollo de la tecnología bélica permitió la evolución de esta generación de la guerra, las comunicaciones alcanzaron un nivel de seguridad considerable gracias a la encriptación de las mismas, lo que favoreció el mando y control. La inteligencia consiguió disipar la “niebla” sobre el orden de batalla”.
Dice que en estas guerras surgen otros elementos ajenos al escenario bélico: espionaje, sabotaje, terrorismo, que se utillizan para afectar el orden del enemigo. “Después de la Segunda Guerra Mundial, es decir durante la Guerra Fría y casi al final de esta generación, se identifican claramente a otros elementos “ajenos” al escenario bélico; el principal de ellos, la prensa y los equipos de reporteros que actúan directamente en las operaciones militares”.
Haro advierte que la guerra de cuarta generación se sustenta en la inteligencia estratégica obtenida del ciberespacio mediante satélites y servidores. “La utilización encriptada de computadoras que permiten la comunicación segura; mediante empleo de aviones no tripulados de ataque y drones que realizan “bombardeos quirúrgicos” de alta precisión, o drones del tamaño de un insecto equipados con cámaras de alta resolución que permiten obtener información táctica y operativa en tiempo real”.
Haro dice que en México, las organizaciones armadas y organizadas por los carteles de la droga constituyen una grave amenaza asimétrica, no operacional, que desafía al Estado mexicano. “Varios analistas consideran que “México está perdiendo la guerra contra las drogas”, debido a que a esa amenaza se le está enfrentando con una guerra de tercera generación”.