El diablo entre las piernas: un juego laico de codependencia
Arriesgado,
amado y odiado por partes iguales. Arturo Ripstein, uno de los directores más controversiales del cine mexicano contemporáneo, ha dado siempre de qué hablar.
Desde “El castillo de la pureza” de 1972, “El lugar sin límites” de 1977 y “Cadena perpetua” de 1978, es firme al denunciar lo que nadie verbaliza. En 2019, “El diablo entre las piernas” cumplió la tradición ripsteniana.
Beatriz (Silvia Pasquel) y su esposo (Alejandro Suárez), la senil pareja que protagoniza el filme, son una suerte de afiches antitéticos que anuncian sus cosmovisiones desde el silencio en una cíclica interacción con el espectador.
La señora, acostumbrada a los reclamos, insultos y agresiones de su esposo, ha desarrollado una relación de codependencia que la obliga a vivir en el encierro y, de cuando en cuando, salir a hurtadillas de la casa para tomar clases de baile y recuperar por lo menos una parte de su vida después de la eventual partida de sus hijos del núcleo familiar. Por su parte, celoso y altivo, el viejo visita con frecuencia a su amante, una mujer distinta, pero no más importante que Beatriz.
Decidida a manifestar lo humana y pasional que es, Beatriz sale un día con la única promesa de intimar con otro hombre y demostrarse lo deseada que puede llegar a ser sin prevenir que al regreso de ese furtivo evento se desatará el peor de sus castigos.
En el encierro, la única lectora del drama en esa casa es Dinorah (Greta Cervantes), la joven empleada del hogar. Destinada a romper la cuarta pared y convertirse, entre heroína y antagonista, en una actante más de esta historia escrita por Paz Alicia Garciadiego.
El recurso narrativo del blanco y negro como filtro en toda la película evoca un pasado tortuoso de opresión patriarcal que, aun lleno de colores, nos sigue invadiendo. Sin embargo, esa reminiscencia es un claro aviso de la bestialidad y naturalidad con la que se conducían las relaciones amorosas de hace décadas implantadas en cualquier escenario de México y que, ante cualquier otro pronóstico, en arte se convierten.
“El diablo entre las piernas” es poderosa y contestataria desde su particular manera de reflejar cotidianidad, sexualidad, el peso de la familia y los giros de vida demarcados en un abrir y cerrar de ojos. Un ejercicio narrativo que parte de la ficción y se instaura en la verdad.